Llegó y se fue del hospital con una bala en la cabeza

El proyectil quedó debajo del cuerocabelludo incrustado contra el hueso del cráneo. El neurocirujano dijo que no era necesario retirarlo y el joven volvió a su casa caminando.

SEGURIDAD

Un joven de 27 años ingresó el lunes en la guardia del hospital zonal cuando caía la noche. El médico revisó al paciente y advirtió que tenía una lesión en la cabeza. Cuando solicitó más información, el joven explicó que había recibido un disparo de arma de fuego.

El profesional constató, sorprendido, que el proyectil había quedado alojado debajo del cuero cabelludo, incrustrado contra un hueso del cráneo.

El joven estaba consciente y sólo presentaba el sangrado por la lesión en el cuero cabelludo. “Estuvo todo el tiempo lúcido”, afirmó una fuente del hospital que conoció de cerca el caso. “El proyectil quedó alojado en el cráneo”, explicó.

Comentó que el médico de guardia pensó que la bala había provocado una posible fractura de cráneo. Por eso, se convocó de inmediato al neurocirujano para que revise al paciente con el objetivo de evaluar las lesiones.

El especialista dispuso que se le practique de manera urgente una tomografía computada. El joven fue trasladado en ambulancia hasta el Sanatorio San Carlos donde se le hizo el estudio de alta complejidad, porque el tomógrado del hospital zonal está fuera de servicio y en reparación.

Desde el hospital avisaron alrededor de las 21.15 a la Policía del ingreso de una persona lesionada por arma de fuego. El subcomisario Sandro Simenoff informó que personal de la subcomisaría 80 concurrió al hospital para entrevistar al lesionado, porque tiene su domicilio en Namuncurá al 1900, que forma parte de la jurisdicción de esa unidad policial.

Sin embargo, el joven se rehusó a dar información sobre el hecho a los policías. No aportó ningún dato del autor del disparo. Sólo mencionó que la agresión ocurrió en inmediaciones de su domicilio.

La tomografía descartó la fractura de cráneo y el neurocirujano consideró que no era necesario someter al paciente a una cirugía para extraer el proyectil. Explicaron que a veces se opta por no extraer la bala porque se puede ocasionar un daño mayor con la intervención quirúrgica. Por eso, se seguirá la evolución del paciente por consultorio, explicó el médico consultado.

Tras la limpieza de la herida y la curación necesaria, al paciente se le aplicó la vacuna antitetánica. Después, se retiró caminando de la guardia alrededor de la medianoche.

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