Martín Godoy: años de pasión y velocidad

El motociclista local ganó en 2017 el campeonato regional Súper Sport y este año quiere pelear el título en la categoría Graduados. Tiene el apoyo de su familia.

“No me imagino sin una moto al lado”, aseguró Martín Godoy.

El piloto local trabaja por estos días en la reparación de su moto Kawasaki ZX10R para tenerla a punto cuando se reanude el campeonato de Motociclismo Pista. Martín corre en la categoría Graduados, donde compiten pilotos que deben controlar motos de hasta 1000 centímetros cúbicos. “Son motos que levantan hasta 299 kilómetros en la hora”, señaló.

La fecha última, antes del receso, se disputó el 13 de junio pasado, en el circuito de Centenario. Allí, se le rompió la moto. “Venía bien punteando el campeonato y se me rompió la moto ese fin de semana, me explotó la caja de cambios”, explicó.

Para no quedar tan rezagado, Martín optó por correr con otra moto de 600 centímetros cúbicos. Es una máquina que tiene 82 caballos menos de fuerza que las motos de la categoría, pero había que salir a la pista como sea para sumar algún punto en la lucha por el campeonato.

Martín dijo que salió quinto. Otro piloto barilochense que anda muy bien es Dante Reggiani.

Para poder repararla necesita que lleguen los repuestos importados que encargó apenas finalizó la carrera. “Son repuestos que acá en el país no hay”, señaló. La expectativa de Martín es que las piezas arriben a su taller antes de que finalice este mes porque el campeonato se reanudará el 19 de agosto. Para esa fecha, el piloto quiere tener resuelto el problema para seguir con posibilidades de pelear el campeonato.

Martín ya pasó por las categorías previas. Corrió en Súper Stock y salió campeón el año pasado en Súper Sport.

Este año compite en el campeonato regional de Graduados y al mismo tiempo corre el nacional Súper Stock 1000. En la prueba que se corrió en febrero pasado en Buenos Aires finalizó tercero y obtuvo el segundo puesto en mayo último, en la carrera que se desarrolló en el circuito de Termas de Río Hondo, Santiago del Estero.

Martín contó que la pasión por las motos es algo que surgió cuando era un niño. “Primero corría mi viejo y después agarré yo”, recordó.

Contó que a los doce años se subió por primera vez a una moto y salió a la pista. Era la categoría Sport 400. “Mi viejo corría en esa categoría, pero se enfermó y corrí yo”, rememoró. “A los 12 años debute en la en campeonato argentino de velocidad en la categoría 400 Sport en la ciudad de Concordia, Entre Ríos. En la grilla éramos 33 motos y termine quinto en mi debut”, rememoró.

En Bariloche no hay circuitos donde poder entrenar. Es una desventaja importante para los pilotos barilochenses frente a sus colegas del Alto Valle.

“A veces pasan dos meses sin tocar la moto porque no hay lugares donde correr en Bariloche”, explicó. “Entreno con los medios que tenemos”, afirmó.

La pasión por las motos es compartida en familia. “Lo nuestro, todo es muy casero”, comentó. Dijo que hoy las motos “han evolucionado muchísimo. Nosotros acá estamos en la época de piedra”, señaló. En Bariloche no hay talleres especializados en motos importadas de alta cilindrada.

Cada fecha del Campeonato de Motociclismo de Velocidad del Sur de la República obliga a Martín a desembolsar por lo menos 50 mil pesos, cruzando los dedos para que no se rompa nada.

“Es todo esfuerzo familiar. No tenemos sponsors ni nada y yo no sirvo para eso de salir a buscar auspiciantes”, afirmó. Martín trabaja en la óptica familiar.

Quedan cinco fechas para finalizar el campeonato . La expectativa de Martín y su familia es pelear hasta el final.

“Tengo las mismas ganas, la misma pasión, los mismos nervios en la previa de una carrera como tenía hace veinte años. No me rindo así nomás, lucho siempre”.

“Tengo 37 años y desde los 12 estoy ligado a las motos (…) Jugué mucho al fútbol, pero mi enfermedad es la moto pista y mi familia todo el tiempo me acompaña”.

Datos

“Tengo las mismas ganas, la misma pasión, los mismos nervios en la previa de una carrera como tenía hace veinte años. No me rindo así nomás, lucho siempre”.
“Tengo 37 años y desde los 12 estoy ligado a las motos (…) Jugué mucho al fútbol, pero mi enfermedad es la moto pista y mi familia todo el tiempo me acompaña”.

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