Mucha actividad, poca identidad

Pocos neuquinos visten camisetas locales

deportes

Cristian Helou chelou@rionegro.com.ar

Neuquén se puede colgar el cartel de “ciudad deportiva” porque a la hora de hacer un repaso por la cantidad de clubes y de las actividades organizadas –desde el estado o de manera privada–, un alto porcentaje de la población debería estar conforme con las diferentes alternativas que se ofrecen. Entre programas comunitarios, escuelas de diferentes disciplinas y gimnasios privados, la capital cumple con la demanda, pero la falla aparece con los clubes tradicionales, en algunos casos con un toque “barrial”, que no alcanzan a cubrir las expectativas, tienen muy pocos socios y a partir de ahí, indefectiblemente, afloja la pasión. Cuando eso ocurre, la gente no se identifica con los colores de su club. En Neuquén, esa situación se dio históricamente y no asoman cambios. Sólo hay que dar una vuelta por los puntos estratégicos de la ciudad para comprobar que casi no se ven camisetas de los equipos neuquinos por la calle. Sólo los chicos de divisiones formativas, y en contadas ocasiones, suelen caminar con los conjuntos de sus clubes. Pero hinchas, pocos. Casi nada. Eso es falta de identidad. Las muestras más claras se dieron en los últimos espectáculos “federales”, donde hubo una triste coincidencia: escasa cantidad de gente. Maronese transitó por el Argentino B y salvó la categoría, pero nunca tuvo una buena convocatoria. Independiente logró un ascenso histórico en el Torneo del Interior y sólo en la instancia definitiva, la cancha tuvo un marco acorde con la importancia. Pacífico participó en el Torneo Federal de básquet y fueron los de siempre (pocos). Y Los Gigantes del Sur, en la elite del vóley argentino, estuvieron en una media interesante (500 personas), pero insuficiente para una actividad de primera división. Siempre hay un pero en el deporte de la capital, cuando de pasión se trata. Con la parte amateur y comunitaria bien cubierta, es el momento de reaccionar, de sumarse a los clubes y de tener debilidad por los colores de un club. Es cierto que las entidades ofrecen poco y no atraviesan buenos momentos económicos, pero se le puede buscar la vuelta. Algunos conservan una buena infraestructura y hay una palabra que no debe olvidarse: fusión. Muchos grandes clubes crecieron e hicieron historia a partir de la unión con un vecino.

Los logros deportivos no son muy acompañados en las gradas.


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