Las mascotas, otros refugiados de la guerra en Ucrania
En el éxodo de más de 2,5 millones de personas que huyen de la invasión rusa, la gente lleva como puede aves, conejos, hámsteres, gatos y perros. "Tengo una responsabilidad con ellos", dicen.
Montones de ropa abandonada y otros artículos personales se encuentran dispersos a lo largo de los corredores para que los civiles puedan irse de Ucrania. Entre más lejos van, más cosas dejan atrás, dijo Ludmila Sokol, una profesora de gimnasia que huía de Zaporizhzhia, en el sur.
Pero sus mascotas se quedan con ellos.
Por todas partes, en medio del éxodo de más de 2,3 millones de personas que huyen de la invasión rusa, se encuentran también mascotas: aves, conejos, hámsteres, gatos y perros.
Una mujer y su perro cruzaban un puente improvisado sobre el río Irpín en medio de una evacuación. En una estación de tren en Polonia otra mujer acariciaba a su gato naranja, nariz con nariz.
Una niña envuelta en una manta de aluminio abrazaba a sus dos chihuahuas mientras cruzaba hacia Medyka, Polonia.
Una mujer que llegó a Rumania abrazaba a su perrito mientras estaban sentados en el salón de baile de un hotel convertido en un refugio.
Antes de la invasión, Victoria Trofimenko, de 42 años, planeaba quedarse en Kiev, pero cuando comenzaron a caer los misiles, pensó en su deber de proteger a su hija de 18 años, a su madre de 69, a su perro Akira y a su gato Galileo.
Se fueron a Hungría. Trofimenko se dice agradecida de tener a Akira a su lado para protegerla.
“No puedo dejar perros o gatos. Tengo que asumir la responsabilidad”, dijo.
Polonia, que primero no permitía el ingreso de animales por la frontera por razones sanitarias, decidió en estos días modificar la normativa debido a la gran demanda de los refugiados, que se niegan a desprenderse de sus queridos animales.
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