Aniversario de Neuquén: Tiempo de repensar la ciudad

La arquitecta, exconcejal y exfuncionaria municipal, Marta Búffolo, considera que desde la gestión pública, es necesario “llenar de significado” a la capital neuquina.

Redacción

Por Redacción

Siempre existe una buena oportunidad para (re)pensar la ciudad de Neuquén, desde cualquier lugar. Lindo ejercicio (recomendable) para los tiempos que corren. Pensar es significar, y es ahí donde siempre se abren momentos inciertos o imprecisos.

Recuerdo siempre aquellos primeros pasos en la función pública, donde la ciudad nos abría miles de interrogantes, veníamos de varios (des)gobiernos de turno, atentos a pensar la ciudad de una sola manera (que yo voy a llamar si se me permite, “la ciudad dependiente”, debido a que no existía mucho margen de maniobra más allá de los designios del gobierno provincial).

Es el día de hoy que recuerdo aquel primer Pechi y su entusiasmo por temas públicos. En la agenda, como quien quiere no perderse de nada, anotábamos todo lo que pretendíamos hacer (una suerte de hoja de ruta itinerante y abierta, una suerte de pulsión de deseo del quehacer nos alimentaba). Ustedes imagínense, nos encontramos con una ciudad que crecía de forma desordenada, alimentada por la falta de políticas públicas “nuevas” de desarrollo de una ciudad.

Dicho de otra manera, la ciudad no se pensaba, se padecía. Carecía de significado propio, estaba sujeta de un manojo de buenas voluntades. La ciudad de Neuquén no tenía significado, una suerte de lugar de paso intrascendente (sin mucho más).

Río Limay. Este año le dio pelea a la sequía y de a poco va recuperando su majestuosidad.

Pero había que pensarla, había que llenarla de significado. Y hacia allá fuimos, al primer Pechi sobrevino el segundo y mis lugares en la función pública fueron cambiando. Pero siempre creí y creo en lo mismo, sin pensar la ciudad de Neuquén no hay significado y sin significado, el sentido de “ser parte”, de pertenecer se pierde y pasa a ser lo mismo vivir en la Ciudad de Neuquen, que en cualquier otro lugar del mundo. Suelo decir con orgullo que “pertenezco” a la ciudad de Neuquén, como quién es parte de una familia, de un nosotros.

Hoy la ciudad de Neuquén no tiene novedades, todo lo que se ve y se escucha, ya lo habíamos pensado nosotros. Me cuesta ver lo que pasa y por momentos me asombra “la política de la foto” que gobierna por estos días. Transito la ciudad desde el llano y fastidia darse cuenta que nada cambió, en tres años (quizá la vara estaba muy alta).

En el umbral no hay política pública de desarrollo para la ciudad, esa ciudad del millón de habitantes que tantas veces habló Pechi. Hoy los márgenes de la ciudad se están poblando, esa marcada periferia que seguimos sin poder incorporar a la ciudad. Se tiene que volver a pensar la ciudad, poniéndose énfasis en las enormes deficiencias (que voy a llamar “municipales”) que se arrastran en todos los barrios, desde un pensamiento que ponga énfasis en la novedad y no en lo que ya pensamos e hicimos nosotros. Esta actual política de la propaganda debe darle paso a la política de significar, a la Ciudad de Neuquén le queda mucho por ser vivida y pensada.

Nosotros hicimos de ella una ciudad independiente, con significado y peso propio, hoy se vislumbra en el horizonte una recaída en la ciudad dependiente carente de sentido de hace tiempo atrás.
Una buena gestión es producto de la novedad que trae consigo, de lo nuevo que significa y no de la pancarta callejera.

Por Marta Búffolo


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