Nadie vio el cuchillo, dijeron los abogados

NEUQUÉN (AN)- Los defensores Jorge Larrea (de Jorge Altamirano) y Jorge Mena (de Rafael Pichún) coincidieron en pedir la absolución de los imputados y en señalar que la causa está «llena de subjetividades». Añadieron que faltan pruebas ya que, por ejemplo, nadie vio el cuchillo.

Mena afirmó que Altamirano se metió en la discusión entre Richard y Azul «porque realmente creyó que estaban tratando mal a una mujer» y «recibió una trompada en la cara, y después mil trompadas, y una soberana patada».

Durán Soto «inició la pelea y no le importaron las consecuencias», señaló.

Según su criterio, «una cosa era Altamirano antes de la pelea y otra después. Procedió como una bestia herida, sin razón de lo que estaba haciendo. Repelió una agresión. Como dice en el Martín Fierro, el primer deber del hombre es defender el pellejo».

En cuanto a la situación de Pichún, señaló que «no está probado que le haya pasado un cuchillo a Altamirano» ni que el utilizado para cometer el crimen «sea de Pichún».

El arma no fue hallada nunca. «Los testigos deducen que le pasó un cuchillo. No está probado», afirmó el defensor, para luego opinar que «me parecen exageradísimos» los 22 y 25 años de condena pedidos por la fiscalía y la querella. «Hay que ver las cosas con objetividad, sin tantos adjetivos».

Entonces elaboró una hipótesis: «Supongamos que sí le alcanzó un arma. ¿Para qué se la alcanzó? No le dijo 'tomá este cuchillo y matalo'. Nadie lo escuchó decir eso. Un cuchillo también puede servir para disuadir al que está atacando. Hay que ponerse en ese lugar, en ese momento de locura», indicó.

Larrea, por su parte, coincidió en que «Altamirano fue ilegítimamente agredido por más de una persona» y después que quedar con el rostro ensangrentado, «Richard Durán fue hasta la moto y lo volvió a golpear. Quería seguir con la pelea».

«Ante tanta subjetividad no queda demostrado que Altamirano haya esgrimido un cuchillo, ni que alguien haya visto» ese arma. Por eso pidió que lo absuelvan por el beneficio de la duda, o que se le aplique una condena leve bajo la figura de «exceso en la legítima defensa».

Indicó, en ese sentido, que Altamirano «no tiene antecedentes» y que cuando ocurrió el hecho estaba tramitando el pasaporte para ir a vivir con su hermano a Bélgica «e iniciar una nueva vida».

Los últimos en tener la palabra fueron Altamirano y Pichún, quienes se declararon inocentes.


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