Murió Indra Devi, la legendaria «dama del yoga»
Fue la primera en adaptar para Occidente las técnicas de la meditación oriental. Tenía 102 años. Vivió sus últimos 17 años en Argentina, país que amaba porque "está lleno de argentinos".
BUENOS AIRES.- La gran maestra de yoga rusa Indra Devi murió ayer a los 102 años en Buenos Aires, el lugar que eligió para vivir durante sus últimos 17 años y donde creó la prestigiosa fundación de enseñanza de la disciplina que lleva su nombre.
«Falleció en la madrugada. Se produjo una insuficiencia cardiorespiratoria producto de su edad. Terminó bien, estuvo en paz, sin ningún tipo de sufrimientos», dijo David Lifar, director de la Fundación Indra Devi.
La maestra de yoga nació en Rusia el 12 de mayo de 1899, pero se radicó en la India en 1927 atraída por su cultura y espiritualidad. Allí estudió yoga y conoció a grandes personalidades como Javaharal Nehru y Mahatma Gandhi.
La idea de la muerte, un acontecimiento estrechamente ligado con el concepto de «reencarnación» propio de la filosofía hindú que sustenta la práctica del hatha yoga, era un tema sobre el que la maestra reflexionaba a menudo.
«Indra Devi trascendió las fronteras de lo que era el yoga y justamente fue una imagen de pureza, de ser ella misma. Siempre trató de dar mucha luz y amor a todos sin importar de qué clase social o religión fueran las personas», contó Lifar.
Además de desplegar sus conocimientos sobre el yoga, Indra Devi escribió ocho libros en los que relata la forma en que adaptó estas enseñanzas milenarias a la vida en el mundo occidental. Tras viajar a Argentina en varias oportunidades, en 1985 decidió radicarse en el país y crear la Fundación Indra Devi, a la que diariamente concurren cientos de seguidores.
En 1982 viajó por primera vez a la Argentina, invitada por el cantante Piero (Piero De Benedictis), y en su quinta visita decidió instalarse en Buenos Aires para dedicarse a la difusión del yoga.
«Ella siempre decía que había elegido a Argentina por los argentinos. Cuando le preguntaban por esto, ella contestaba que Argentina tenía argentinos y muchos. Amaba el cariño que le daba nuestro pueblo», agregó Lifar.
«En un principio nos decía que quería terminar sus años en la India pero definitivamente después se quedó acá (en Buenos Aires) por toda la gente que la quería y la cuidaba», agregó.
Durante los primeros años de su estadía en el país, viajó en forma constante a la India y a Estados Unidos, donde se nacionalizó.
De hecho, los estadounidenses la llamaban «la primera dama del yoga» porque fue la primera mujer occidental que repartió los saberes del yoga tanto en la India como en Estados Unidos.
«Como yo misma soy occidental, estoy en condiciones de opinar cuáles son los ejercicios que se pueden practicar con éxito para adquirir una buena salud, un cuerpo más fuerte, una mente más sosegada y un temperamento y disposición más felices», expresó Indra Devi en uno de sus libros. Ella lo consiguió. En unos meses, la maestra de yoga hubiera cumplido 103 años. (Reuters / DyN)
De Hollywood al Kremlin
La actividad de Indra Devi la llevó a difundir el yoga por distintos países y, entre sus heterogéneos discípulos, se contaron tanto estrellas de Hollywood como funcionarios del Kremlin soviético que, luego de sus explicaciones sobre los beneficios de la milenaria técnica oriental, levantaron la prohibición que regía en la ex URSS para su práctica.
Su primer libro: «Yoga» fue publicado en 1948, a él le siguieron «Por siempre joven, por siempre sano» y «Renueve su vida practicando yoga», ambos editados por Prentice Hall en Nueva York, best sellers, vendidos en 29 países y traducidos a 10 idiomas.
Durante su actividad en la Argentina, Devi se concentró en la difusión de su disciplina, en la apertura de centros y escuelas de práctica y en la formación de instructores, tanto en Buenos Aires, como en el interior y en países limítrofes. Además, a través de su relación con Piero, participó de actividades comunitarias en la granja de producción orgánica que el cantautor montó en Los Cardales, Buenos Aires. (DyN)
BUENOS AIRES.- La gran maestra de yoga rusa Indra Devi murió ayer a los 102 años en Buenos Aires, el lugar que eligió para vivir durante sus últimos 17 años y donde creó la prestigiosa fundación de enseñanza de la disciplina que lleva su nombre.
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