«¡Mirá hasta dónde llega la nieve!»: 8 horas a caballo del puesto a Varvarco en el norte neuquino

Con casi dos metros de nieve, el viernes 20 Samuel de la Vega salió a las 11.20 del campo que cuida y llegó a Varvarco a las 19.50. Acá cuenta la aventura y comparte un impresionante video.

Samuel de la Vega había escuchado el pronóstico de temporal en Radio Nacional Chos Malal y entonces el jueves 19 arreó las vacas y la tropilla a orillas del arroyo Ailinco, donde sabía se acumularía menos nieve y podrían resguardarse en esta zona del Área Natural Protegida Domuyo. El viernes 20 a mañana partió con dos caballos de la estancia que cuida en Rincón de las Papas en el norte neuquino rumbo a Varvarco, a 45 km, donde está su casa. Con 36 años, criado en las cabañas del Instituto de Seguridad Social del Neuquén (ISSN) en Aguas Calientes que manejó su padre Valentín, en las que llegaron a estar encerrados un mes y 13 días por la nieve que los rodeaba, sabía que con ese panorama lo mejor era volver al pueblo.

Nomás al arrancar sacó el celular para filmar lo que veía: «¡Mirá hasta dónde llega la nieve. 11 y 20, vamos rumbeando para el pueblo…», dijo. Partió con dos caballos. Espiri, el que montaba, que le cuida a unas amigas. Y Mosca, el suyo. “Los dos muy bien alimentados, herrados y cuidados en un galpón. Lo aclaro porque gente que no conoce la vida de campo dijo que uno los maltrata cuando vieron el video. Y no es así. Ellos pueden hacer lo que hicieron”.

El viento blanco complicaba la visión del camino durante la travesía. Foto: Samuel de la Vega.

Y lo que hicieron fue una travesía de ocho horas y media, que suele ser de cinco horas y media en condiciones normales. Eso fue lo que tardó en los dos regresos que hizo hasta ahora para buscar provisiones desde el 5 de mayo, cuando se instaló en la estancia.



«Estamos en una zona muy alta, pegados a la cordillera y al volcán Domuyo. Cuando salimos había mucha nieve, hasta la montura llegaba. Fácil un metro y medio o más, le diría dos, ni se veían los alambrados», describe Samuel.

Espiri y Mosca en días anteriores, con menos nieve en el campo. «Son caballos muy bien cuidados y alimentados», explica Samuel. Foto: Samuel de la Vega.

«Y en los reparos el viento juntaba más nieve todavía. Así que había que fijarse bien por dónde ir. Y como uno es criado acá sabe. Por eso le encaré por la orilla del camino el primer tramo, bien pegado a la derecha, hasta llegar al río y desde ahí costear hasta Varvarco. En la orilla había mucho menos nieve, unos 30 centímetros. Así que desde ahí llegamos sin problemas al pueblo», agrega. Allí lo esperaba su familia, el abrazo de sus dos hijos. «Así es nuestra vida en el norte neuquino», dice al despedirse mientras planifica el próximo viaje al campo.


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