Murió Lolita Torres, la niña eterna

Ayer a las 9.20 falleció la famosa actriz y cantante, madre de Diego Torres, como consecuencia de un paro cardiorespiratorio. Desde hacía 15 días permanecía en el Hospital Español de Congreso asistida por un respirador artificial. Lolita fue una de las glorias del cine y la televisión nacional. Sedujo a públicos diversos de Latinoamérica y Europa. Semanas atrás había sido nombrada Ciudadana Ilustre de la ciudad de Buenos Aires. Tenía 72 años.

Arriba, la actriz en una entrevista con «Río Negro» en Bariloche hace ya muchos años.
BUENOS AIRES.- La popular actriz y cantante Lolita Torres murió ayer a las 9.20, como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, según indicó el jefe de terapia intensiva del Hospital Español, Claudio Nosti. Torres estaba internada en el Hospital Español del barrio de Congreso y hacía 15 días que permanecía asistida por un respirador artificial.

La actriz llevaba postrada diez años por una artritis reumatoidea y su esposo, Julio Cascia, había dicho unas semanas atrás que: «ese mal no tiene cura e irá aumentando progresivamente, hasta que Dios disponga».

Lolita Torres nació en Avellaneda el 26 de marzo de 1930, debutó a los 11 años en el Teatro Avenida, con la compañía «maravillas de España», y a partir de allí inició una carrera siempre ascendente, destacándose como intérprete de música de la madre patria.

Muchos la recuerdan como aquella niña que una vez dijo muy segura de sí misma, ante los micrófonos de Radio Splendid, «yo puedo cantar».

También a los 11 grabó su primer disco con los temas «Te lo juro yo» y «Gitano Jesús» y debutó en teatro con la obra «Ladroncito de mi alma».

En sus comienzos profesionales la vida de Lolita estuvo marcada por la tragedia. En 1945 perdió a su madre y 14 años después su primer esposo falleció en un accidente automovilístico.

En la década del 50 Lolita conquistó al público de Rusia y Europa del Este con la película «La edad del amor». Por la misma época ganó el reconocimiento de la audiencia de España, gracias a la ayuda que le brindó en ese país la conocida artista Lola Flores y a su amplio repertorio musical que incluía canciones españolas y del folklore latinoamericano.

Su carrera cinematográfica fue la que la consagró como una estrella y participó de innumerables películas como «La danza de la fortuna», «Lo mejor del colegio», «Un novio para Laura», «Más pobre que laucha», «Joven, viuda y estanciera», entre muchas otras.

También actuó con éxito en televisión. En ese medio se la recuerda por su programa «La hermana San Suplicio», «Gorrión» y «Sangre y Arena».

En medio de su ascendente devenir artístico, la estrella se hizo mujer, esposa, madre y abuela. Formó pareja con el joyero Julio César Caccia y tuvo cinco hijos: Santiago, Angélica, Marcelo, Mariana y el más notorio de todos, el baladista y actor Diego Torres.

«Allá por los años «70 empecé a sentir la necesidad de cambiar, de no encerrarme únicamente en el género español al que, sin embargo, amo entrañablemente», señaló Lolita en una pasada entrevista.

En esa misma charla, Torres agregó que «por aquel tiempo también empecé a incursionar en el tango, una música a la que siento con corazón gardeliano».

Por esa época, la voz de la artista dejó de aparecer regularmente en las bateas, ya que apenas editó un par de placas («Recital», en 1977, y «Hoy», en 1988), pero sorprendió a los desatentos con una fulgurante participación en el tema «Filosofía barata y zapatos de goma», del homónimo álbum que Charly García editó en 1990, donde desgranó imponentes cantos de carácter épico para vestir la bella canción del rockero.

También por entonces -fines de 1990- su encendida alma ibérica volvió a los primeros planos cuando hizo un alto en su flamante repertorio de tango, folclore y canción (rubro para el que tomó canciones de autores como Eladia Blázquez y el cubano Silvio Rodríguez) para retomar aquella raíz.

Una noche de mayo del 92, Lolita se dio el gusto de celebrar, ante un estadio Luna Park colmado, sus 50 años con la música al encabezar un concierto en el que también tomaron parte invitados de la talla de Mercedes Sosa, Charly García, León Gieco, Antonio Tarragó Ros, Víctor Heredia, Ariel Ramírez, Jaime Torres, Patricia Sosa, Oscar Cardozo Ocampo, Antonio Agri y Luis Landriscina.

En esa grande e inolvidable velada, la dama exhibió una vez más la gracia y el imponente caudal vocal puesto al servicio de una afinación exquisita, pero desde entonces su salud comenzó a jugarle reiteradas malas pasadas.

Salvo un breve y conflictivo paso con la telenovela familiar- musical «Dale Loly» (que compartió con cuatro de sus hijos y se emitió durante un mes y medio de 1993 por Canal 9, antes de ser levantada abruptamente), Lolita Torres comenzó a perder protagonismo en pantalla.

A un problema cardíaco en 1993, le sucedió el descubrimiento de un cuadro de fiebre reumatoidea que luego derivó en la delicada artrosis generalizada que la llevó a padecer fuertes dolores y la obligó a varias internaciones en diversos nosocomios porteños.

El 20 de agosto Lolita Torres había sido nombrada «Ciudadana Ilustre» de la ciudad de Buenos Aires durante un homenaje que contó con la presencia de numerosos artistas contemporáneos a la actriz como Jorge Luz, Osvaldo Miranda, Jorge Barreiro, Mercedes Carrera. El acto se realizó en el Salón Dorado de la Legislatura comunal.

Entre los reconocimientos por los cuales se la distinguió figuran el «aporte a la divulgación artística y del arte de la Argentina». (Télam/DPA)

Lolita por Lolita

* «Me sentí la mujer más dichosa de la tierra cuando me enteré de que estaba embarazada. Fue en los últimos días de la luna de miel, que duró tres meses. Junto a Fito (Santiago Rodolfo Burastero) en ese viaje visité por primera vez España. Me estremecí cuando oí hablar a los gallegos, era como volver a los cantos de mi infancia. Juntos disfrutamos de la playa y de nuestra intimidad. Fue algo inolvidable».

* «Soy una mujer feliz. No me molestan los años, ni los kilos de más, ni las arruguitas que mi hijo insiste en querer borrar con su bisturí de cirujano plástico. Me siento querida y respetada, me entrego al público tal como soy, no me perturba que me imiten los actores cómicos, al contrario lo entiendo como un homenaje. Tengo una familia maravillosa y un marido insustituible. ¿Qué más puedo pedirle a la vida?»

* «El sexo me parece hermoso. Por eso es tan desagradable cuando se lo ensucia y se lo abarata en la madurez; lo vivo de una forma plena y activa. Pero reconozco que con el tiempo se va endulzando y pacificando. La sexualidad es como la vida».

* – ¿Cómo se ve dentro de diez años?

– Muy arregladita, si es posible en un escenario… ¡Y con las pestañas postizas!

La cláusula del beso

En su extensa trayectoria protagonizó 17 filmes. «La danza de la fortuna» (1944), que marcó su debut cinematográfico, fue la única vez que la artista interpretó el papel de malvada.

Durante su carrera como actriz sólo dio un beso en la pantalla grande. «Lolita» lo tenía prohibido por expresas directivas de su padre, quien siempre presenciaba el rodaje de todos los filmes e incluso llegó a agregar este requisito como cláusula en los contratos. En el momento en que se rodó el recordado beso al actor Ricardo Passano, el equipo de producción gentilmente había invitado al padre de la actriz a tomar un trago. Al volver, la rápida escena ya había concluido. La repercusión de esta toma hizo que la película «Ritmo, sal y pimienta» (1951) estuviera veintiocho semanas en cartel.


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