Mercedes Sosa es una canción posible

Unas tres mil personas fueron anoche al Ruca Che, donde la tucumana brindó una retrospectiva desde su "Acústico"

NEUQUEN (AN).- Por las tarimas heladas de cemento del Ruca Che anoche treparon muchos temas desde el recuerdo.

Diez minutos antes de las 22 el público reclamó a Mercedes Sosa en escena. Cerca de tres mil espectadores se calculó que estuvieron para escucharla intimista, envuelta en su poncho negro de guardas indianas y una chalina roja acurrucándole la garganta que se cotiza en oro.

Lentamente rasgaron las cuerdas y apareció «Bajo el sol», «La niñez», «Para cantarle a mi gente».

Entre el aletargado placer de una zamba llena de arabescos, la placentera sensación de que la violencia era la región de los otros fue cubriendo a las almas como para hacerlas soñar con que el país del canto con la tucumana era esa «Serenata para la tierra de uno».

Subió lenta a escena y reeditó otra y una nueva vez, esa cuestión de piel y pasión con su rebaño: gente desde la primera y de la última horneada.

Con el disco «Acústico» entregado anoche a los neuquinos, volvió a aquellas cuestiones de los poemas-música que más la marcaron en su trayectoria. Fue la que todos conocieron y la que sigue tan vigente como siempre.

Desde las gradas altas, se multiplicaban en un espejo que no era precisamente de cartón, los rostros de generaciones dispares. Eran muchísimos los que volvieron a impresionarse por la vigencia de las letras de antes.

El Ruca Che está a cuadras de esa misma historia, pero con la más cruda realidad del hambre y la pobreza sin poesía.

«De dónde saco flores si no hay ningún balcón…», escribieron Sánchez- Sosa refiriéndose a las villas. Pero la cantante les respondió con «Traigo un pueblo en mi voz».

La voz seguía su curso y el estadio poblado la acompañaba por la retrospectiva. Estalló por «Juancito caminador», «Botecito de papel», «La niñez», «Grisel» y «Sólo se trata de vivir».

Se levantó el ánimo con «El cosechero».

Y aquella que a Mercedes más le impresiona, que es «Una canción posible» porque no ha perdido fuerza, ni esencia, ni el significado. Esa canción es tremenda y hermosa.

Ella se fue yendo con «Duerme negrito», «Sólo se trata de vivir», con «Polleritas» y «Portinarí».

Mercedes Sosa dejó su sello inconfundible en Neuquén.

Percusión: Roberto Lobo. Guitarra: Colacho Brizuela. Bandoneón: Walter Ríos. Teclados y arreglos: Popy Spatocco.

Beatriz Sciutto


NEUQUEN (AN).- Por las tarimas heladas de cemento del Ruca Che anoche treparon muchos temas desde el recuerdo.

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