Noe y Stupia dibujan a cuatro manos en el Borges

Hace algunos años, dos de los más importantes artistas plásticos de nuestro país, Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía, decidieron poner en valor el dibujo como expresión mayor de las artes visuales nacionales, ante lo que consideraban una insuficiente valoración de esta disciplina.

Así nació La Línea Piensa, iniciativa que dio origen a una fructífera serie de trabajos y exposiciones por parte de artistas del dibujo que no siempre cuentan con la repercusión que merecen. Como los fundadores sostuvieron en su momento “una línea lleva a otra línea como un silogismo gráfico”.

Siguiendo ese camino, Noé y Stupía inauguraron una muestra singular en el Centro Cultural Borges a la que bautizaron con el sugestivo y ocurrente título “¡Me arruinaste el dibujo!”.

En esta muestra, los artistas abordan cada obra a dúo, en un juego creativo de idas y vueltas en el que cada uno aporta un trazo, una forma, un color en pos de la creación conjunta, en busca de un equilibrio que aparecerá cuando la obra es finalizada. Apelando a una figura musical, a ellos les gusta hablar aquí de “dibujo a cuatro manos”.

Un diálogo plástico entre dos artistas renombrados en el que, construyendo una síntesis superadora de ambos, han sido capaces de dejar de lado toda pretensión individualista, toda preeminencia de sus respectivos egos, en beneficio de un ejercicio colectivo.

No es la primera vez que ambos artistas unen sus destrezas en la creación de una obra en conjunto.

En 2006, Noé le propuso a Stupía realizar a dúo un dibujo, el cual formaría parte de una exposición individual del primero en la galería Rubbers. Esa primera creación conjunta se llamó “Dos no hacen uno”.

Después del lanzamiento de La Línea Piensa, ambos artistas abordaron en 2010 un mural “a ocho manos” junto al gran León Ferrari y el dibujante de historietas Rep para el stand del diario Página 12 de la prestigiosa feria ArteBA.

Las vidas artísticas de Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía hace rato que han cruzado las líneas que separan a los creadores y han decidido marchar juntas por caminos inexplicables y complejos, pero grandemente creativos.

Al contemplar estas obras y los maravillosos resultados de tanta sinergia, uno llega a dudar de lo que las buenas maestras nos enseñaron en matemáticas cuando niños y que, cuando dos talentos como los de estos creadores indiscutidos se unen de manera tan provechosa, uno mas uno ya no es igual a dos sino que es mucho pero mucho más.