Lanzan hoy el segundo Saocom que dará al país una mirada única del planeta

El segundo satélite de la constelación permitirá completar un sistema de medición de la humedad único en su tipo. El proyecto condensa las virtudes de la ciencia aplicada de nuestro país.

La puesta en órbita del segundo satélite Saocom 1, cuya fecha de lanzamiento fue ratificada para esta noche, condensa en su desarrollo y construcción el símbolo del avance de la tecnología aplicada en nuestro país. Sinergia, participación público-privada, conocimiento, incorporación de tecnología, sustitución de importaciones e innovación en el campo espacial, dieron como resultado dos aparatos únicos en su tipo que, con la colaboración de otros cuatro italianos que conforman una constelación, permitirán observar la Tierra con especial sensibilidad en cuanto a la humedad y con un radar que atraviesa nubes y hasta la superficie del planeta.

El Saocom 1B está en la base de Cabo Cañaveral, en Estados Unidos, desde marzo. Iba a lanzarse en el primer semestre del año pero la pandemia postergó todo. Y cuando estaba todo listo, a finales de julio, una decisión regulatoria de la Fuerza Aérea estadounidense volvió a posponer la cuenta regresiva, sin certezas de fechas aún.

Antes del satélite argentino debían ser colocados en órbita cuatro estadounidenses de una agencia de inteligencia. Ese lanzamiento se abortó en la madrugada de ayer, pero el gobierno argentino ratificó que el Saocom 1B estará en órbita esta noche.

El cohete lanzador Falcon 9, de la empresa Spacex, la misma que acaba de traer de regreso de la Tierra a dos astronautas de la NASA que viajaron a la Estación Espacial Internacional, dejará al Saocom 1B en su órbita, a 620 kilómetros de nuestro planeta.

La operación tiene sus complejidades porque debe ser liberado en el sitio exacto del espacio para que orbita en las antípodas del 1A, que ya da vueltas desde hace dos años.

Cuando uno de ellos pase por el Polo Norte, el otro estará sobre la Antártida.

“Cada uno da 15 vueltas a la Tierra por día y toma 125 imágenes. La misión se completa con cuatro satélites de la Agencia Espacial Italiana y tendrá la capacidad de revisitar un sitio del planeta cada 12 horas”, explicó Álvaro Soldano, subgerente de Aplicaciones y Productos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), dueña de los Saocom.

Invap, la empresa del Estado rionegrino con sede en Bariloche, fue el contratista principal del proyecto, pero hubo participación de otras compañías, como la también estatal Veng, de Córdoba, que fabricó la antena, un radar de apertura sintética de 35 metros cuadrados, y decenas de pymes de base tecnológica.

“Saocom es un excelente ejemplo de un derrame hacia otras áreas”, le dijo a Río Negro Fernando Hisas, gerente de Proyectos Satelitales de la Conae.

¿Por qué dos? “Es un instrumento duplicado”, explicó Soldano.

La idea es que haya dos Saocom (los 2A y 2B) preparados para cuando el fin de la vida útil de la primera versión los haya transformado en basura espacial (que es un tema en sí mismo), apuntó Hisas.

Por dónde

A diferencia de los satélites geoestacionarios Arsat, que orbitan a 36.000 kilómetros de la Tierra, alineados con los paralelos y a una velocidad tal que permanecen en el mismo punto respecto del planeta, los Saocom giran como si fueran meridianos sobre los polos.

Les basta con seguir la fuerza de la órbita; el cambio de posición respecto de la Tierra se lo da el propio giro del planeta sobre su eje, que es a una velocidad de 8 kilómetros cada 28 segundos.

Cada uno de los seis satélites deben estar alineados con retrasos respecto del que lo antecede para “iluminar” el mismo sitio con su antena cuando pase tiempo después.

La fuerza de la órbita es un dato que estremece a los que se asoman al mundo espacial por primera vez: 27.000 kilómetros por hora.

Para qué

“Harán un monitoreo sistémico sobre la evolución de cada uno de los eventos sobre la Tierra que puedan generar una catástrofe”, apuntó Soldano respecto de la misión principal.

Pero tiene aplicaciones muy diversas:

Producción agropecuaria: como tiene una enorme capacidad para medir la humedad detecta datos clave para cultivos, especialmente porque su radar puede “ver” hasta 2 metros por debajo de la superficie. Puede medir además el nivel de vegetación, colaborar en el control de plagas y otorgar datos claves para la estimación de los rindes.

Hidrología: los Saocom tienen una gran sensibilidad para detectar superficies de agua y, como se dijo, hasta debajo de la tierra, lo que permite prevenir inundaciones y advertir sequías. En los valles irrigados del río Negro o de la Confluencia neuquina, que conforman un oasis, es una herramienta ideal para evaluar la eficiencia de los sistemas de riego.

Crecidas: pueden determinar el caudal de los ríos con cierta exactitud. Se transforma en una herramienta fundamental, que fue validada con los datos de las estaciones de aforo que tiene los ríos de la cuenca del Negro (como Limay, Neuquén, Collón Cura).

Nieve y glaciares. En tiempos de fusión por deshielo, se pueden utilizar estos satélites para estimar el derrame, dato clave para conocer el comportamiento de los cursos de agua durante los meses siguientes.

Seguridad oceánica: ayuda al combate de la pesca ilegal en el Mar Argentino porque puede detectar barcos.

Por qué

Invap no podría haber desarrollado su área de radares si no fuera por el proyecto Saocom. Lo afirma Hisas con conocimiento: trabajó en Invap hasta que se fue a la Conea. Es uno de los ejemplos de sinergia virtuosa.

El radar de apertura sintética es la joya de estos satélites. Fue construido en Córdoba por la empresa Veng, que pertenece a la Conae, pero también hubo participación de la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEA).

“Hubo que aprender cómo desarrollar y construir un radar de esta complejidad”, recuerda ahora Hisas. Antes de llegar al producto final, se hicieron ensayos con prototipos y estudiar mucho: científicos de Invap y la Conae.

Este “know how” es lo que le permite a Invap ahora construir radares para aeropuertos y para meteorología, además de los 3D de control de frontera.

Pero además -hizo notar Hisas- hay entre 12 y 15 pymes de base tecnológica con un nivel muy alto y una cantidad difícil de determinar de otras menos complejas que participaron en la construcción.

Cuánto

Hace 20 años que se unen aprendizaje, esfuerzo y trabajo para alcanzar un desarrollo como este. También hizo falta dinero, mucho dinero. El Estado nacional destinó unos 600 millones de dólares para la misión.

La empresa Veng está comercializando los servicios del Saocom 1A, pero es difícil financiar nuevos desarrollos con esos ingresos.

La exportación de esta tecnología permitiría costear nuevos proyectos. De hecho, Invap se asoció con la empresa espacial turca para desarrollar “smallgeos”, satélites mucho más pequeños, de comunicaciones.

Por ahora, la idea que empujó los esfuerzos para los Saocom es más estratégica que comercial.


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