Crece la demanda alimentaria en Bariloche de personas con sueldo o jubilación

Señales de los efectos de la crisis en la ciudad más grande de Río Negro. El municipio recibe cada vez más pedidos de módulos alimentarios y el dato llamativo es que los que acuden tienen trabajo.

La demanda alimentaria al municipio de Bariloche crece. El secretario de Desarrollo Humano del municipio, Juan Pablo Ferrari, dijo que entre las personas que se presentan en los centros de articulación territorial para pedir módulos alimentarios hay cada vez más jubilados y trabajadores con salario regular.

Admitió que la composición del universo de beneficiarios de la ayuda social cambió en forma notoria y se multiplicó la demanda debido “al contexto económico”. Y lo relacionó directamente con los sueldos “que no alcanzan”.

Según Ferrari, la ayuda alimentaria que distribuye el municipio se duplicó en el último año. Según reseñó, antes de la pandemia eran unos 800 módulos mensuales, con el aislamiento obligatorio y la parálisis del turismo y otras actividades económicas creció hasta los 25.000 módulos y luego bajó a 1.800, como producto de la reactivación. Pero ahora otra vez crece sin pausa y ya están en 3.500 módulos por mes.

Aclaró que ahora el municipio aplica criterios de admisión bastante más estrictos que en la pandemia, cuando “no se le negaba a nadie”. En la actualidad realizan cruzamiento de datos con otros organismos para evitar superposición de planes y además la Anses informa sobre las personas que tienen empleo formal, porque la idea es que el plan de ayuda se concentre en personas desempleadas o que no tenganun ingreso básico asegurado.

“Pero lo que pasa es que se nos empiezan a sumar en los listados adultos mayores, empleados públicos y también asalariados temporarios, que cobran un sueldo pero se les termina antes de fin de mes”, les dijo Ferrari hoy a los concejales en una reunión de la comisión Legislativa, que lo citó para saber cómo se implementará la ayuda especial navideña.

Ante algunas de las quejas que surgieron sobre el sistema de reparto, aclaró también que el municipio no entrega módulos alimentarios a “referentes barriales” (o “punteros”, como también los llamó) ni a juntas vecinales.

Le explicó luego a este diario que el criterio es hacerlo solo a través de los Centros de Articulación, con monitoreo directo del personal de la secretaría, porque el objetivo no es sólo atender una demanda indeterminada sino “evaluar cada situación y hacer un seguimiento”. Insistió en que no se entrega a gente “por afuera del listado”.

Admitió no obstante que la presión es cada vez mayor y que la indicación a los agentes municipales es que “ante la duda, se da” el módulo.


No más que una aspirina


Ferrari subrayó de todos modos que la cotizada caja, que contiene variedad de alimentos secos y alcanza “si es una familia de dos adultos y dos chicos, para alrededor de una semana”, está lejos de aportar las soluciones esperadas. Definió las acciones de ayuda social como “un ibuprofeno con un enfermo terminal”, o también como un modo de “ayudar a que la gente no se termine de caer del sistema”.

Dijo que la única salida acorde sería la creación de trabajo con un ingreso suficiente, porque “trabajo hay”, pero no resuelve las necesidades de una familia promedio, debido a “la inflación” y el deterioro constante de los ingresos.

El funcionario dijo que el municipio distribuirá una ayuda especial de Navidad junto al módulo alimentario mensual, entre el 22 y 23 de diciembre. Aclaró sin embargo que no tiene previsto hacerlo a través de las juntas vecinales. Y que si hay dirigentes que así lo anunciaron será con asistencia de otro origen, por ejemplo de la provincia o de un programa nacional.

Ferrari dijo que los trabajadores que piden el módulo alimentario muchas veces logran calificar porque son “temporarios” y la Anses tarda unos 90 días en dar la baja a los trabajadores en esa situación, quienes aprovechan la “ventana”.

También dijo entenderlos, porque hoy un salario de 120 ó 130 mil pesos no resuelve las necesidades básicas de una familia, porque “la canasta está en unos 160 mil pesos, según se publicó, pero es para Buenos Aires. Acá debe estar en 200 mil. Y ni hablar si se suma el alquiler”.


Dificultades operativas por la inflación


Ferrari dijo que para el municpio la inflación también es un problema a la hora de planificar las compras para la ayuda alimentaria, que deben cumplir con un estricto circuito administrativo, debido a “los problemas que surgen con los proveedores, que no te quieren vender, porque no saben cuánto cobrar”.

Hace tres meses, sobre el mismo tema, Ferrari había dicho que algunos comercios prefieren no presentarse a las licitaciones por temor a comprometer un precio que después les cuenta conseguir.

Sobre los criterios para elaborar la lista de beneficiarios, el secretario dijo que “la prioridad es el que no tiene nada”, pero aun así surgen controversias porque hay personas que piden en paralelo con sus familiares o convivientes, y no es fácil determinar si hay duplicaciones, “porque no coinciden los domicilios o porque no están casados legalmente. Por eso es importante conocer cada caso y hacer el seguimiento”.


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