“Nos enamoramos,

En 1967 unió su destino sentimental con el entonces obispo de Avellaneda Jerónimo Podestá, figura de gran proyección en el surgimiento de los curas del Tercer Mundo. Y fueron perseguidos. Aquí cuenta tramos de una historia personal que hace a la historia argentina.

Redacción

Por Redacción

entrevista: A Clelia Luro, viuda del exobispo Jerónimo Podestá

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com

Martín Heer

— Y un día se enamoró del obispo de Avellaneda Jerónimo Podestá y él de usted y…

— …Y comenzó nuestra lucha, larga, conocida lucha. Lo conocí en el ´66, en el trabajo pastoral social de la Diócesis de Avellaneda. Ya en el ´67 hay mucho entre nosotros. Pero recién en el ´72, cuando el Vaticano lo suspende A Divinis, o sea no poder consagrar en público, nos fuimos a vivir juntos. Yo llegaba a la pareja con seis hijas de mi anterior matrimonio (ver aparte). Jerónimo murió en el 2000. Un arco de tiempo intenso, de entrega generosa al Evangelio, a la lucha contra la injusticia, a los pobres… persecuciones, nos persiguieron de todos lados…

— ¿Qué le gustó de Jerónimo?

— Su entrega en favor de la vida, un ser valiente, generoso… Culto, inteligente, trabajador, siempre aquí y allá ayudando… Lluvia, frío, inundaciones… ¡Siempre estar y estar! ¡Y lindo, muy lindo de alma y de estampa! Tan lindo era Jerónimo que incluso algún cura homosexual se enamoró de él. Y como él no le llevó el apunte, bueno ese cura lo persiguió. Fue uno de los que calentó la cabeza de los sectores preconciliares de la Iglesia Católica que perseguían a Jerónimo por sus ideas.

— ¿Quién era ese cura?

— Monseñor Moni, el vicario de Jerónimo en Avellaneda. Yo incluso hablé con un jesuita que era psiquiatra sobre el caso. “Tené cuidado, este tipo de gente bajo celo puede ser muy peligrosa”, me dijo… ¡Epa! ¡que quede claro aquí que no tengo nada contra la homosexualidad! Moni, el obispo Plaza de La Plata, corrían al Vaticano a denunciar de todo contra Jerónimo… ¡Cómo lo persiguieron!

— ¿Cómo?

— Para Onganía, Jerónimo era una especie de “obispo rojo”, comunista. En el ´67, cuando el Vaticano prácticamente interviene la Diócesis de Avellaneda con monseñor Pironio a la cabeza, Onganía respaldó colocando policías a la vuelta del Obispado, una Diócesis donde Jerónimo formó los curas obreros. Eran los tiempos de la “Populorum progressio”. Y luego, en el ´74, nos tuvimos que ir del país amenazados por la Triple A. De todo….

— Pero la Populorum fue una encíclica de avanzada…

— ¡Claro, claro! Y Pío VI un papa que alentó esa encíclica. Y aquí el peronismo la asumió. Y cuando Jerónimo hablaba, siempre estaban los peronistas… que siempre están en todos lados ¿no? Y cuando Jerónimo terminaba, cantaban la marcha, panfletos… Germinó la idea de un liderazgo de Jerónimo y, bueno, Onganía, loco…

— ¿Pero se trataba de un tema ideológico o también tallaba la relación que usted tenía con Jerónimo?

— El Vaticano me define como “esa mujer”. Así me definían los que iban a ver Pío VI para denunciar a Jerónimo como encarnación de todos los males. Claro, yo iba a todos lados con Jerónimo…

— Era linda…

— …y joven… 30 y un poquito. En realidad y como lo digo en mis libros, a la dictadura de Onganía le molestaba mi influencia sobre Jerónimo, no la cuestión sexual, etcétera. El Vaticano opera desde ahí. Le piden a Jerónimo que me corra de su vida. No acepta, claro. Pío VI era, además, muy misógino. Jerónimo se entrevista con él. Busca explicarle sus ideas, su lucha, pero Pablo VI no lo escucha. “A mí me dijeron otra cosa…”

— ¿Qué alcance tenía “esa mujer”?

— O “la consabida persona”. Y… desprecio, temor…

— “El inombrable” de “El nombre de la Rosa”…

— Pero en versión femenina. Miedo a evocarla. Por eso uno de mis libros se llama “Mi nombre es Clelia”. Ahora, en la Feria del Libro, Leonardo Boff y Eugenio Zaffaroni presentan otro libro mío sobre cartas con Jerónimo, cartas de lucha, de ideas…

— ¿Cómo fue para con Jerónimo la conducta de los hombres de la Iglesia argentina una vez que se consolidó la relación entre usted y él?

— ¡Y… mucha deserción! De amigos, compañeros de años. Carlos Mujica siempre estuvo al lado nuestro, valiente… Carlos, Nicodemo lo llamaba Jerónimo. Pero el resto, bueno, miedo…

— ¿Por qué Nicodemo?

— Porque Carlos venía solo y hay un episodio en el Evangelio donde se habla que Nicodemo iba a ver a Jesús, pero de noche… no sea cosa que… no sé…

— …lo pescaran…

— ¿Pero sabe quién nos ayudó mucho en todo aquel tiempo y nos acompañó todo el camino hasta que murió?: Helder Cámara, el Obispo de Recife. Una figura inmensa, una roca en la lucha. No olvidaré jamás el día que nos tomó las manos a mí y a Jerónimo. Me emociona recordar aquel momento. “Ella será siempre tu fuerza”, le dijo. “Tienen que cumplir una misión, yo estaré siempre con ustedes. En la Iglesia hay quienes tiran para atrás, otros que caminan con la gente y otros van adelante rompiendo. Ustedes están entre estos: rompiendo”. Helder fue íntegro, muy íntegro. Cómo ustedes, ahí en la Patagonia, que lo tuvieron a De Nevares. Jaime fue muy amigo de Jerónimo…

— Y ahora Francisco. ¿Lo trató?

— …Y defendido ante ciertos medios y periodistas que lo quieren enlodar. Lo quiero mucho. Es muy digno e inteligente ¿Sabe cuánto ayudo a Jerónimo cuando la muerte se acercaba? Horas y horas conversando los dos a solas, asistiéndolo.

— ¿Qué espera de su papado?

— Lo que hará: poner a la Iglesia Católica en línea con lo que abandonó el Concilio Vaticano II. Y avanzar en función a los signos de los tiempos.

— ¿De qué entonces tiene que rescatar a la Iglesia?

— De la opacidad con que interpreta al Evangelio. El Evangelio es defensa de la vida, progreso, justicia social… es un canto a la lucha por la dignidad de lo humano, de la vida. Algo ha sucedido con el tratamiento que la Iglesia da a ese mensaje cuando las iglesias están vacías. El Vaticano se ha dedicado a opacar ese mensaje.

— ¿Francisco podrá realmente rescatar ese contenido?

— Sí, lo hará. Por supuesto, ¡tiene cada nene de enemigo! Ya solapadamente le deslizan críticas desde lo formal, que es una forma miserable de atacar… que “no vive en el Vaticano”, que “rompe la línea seguida cuando define con quién quiere desayunar”, que patatín, que patatán…

— ¿Dónde está el núcleo duro de los enemigos?

— En la propia Iglesia, en la curia romana, en el interior del Vaticano, en la trama financiera creada en esos intereses. Esos son los escenarios de la primera gran batalla que tiene que dar: desarmar esa, esa…

— ¿Mafia?

— ¡Y..!

— ¿Avanzará sobre el celibato?

— Sí, no ahora, claro.

— Todo en su medida y armoniosamente…

— Eso es de Perón…

Bueno, Francisco ha tenido su corazoncito por ese lado…

— Va avanzar en ese tema. Es un dictado del signo de los tiempos.


entrevista: A Clelia Luro, viuda del exobispo Jerónimo Podestá

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