Más canciones y menos 'chabones'
Sin dejar de lado sus crudos retratos sociales, Intoxicados crece hacia las canciones con "Otro día en el planeta Tierra".
Por ADRIAN MOUJAN
En «Otro día en el planeta Tierra», el tercer disco de Intoxicados, el grupo liderado por Cristian «Pity» Alvarez, la banda se libera definitivamente del corset del «rock chabón» e incursiona en una veta cancionera en la que mezcla clásicos rocks y un par de raps con un crudo retrato social.
Los Intoxicados revirtieron la imagen de banda cuadrada, representante del rock chabón, con su anterior producción titulada «No es solo rock and roll» y siguiendo esa búsqueda el nuevo CD consigue resultados aún mejores.
Pity es un personaje muy folclórico dentro del rock local, por el caos que lo envuelve, por su discurso desordenado, por su reconocida afición a las drogas, pero también por la raigambre que tiene con la gente y que convierte a su banda en una de las más taquilleras.
En este caso «Otro día…» salió a la venta acompañado de una película homónima en DVD y de un comic que narra «el rapto» de la banda a manos de una hormigas espaciales.
El disco es una muestra, mucho más ordenada -por las sabias manos del ex El Otro yo y Avant Press, Ezequiel Araujo que produjo el álbum- de la mezcla que Alvarez, compositor de casi todas las canciones, elabora en su coctelera. Acompañado por Felipe Barrozo en guitarra, Jorge Rossi en bajo, Abel Meyer en batería, Adrián Pérez en piano y Ezequiel Peri Rodríguez en armónica, Pity logra una obra aún más compleja que «No es solo rock and roll».
El disco abre con el reggae «Niña de Tilcara», en el que Alvarez cuenta por qué le atribuye a ese lugar «propiedades mágicas y místicas», todo apoyado en una buena base de Rossi y Meyer.
«Nunca quise», «Fuego», «Nece
sito» y «Espero que la vida» son las incursiones de Intoxicados en el genero canción, más cercano al estilo delineado por Andrés Calamaro.
Imitando el tono gastado de voz que Calamaro adoptó a partir de sus últimas producciones, Pity desarrolla melodías y letras cargadas de juegos de palabras que son características del «Salmón». Y Calamaro ha respondido a los elogios de Pity con muchos mimos, como mencionarlo como uno de los mejores compositores nuevos, pero también aportando coros en el hit «Fuego».
Frases como «no sé si estoy soñando o estoy despierto», «para odiar, hay que querer» o «para destruir, hay que hacer», parecen arrancadas del cancionero «calamaresco», aunque con un estilo «intoxicado».
Párrafo aparte merece el trabajo del guitarrista Felipe Barrozo, casi un niño, y un verdadero hallazgo para el rock nacional, por su capacidad para crear melodías, sostener las canciones y demostrar una gran versatilidad.
Además de las melodías de Barrrozo, conviene escuchar su trabajo con la steel guitar en el neo country «Fuiste lo mejor», que parece inspirada en esos paisajes áridos del noroeste argentino, de los que tanto disfruta el líder de Intoxicados.
Pero además de su veta cancionera, Pity no olvida su origen en el barrio Piedrabuena, en plena Villa Lugano y a pasitos de Ciudad Oculta, y para retratar la vida en esos puntos eligió el hip hop.
Al igual que lo hizo con «Una Vela» en su disco anterior, Pity ofrece los hip hop bien argentos «Te la vamos a dar» y «Transan» como expresión de la la exclusión, la pobreza y la marginalidad.
En Estados Unidos el hip hop fue el vehículo para que los negros expresaran la marginalidad que envolvía a sus barrios, y su correlato en la Argentina son estas rimas de Intoxicados y la cumbia villera.
En el primero, Pity decidió usar las rimas para saldar cuentas con algún delicuente menor de su barrio y la última frase «te la vamos dar el día menos pensado», es un muestra de que la vida en Ciudad Oculta corre por otros carriles muy diferentes a los de Puerto Madero.
Y en «Transan», eligió el rol de dealer, que en su barrio compra «policías, jóvenes y viejos» y que por ese poder «cuando vos transás conmigo es como que tenés un Dios aparte», para contar con crudeza la forma en la que se manejan los narcos.
Esta canción no habla del Bronx, ni de la dura Detroit de Eminem, el lugar del relato puede ser la Capital Federal o cualquier barrio del conurbano bonaerense. Para el final una mención a «Duérmete niño», una canción de cuna folk con cañas y sikus, que seguramente correrá el mismo destino que «Agua» aquella canción de Los Piojos que los infantes cantaban sin cesar. (Télam).
Por ADRIAN MOUJAN
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