Nuestro presidente porteño

Dicen que el presidente es porteño. Cuando trabajé allí en los años 54-56 conocí muy buena gente. Hoy se parecen a los unitarios de la época de Rosas. Cuando cayó Perón, los porteños mostraron inmediatamente los dientes: sacaron el ataúd de Evita; eso lo realiza solamente una sociedad cruel y agorilada, etc. El 17, día de San Martín, los seguidores de Macri, Pichetto y Bullrich aprovecharon los festejos que no se realizaron y astutamente salieron multitudinariamente a repudiar la cuarentena y la reforma judicial, etc., en el feriado. Fue lamentable ver por TV los ataques a los periodistas de C5N y también a Cristina, frente a su domicilio de Recoleta.

Desfachatadamente no solo han interrumpido un homenaje que todos le debemos a San Martín, sino que una vez más la gente de Macri ha mostrado rabia incontenida -seguramente se debe a que perdieron la última elección- mientras su líder veranea en la Costa Azul (Francia) y corre el peligro de ir preso si intenta regresar al país, junto con su gobierno que dejó, entre otras cosas, un default y a individuos como su mejor amigo Gustavo Arribas, etc. No es mi intención criticar a Macri y su gobierno fallido, sino decir que para cortar las raíces del mal que se anida en Buenos Aires habría que -como lo pensó Perón alguna vez- trasladar el gobierno a San Luis o Santiago del Estero (Brasil trasladó su capital nada menos que al Mato Grosso en esos tiempos).

Y ya que estoy soñando, la capital de Neuquén debiera estar en Chos Malal y la de Río Negro en Ramos Mexía (Línea Sur). Para ir acomodando las cosas, mal que les pese a los que viven de sus cómodos y provechosos cargos políticos, cuyos antecesores llegaron a “punta de rieles” tanto en Patagones-Viedma como en Neuquén, donde se apoltronaron.

Juan Carlos Malgesini

DNI 4.673.429

Puerto San Antonio Este


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