Una Selección llena de optimismo pero vacía de poder

Sampaoli dio apenas un par de indicaciones durante el encuentro, y prácticamente se ausentó en la celebración final. Argentina y la ausencia de una figura al mando, un tema para no perder de vista.

El triunfo de la Selección sirvió para desahogarse, para darle la clasificación al equipo y sobre todo para confirmar algo que era un rumor hasta hace horas: este equipo está lejos de tener una conducción presente.

Terminó el partido y el DT de la Albiceleste desapareció del mapa. El festejo fue todo de los jugadores. No hubo saludos, no hubo abrazos, no hubo nada. El equipo en el centro de la escena y el técnico fuera, como si no existiera.

A eso hay que sumarle una postura en el banco muy distinta a la de otros partidos. El DT apenas dio algunas indicaciones y realizó cambios que no convencieron del todo. No hubo diálogos, no hubo fórmulas, no hubo nada. Sampaoli parecía un colaborador, un kinesiólogo, lo que sea… menos cabeza de grupo.

Hay que sumar a esta situación la imagen de Mascherano señalando los cambios tácticos a Sampaoli en la previa, algo que dejó dudas sobre quien está realmente al frente del equipo. Algo está claro: el de Casilda no tiene pinta de estar al frente.


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