María Esther de Miguel abandona a los próceres
Más suspenso y un poco menos de historia en su última novela "El palacio de los patos"
Buenos Aires, (Télam).- Convertida casi en un emblema de la novela histórica, la escritora María Esther de Miguel abandonó por un rato el género que la convirtió en best-seller nacional para concentrarse en la escritura de «El palacio de los patos», novela de flamante aparición que repasa los avatares de la historia argentina durante los últimos cien años.
Sin próceres a la vista pero todavía con un afán de revisionismo camuflado en una trama que bien podría atribuirse a Agatha Christie, la autora de «El general, el pintor y la dama» construyó una novela que mezcla las historias privadas con los principales sucesos públicos del siglo XX.
«La idea me la dio Italo Calvino, que en su libro «Seis propuestas para el próximo milenio» habla de una novela global con muchos personajes. Y a mí eso me interesó: yo, que he tomado personajes individuales como Manuel Belgrano o Juanita Sosa de repente me sentí tentada por la idea de contar una historia que abarcara a muchos», aseguró De Miguel.
«Así fui recuperando en mi memoria relatos que me habían contado en mi peregrinaje por distintas ciudades argentinas. Como escenario para esta historia colectiva pensé en una gran casa: le robé el título al «palacio de los patos» de la calle Ugarteche y armé un relato sobre un grupo de gente que construyó un palacio en medio de una gran depresión», señaló.
El hilo conductor de la trama -que respeta hasta la última coma los tiempos de la intriga policial- está dado por una sucesión de personajes que habitan el mencionado espacio a lo largo del siglo: un escritor alcohólico y decadente, dos mujeres que han perdido a sus hijos (una en un atentado, la otra bajo la dictadura militar), una adicta a los tranquilizantes, su hija enferma y su hijo recién salido de un neuropsiquiátrico.
Todos estos personajes caen bajo la mira de un tal inspector Naranjo, que llega al edificio para esclarecer el crimen de Josefina Benegas Lynch, último eslabón de una oscura red de complicidades.
Por debajo de estos componentes inquietantes, De Miguel ideó una historia que se parece mucho a la Argentina de los últimos años: «Las semejanzas son asombrosas -resaltó la escritora-. Se narra una depresión muy parecida a la de ahora, con fuertes especulaciones en la Bolsa, presiones financieras, el empobrecimiento de la clase media y el mal gobierno De Miguel Juárez Celman que llevó a la revolución del «90, cuando nació la Unión Cívica».
«En este libro aparece mucho de lo que ha pasado en el siglo XX: el centenario con sus galas y sus glorias, la década del 30 -que fue un poco el comienzo de nuestra decadencia-, el peronismo con sus idas y vueltas, la represión, las madres de Plaza de Mayo, el gobierno de Raúl Alfonsín» , resumió.
Sin embargo, De Miguel desmiente toda vinculación con su producción anterior, vinculada a la narrativa histórica: «Este no es un libro de ensayos ni de historia -aclaró-. Es un libro de historias de vida, en línea con una tendencia actual a contar la historia de la vida cotidiana: la de los seres comunes y no la de los próceres».
«No creo en un destino circular como lo concebían los griegos: hay ciclos que se repiten, pero nunca se vuelve exactamente de la misma forma, porque en definitiva algo terminamos aprendiendo para que las cosas no se repitan de la misma forma», analizó De Miguel.
«Nosotros hemos tocado a fondo, pero si salimos -no por fuerza de este gobierno sino por impulso del pueblo- vamos a aprender mucho: que la solidaridad es necesaria y que no se puede vivir rodeado de cinco millones de personas con hambre, por ejemplo», aseguró la autora de «Las batallas secretas de Belgrano».
Respecto al género que la consagró, De Miguel marca distancia: «Acá se vino una avalancha que nos hizo mucho daño… se han tomado grandes temas con mucha liviandad y hasta se dedicó a la novela histórica gente que no era novelista ni historiadora».
«Por eso, decidí alejarme un poco de este registro… posiblemente vuelva cuando se acaben tantos atropellos», indicó De Miguel.
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