Los ejes de la denuncia

El reporte es en realidad un compendio de los 235 informes que Rodríguez le presentó entre los primeros días del 2011 y agosto del 2013 a Garré, con información precisa y detallada sobre el narcotráfico en el Bajo Flores y sus vínculos con la policía. Estos son algunos aspectos destacados de la denuncia: • Antigüedad. En Argentina se produce cocaína desde hace diez años. En la villa 1-11-14 primero apareció una pequeña organización que tenía una cuadra, saltó una manzana, a otra, y hoy tiene 10 laboratorios en 15 manzanas de territorio liberado. Su cabeza sería Marcos Antonio González Estrada, con prisión domiciliaria en su lujoso country de Ezeiza, y su grupo familiar: 12 hermanos, primos y sobrinos en Buenos Aires y en Lima. • Estructura. “Se rigen por sus propios poderes y ‘leyes’, nadie ingresa sin autorización, tienen una estructura cuasi militar y operan ante la absoluta ausencia del Estado Nacional y del de la Ciudad. Existen ‘soldados’ y también “oficiales”, buena parte de los cuales habrían pertenecido a Sendero Luminoso. • En la villa del Bajo Flores hay “300 ‘soldados’ peruanos armados con FAL, AK 42 y AK 47” e incluso “Uzi y mini Uzi”. • Los laboratorios. Se les dice cocina, pero son laboratorios con controles de calidad con ingenieros, técnicos químicos, etc. • La producción. Para mercado interno y exportación. “En mis primeros ingresos a la villa fui con un vecino que compraba ahí y me habilitó la entrada. Había colas como en las panaderías los domingos. A su vez, yo hablé con dos individuos, uno de Paraná y otro de Rosario, que venían a comprar los jueves para revender los fines de semana”, dijo Rodríguez. Las rutas internacionales de cocaína las manejan pools integrados por mexicanos e italianos asociados. • Ingresos. Un laboratorio mediano puede producir 10 kilos medianos. Diez laboratorios: unos 100 kilos, a 12.000 dólares el kilo de máxima pureza, serían 1.200.000 dólares diarios.


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