Laurent Cantet: cine francés con mirada social

Uno de los grandes directores del cine francés de las últimas décadas estuvo de paso por el país para presentar “Regreso a Ítaca” y “El atelier”, sus más recientes filmes. Este último se estrena la semana que viene en Argentina.

Laurent Cantet, uno de los grandes cineastas franceses de las últimas tres décadas, con obras como “Recursos humanos”, “El empleo del tiempo”, “Bienvenidas al paraíso” y “Entre los muros”, está en Buenos Aires para presentar sus dos últimas películas: “Regreso a Ítaca” y “El atelier” programadas en el festival Arfecine y en Les Avants Premieres.

En “Regreso a Ítaca”, presentada en 2014 en la competencia del Festival de Venecia, el cineasta se unió a el escritor cubano Leonardo Padura, para contar la historia de un grupo de cincuentones, amigos desde su juventud, que se reencuentran en la terraza de una casa en La Habana con motivo de la llegada desde España del único del grupo que emigró, una noche en la que repasan, a su manera, las viejas pasiones y lo que no fue.

En “El atelier”, la última de sus obras, Cantet pone en escena a un grupo de jóvenes reunidos por una escritora que está al frente de un taller de literatura veraniego en el que deberán trabajar un thriller, ejercicios en los que cada uno de ellos revela su postura frente a una sociedad que los margina, pero en particular uno que precisamente por sus propias angustias elige unirse a grupos claramente neonazis.

En relación con estos filmes, “El atelier” con estreno comercial previsto para la semana próxima, y con su modo de ver el cine, Télam dialogó con Cantet en un hotel del barrio de Recoleta.

P- En su cine hay una constante observación de fenómenos sociales. ¿Es su gran preocupación?

R- Sí, una obsesión por lo social, por los grupos como primera unidad de lo social. Mi idea es crear un microcosmos que lleve a una relación más íntima entre y con los personajes. También es una forma de observar mejor a toda la sociedad. Creo que esto viene de la necesidad del grupo para existir. Soy un ser social, necesito ser parte de un grupo, y al mismo tiempo también encontrar las dificultades de ser parte de él.

P- Hace veinte años “Recursos humanos” fue un título que hizo punta en el tema de las relaciones laborales en un mundo cada vez más excluyente…

R- Cuando comencé a pensar “Recursos humanos”, mucha gente me decía: “¿A vos te parece que la gente que trabaja todo el día va a ir a ver una película que muestra a gente con problemas laborales?”. Sin embargo, en ese momento me pareció importante dar una imagen real de nuestra vida, dar la palabra a la gente, a los trabajadores, darles mi micrófono y mi cámara en un mundo en el que que en general no están visibles. Me pareció muy importante.

P- Hubo quienes relacionaron aquella historia con las de las películas de Ken Loach…

R Me gusta mucho el cine de Loach, pero hay una distancia que nos separa. El es un militante, que ve sus películas como un acto político que puede cambiar el mundo, lo que me parece hermoso, mientras que en mi caso trato de observar qué es lo que le pasa al mundo. Me gustaría hacer ese tipo de cine, pero no soy militante como él. En “El atelier” el eje está en la violencia que se da en las relaciones sociales, en la dificultad de los jóvenes para encontrar un lugar en este mundo. Me gusta compartir estas preguntas pero no necesariamente dar respuestas.

P- ¿Hay un correlato entre “El atelier” y la anterior “Entre los muros”?, las dos con adolescentes o poco más como protagonistas…

R- Creo que el correlato está en la mirada puesta sobre los jóvenes de hoy, ahí estaría la correlación, aunque los jóvenes están en una atrás situación muy distinta, porque en “Entre los muros” rondan los 13 años y en la última los 20, cuando ya tienen que tomar decisiones de vida muy importantes. Además, entre una y otra hay una década, y el mundo cambió mucho. Hoy ser joven es mucho más difícil que hace diez años. Lo que sí tienen de parecido las dos películas es que hay un problema en la imagen que los adultos tienen de los más jóvenes, un problema de mirada. Es una cuestión que vamos a tener que resolver en algún momento: cómo miramos a los jóvenes sin juzgarlos sin intentando imponerles nuestro modo de pensamiento.

P- La confusión entre los jóvenes puede aceptarse, pero con los adultos la cosa cambia…

R- Olivia, la novelista al frente del taller en “El atelier”, está confrontada con algo muy complejo que me remite a mi propia impotencia de entrar en contacto con esta juventud de hoy. Ella toma el riesgo de entrar en contacto con sus alumnos e intenta ordenar de a poco sus pensamientos. Aceptando eso ella también acepta ser modificada, porque para mí es importante que la transmisión no sea en un solo sentido, que nosotros también podamos modificar nuestra forma de pensar el mundo.

P- ¿Qué le pasa al joven más conflictivo del grupo de “El atelier”?

R- Creo que está aburrido de la rutina de esa ciudad donde los días se repiten y se repiten, donde no se siente protegido, un lugar del que en verdad quiere huir, quizás construir algo en otro lugar que no es ese.

P- En “Regreso a Itaca” hay como una mirada a un grupo humano que en viejos tiempos soñaba con un futuro que finalmente no fue…

R- La nostalgia de una época en la que podían creer en algo, en la que cada uno estaba más o menos involucrado en la Revolución Cubana y tres décadas después o más tienen las desilusiones de los tiempos que corren. Todo está muy a la vista, sin embargo a mí me remitió a mi propia desilusión, de cuando era más idealista. La diferencia entre el Mayo Francés y lo que ocurrió en Cuba, es que uno fue muy corto y en cambio los cubanos todavía siguen padeciendo, porque pelearon mucho en su momento, por algo que no fue, lo que lo hace mucho más cruel. Vuelven a poner en tela de juicio y a interrogarse a propósito de lo que construyeron, por qué lucharon. Para mí fue una experiencia muy enriquecedora porque para mí Cuba era un enigma y creo que Leonardo (Padura) me ayudó a desenredar los hilos de esta intriga.

P- Volviendo a “El atelier”, ¿hay un rebrote neonazi en la juventud francesa?

R- Sí. Creo que los simpatizantes de la extrema derecha están creciendo y creo que la captación de los jóvenes por parte de los extremismos es por vía de la seducción. La estrategia de los extremismos es atraer a los jóvenes que tienen poca esperanza de un futuro en la vida, necesitados de un lugar. Los extremismos les ofrecen soluciones fáciles, en la que ellos se encuentran activos. Si no se les da a los jóvenes un papel en el mundo en que viven obviamente van a recurrir a los extremismos.

Tres básicos de Laurent Cantet

“Recursos humanos” (1999)

“Regreso a Ítaca” (2014)

“El atelier” (2017)


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