Libertad o libertad económica

Darío Tropeano*


El «sistema de la libertad» se está volviendo cada más salvaje y policíaco a medida que se acelera su crisis porque su consenso interno se ha quebrado.


Hasta hace pocas semanas asistíamos en las principales ciudades de nuestro país,  con asombrosa regularidad,  a las denominadas “marchas por la libertad”. En ellas confluían comerciantes que presionaban por la apertura de sus actividades, antivacunas, descubridores del nuevo orden mundial y otras conspiraciones globales, con un vector conductor : algunos dirigentes opositores intentando aprovechar una situación política a su favor frente a la crisis (económica-sanitaria-social) existente.


 Ante la ausencia de propuestas, soluciones y dialogo , la especulación política vacía de contenido, el odio y la división de las sociedades. Una receta aplicada mecánicamente en todo nuestro continente a través de diversas organizaciones de propaganda  (trolls y redes sociales ) y otros centros de estudios que hace varias décadas elaboran proyectos de ingeniería social. Pero lo cierto es que cuando observamos qué sucede en los “paraísos de la libertad individual”, salvo excepcionales casos,  vemos el desarrollo de un vertiginoso acortamiento de aquellos famosos derechos a la libertad individual y orden democrático instaurados por la revolución francesa.


Los derechos a “la economía libre” del orden neoliberal de la globalización, en realidad importaron la eliminación a las restricciones de las multinacionales a los mercados globales, la exportación de empleo hacia los países asiáticos  y la llamada “ financiarización”  del capitalismo occidental:  el valor lo acumulan unos pocos (hace unos años se hablaba del 1% , hoy del 0,1% de la población), los que manejan las finanzas , usando incluso las empresas para ello –endeudándolas–  alimentadas con dinero público gratuito (en los EE.UU, en Europa, Japón) .

Frente a la crisis terminal de ese modelo de devastación económica y social, las libertades hoy se encuentran en retroceso. No en la Argentina por cierto, donde la falta de disciplina social a un proyecto de desarrollo es alarmante, la autoridad de la palabra y las instituciones se ahogan en un vacío,  y el cuestionamiento sistemático todo lo impregna y paraliza, sino justamente en los países donde los “adoradores de la libertad” creen encontrar una referencia de modelo de vida.


Abundan los videos en internet de personas detenidas en las playas de Australia por lo llevar barbijos , ancianos en Inglaterra arrestados en las plazas por la misma situación, embarazadas detenidas en las calles en Nueva Zelanda por ello, personas detenidas en una cafetería Starbucks en el centro de Londres por no respetar el distanciamiento social, censura de miles de sitios web  y opiniones diversas en Facebook o Twitter, vigilancia electrónica a comunidades enteras con drones en los Estados Unidos, o helicópteros policiales en las playas de España instando al distanciamiento social y uso de barbijos.


La semana anterior fue arrestado en Londres Piers Corbyn, el famoso organizador de 74 años de las protestas anti-cierre Unite For Freedom y multado con £10,000. La Policía de Melbourne en Australia ha contratado drones para vigilar y detener personas que no usen barbijos y hacer seguimiento de automóviles que se alejan más de 5 km de sus casas, e incluso ha detenido al periodista Avi Yemini por filmar las protestas en la ciudad.


Se anunció que el Departamento de Seguridad de los EE.UU. ( natlawreview.com)  comenzará a recopilar datos biométricos de ciudadanos de ese país e inmigrantes que incluyen escaneos de iris y huellas de voz , características biológicas y fisiológicas de cada individuo. Las nuevas reglas permitirán que la DHS  solicite, requiera o acepte resultados de pruebas de ADN , que incluyen un perfil parcial para solicitantes de beneficios sociales.


La libertad en el actual sistema económico de brutal concentración de la renta ha venido siendo sostenido en la capacidad económica que puede tener una persona: frente a mayor capacidad económica, más libertad. Esa ha sido y es la ecuación: quien tiene ingresos por $ 35.000 no tiene la misma libertad de quien gana $ 250.000. Y todos los que leen esto saben a qué me refiero.


Los derechos estatales incluso dependen de su acceso a la capacidad económica, de relaciones o incluso de lobby que disponen las personas. Vean si no lo que sucede en los EE.UU: existe un mercado regulado para la sanción de leyes, con lobistas acreditados en el Congreso contratados por multinacionales para captar un legislador que impulse la sanción de una ley obteniendo voluntades de sus colegas, para luego pagar las comisiones.


El “ sistema de la libertad “ se está volviendo cada más salvaje y policíaco a medida que se acelera su crisis porque su consenso interno se ha quebrado : es una máquina de excluir personas, empobrecer y exigir más sacrificios, tratando de sofocar las consecuencias sociales que la crisis del covid-19  ha evidenciado con crudeza. Para ello se necesita control social, extremarlo a través de medidas estatales y  autoritarismo tecnológico (la posverdad, el big data, las redes, el cuestionamiento a verdades evidentes).


Mientras tanto, la Argentina navega en su propio desorden nacional, rica pero empobrecida, atada a muchos modelos del pasado que le impiden crecer pero intentando vanamente incluir a grandes mayorías, olvidando que solo las pymes harán vivible el país,  buscando un referente externo que las financie pero sin aceptar que en sus propias fuerzas productivas se halla la ansiada luz.  


* Abogado. Docente de la facultad de Economía, Unco.


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