Londres alumbró una nueva estrella

El suizo Roger Federer le ganó a Philippoussis.

Londres vivió ayer una de esas jornadas que el paso del tiempo podrá convertir en épicas e inaugurales El título conseguido por el suizo Roger Federer (Basilea, 1981) guarda, naturalmente, dimensiones notables, pero no es solo por eso que lo de Londres de ayer quedará sellado en la historia. Su triunfo en Wimbledon pareciera inaugurar una nueva era en el tenis moderno. Transmitió la sensación de ser la primera nota de un tenista que trae nueva música para el circuito. El grito primal de quien viene a cambiar la forma y aspira a la estatua. No hay duda de que el césped londinense alumbró una nueva estrella Federer consiguió su primer título de Grand Slam luego de ganarle a Mark Philippoussis, el «Bombardero de Melbourne», por 7-6, 6-2 y 7-6. Lo hizo tras casi dos horas de tenis superlativo, lo más cercano a la belleza y perfección que se vio en una cancha de tenis en los últimos meses De igual modo que había eliminado a Andy Roddick en la semifinal, el suizo volvió a flotar sobre el césped, simplificando lo complejo, montado al aura de su talento. «El flashback que provoca verlo jugar recuerda a Pete Sampras y a Henry Leconte» aseguró «The New York Times» en su edición de ayer. Por qué no a John McEnroe también. Todos jugadores que elevaron al tenis a un nivel que rozaba el arte McEnroe, precisamente, fue uno de los que criticó antes de Wimbledon la falta de jugadores de calidad y el desborde de sacadores del circuito. Federer es, sin duda, una brisa de aire nuevo. El suizo además cerró las puertas de las acusaciones de poca entereza mental que caían sobre en él. En especial le enrostró su verdad al ex campeón Boris Becker, quien lo había tildado de temeroso, sin la furia de campeón. Federer demostró que para llegar a la cima no es ineludible tirarse de palomita para volear «Por supuesto, tiene un talento enorme», reconoció Philippoussis. Su rival no le dio ninguna chance. Voleó con precisión admirable, sin esfuerzo. Lo pasó en la red cuando quiso con su revés exquisito, lastimó con sus aproachs, conectó aces. Federer demostró ayer que hace de todo. Y lo hace bárbaro Su título significó el primer Grand Slam para un tenista suizo. «Vino mucha gente desde casa, en Basilea, para este partido y es tan lindo por compartir este momento con ellos (…) gracias a todos», saludó En ese instante, los gestos y las palabras del suizo conmovieron tanto como sus voleas. Su voz se quebró, conmovido por la inmensa importancia del acontecimiento en el que él era el protagonista estrella Federer, que se crió en la parte alemana de Suiza pero aprendió a jugar al tenis en el sector francés, rescindió su contrato de representación con la gigante IMG una semana antes de Wimbledon. Buscaba otra vez manejarse con simpleza, volver a las fuentes. No se dio cuenta de que con el triunfo de ayer, todo el tenis recuperó parte de su esplendor perdido, el brillo de un tiempo en el que la raqueta era un pincel.


Londres vivió ayer una de esas jornadas que el paso del tiempo podrá convertir en épicas e inaugurales El título conseguido por el suizo Roger Federer (Basilea, 1981) guarda, naturalmente, dimensiones notables, pero no es solo por eso que lo de Londres de ayer quedará sellado en la historia. Su triunfo en Wimbledon pareciera inaugurar una nueva era en el tenis moderno. Transmitió la sensación de ser la primera nota de un tenista que trae nueva música para el circuito. El grito primal de quien viene a cambiar la forma y aspira a la estatua. No hay duda de que el césped londinense alumbró una nueva estrella Federer consiguió su primer título de Grand Slam luego de ganarle a Mark Philippoussis, el "Bombardero de Melbourne", por 7-6, 6-2 y 7-6. Lo hizo tras casi dos horas de tenis superlativo, lo más cercano a la belleza y perfección que se vio en una cancha de tenis en los últimos meses De igual modo que había eliminado a Andy Roddick en la semifinal, el suizo volvió a flotar sobre el césped, simplificando lo complejo, montado al aura de su talento. "El flashback que provoca verlo jugar recuerda a Pete Sampras y a Henry Leconte" aseguró "The New York Times" en su edición de ayer. Por qué no a John McEnroe también. Todos jugadores que elevaron al tenis a un nivel que rozaba el arte McEnroe, precisamente, fue uno de los que criticó antes de Wimbledon la falta de jugadores de calidad y el desborde de sacadores del circuito. Federer es, sin duda, una brisa de aire nuevo. El suizo además cerró las puertas de las acusaciones de poca entereza mental que caían sobre en él. En especial le enrostró su verdad al ex campeón Boris Becker, quien lo había tildado de temeroso, sin la furia de campeón. Federer demostró que para llegar a la cima no es ineludible tirarse de palomita para volear "Por supuesto, tiene un talento enorme", reconoció Philippoussis. Su rival no le dio ninguna chance. Voleó con precisión admirable, sin esfuerzo. Lo pasó en la red cuando quiso con su revés exquisito, lastimó con sus aproachs, conectó aces. Federer demostró ayer que hace de todo. Y lo hace bárbaro Su título significó el primer Grand Slam para un tenista suizo. "Vino mucha gente desde casa, en Basilea, para este partido y es tan lindo por compartir este momento con ellos (...) gracias a todos", saludó En ese instante, los gestos y las palabras del suizo conmovieron tanto como sus voleas. Su voz se quebró, conmovido por la inmensa importancia del acontecimiento en el que él era el protagonista estrella Federer, que se crió en la parte alemana de Suiza pero aprendió a jugar al tenis en el sector francés, rescindió su contrato de representación con la gigante IMG una semana antes de Wimbledon. Buscaba otra vez manejarse con simpleza, volver a las fuentes. No se dio cuenta de que con el triunfo de ayer, todo el tenis recuperó parte de su esplendor perdido, el brillo de un tiempo en el que la raqueta era un pincel.

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