Murió el joven herido de bala en Patagones.
Los testimonios reunidos coincidieron en señalar que él mismo accionó el gatillo en la madrugada del pasado domingo.
POLICIALES
En la tarde de ayer murió el adolescente de 16 años que desde la madrugada del domingo agonizaba tras recibir un disparo en la cabeza. El gatillo habría sido accionado por él mismo, según los testimonios recibidos del grupo de amigos que se encontraban con él en el momento del trágico hecho.
De acuerdo a lo que trascendió, el jovencito manipuló ante la mirada de sus amigos el revólver calibre 357, considerado como un arma de guerra. En un prinicipio habría simulado accionarla hacia el cielo hasta que uno de sus amigos le habría pedido que dejara de hacerlo, mientras decidía alejarse del lugar junto con el resto. Apenas empezaron a caminar, dando la espalda al niño, un tremendo estruendo les hizo voltear, observando que el chico se desplomaba.
Su imagen en el piso y sangrante es imborrable para los ocaonales testigos y desgarrador para su familia que fue informada apenas sucedido el trágico hecho en Belgrano al 800 de Villa Rita.
Lucas Crespo había cumplido los 16 hacía 20 días. Apenas conocida la información sobre lo sucedido, el hospital “Pedro Ecay” de Patagones tuvo una permanente concurrencia de familiares, amigos y vecinos. En la mañana del domingo eran más de 100 las personas que se encontraban en distintos sectores del nosocomio a la espera de los partes médicos que nunca fueron alentadores.
La tremenda presión de la bala en el cerebro trasformó en irreversible la situación del desafortunado jovencito que un rato antes de apretar el gatillo -como si fuera un juego- había asistido a un cumpleaños que se celebraba a pocos metros del escenario del hecho.
Desgarradoras escenas de dolor se vivieron ayer en el hospital de Patagones cuando los médicos informaron que Lucas había fallecido. Con esta muerte aumenta la preocupación sobre la cantidad de armas de fuego a las que se puede acceder y que lamentablemente llegan a manos de chicos cada vez de menor edad que, ni siquiera, tienen conciencia que manipularlas puede llevarse la vida propia o ajena.
DeViedma
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