Los demócratas se hacen fuertes en el Congreso ycondicionan a Bush

Amplia mayoría en Representantes, cerca en el Senado y 28 gobernadores. El presidente ya ofreció negociar áreas de interés como la economía. Hillary Clinton y John Mc Cain se destacan como "presidenciables".

WASHINGTON (AP/AFP).- El presidente George W. Bush asumió ayer su responsabilidad en la derrota electoral republicana, horas después de que perdiera el control de la Cámara de Representantes a manos de la oposición demócrata, lo que anticipa difíciles días para sus dos últimos años de mandato.

Por primera vez desde 1994, la oposición logró la mayoría en la Cámara de Representantes, al arrebatarle unos 30 escaños a sus rivales, aprovechando la impopularidad del presidente y su gestión de la guerra en Irak. De hecho, el primer fusible de la derrota en los comicios, considerados por muchos como un referendo al gobierno de Bush, fue el titular de Defensa, Donald Rumsfeld, mentor de la guerra en Irak.

Los resultados finales del Senado están pendientes de un nuevo recuento en Virginia (este). Allí el demócrata Jim Webb lleva una ventaja de 8.000 votos sobre el republicano George Allen, que tenía aspiraciones presidenciales. Si los demócratas ganan la banca en juego en ese Estado, se harán con el control de esa Cámara el sumar 49 escaños, más los dos independientes allegados a ese partido, frente a 49 republicanos.

La oleada demócrata no se limitó a la Cámara de Representantes. La oposición ganó seis nuevos gobernadores, con lo que tendrá mayoría en los gobiernos de los 50 estados por primera vez en 12 años.

El gobernante felicitó ayer a los opositores por la conquista de la Cámara Baja y las ganancias en el Senado en los comicios de medio término, al tiempo que abrió la puerta a una posible «área de entendimiento» con los demócratas: la economía.

Bush citó entre los temas a abordar el del salario mínimo, que los demócratas prometieron aumentar en las primeras 100 horas posteriores a la toma de control en el Legislativo, en enero próximo, o la financiación del sistema de seguro de salud y el de jubilaciones.

«Como cabeza de los republicanos, asumo mi parte de responsabilidad en la derrota», dijo Bush en su primera conferencia de prensa tras unas elecciones que dejaron a los republicanos sin hegemonía en el Congreso.

«Fue una paliza'', admitió Bush . «Obviamente estoy decepcionado con los resultados''. Sin embargo, advirtió: «a nuestros enemigos: no se alegren. No confundan el funcionamiento de nuestra democracia con una falta de voluntad. Nuestra nación está comprometida a conducirlos hacia la justicia», dijo.

Bush envió varios mensajes para dar al mundo seguridad de que no habrá un giro drástico en la política de su país para Irak. «Al pueblo de Irak le decimos que no tema porque Estados Unidos seguirá al lado de ustedes», dijo.

El Partido Republicano presenció la caída de varios de sus representantes atribulados por escándalos, tanto sexuales como de corrupción. Una mayoría de electores que fueron sondeados en todo el país manifestó que el repudio a la corrupción influyó fuerte en el voto.

El actual presidente de la Cámara de Representantes, Dennis Hastert, considerado mano derecha de Bush en el Congreso, ya no se postulará para dirigir a su bancada. La decisión de Hastert allana el camino para una intensa pugna de sucesión, probablemente entre los representantes John Boehner (Ohio), Mike Pen-ce (Indiana) y Joe Barton (Te-xas). De la debacle sólo pareció salvarse el reelecto gobernador de California, por amplio mar-gen, Arnold Schwarzenegger.

En la oposición, la victoria permitirá que por primera vez en la historia una mujer sea la presidenta del ente legislativo: la californiana Nancy Pelosi. Pelosi declaró que los estadounidenses «se pronunciaron a favor de un cambio, a favor de un nuevo rumbo para todos los estadounidenses'' incluyendo la guerra en Irak.

La senadora demócrata por Nueva York, Hillary Rodham Clinton, y el senador republicano por Arizona, John McCain, son considerados los principales candidatos por sus respectivos partidos. Clinton logró la reelección en el Estado de Nueva York con el 70% de los votos, un resultado que consolidó sus aspiraciones presidenciales para 2008. El gobernador hispano de Nuevo México, Bill Richardson, logró la reelección con casi el 70% de los votos, lo que refuerza sus intenciones de presentarse a las primarias demócratas para las elecciones presidenciales. El ex alcalde de Nueva York, Rudy Guiliani, otro republicano, podría cambiar la competencia si lanza su candidatura.

 

Enojo hispano

En estos comicios, los republicanos dilapidaron el capital que había logrado Bush en la comunidad hispana, la minoría más importante del país con 42,7 millones de personas y con un peso electoral determinante en Estados que pueden ser clave en 2008 como Florida, Nuevo México o Arizona. El 73% de los hispanos apoyaron a demócratas y sólo un 26% a los republicanos, muy debajo del 40% que alcanzó Bush en 2004.


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