¡Ojalá vuelvan los trenes! a toda máquina

El "vaporeso" Alfredo Casero es diestro en el arte de la improvisación. Pero hay que descubrirle el ardid entre delirio y libreto. Llega hoy, a las 22, al cine Español y mañana a Cipolletti con una puesta "ferroviaria" de teatro y música.

NEUQUEN (AN).- Sorpresa en la noche. Alfredo Casero a último momento «cantó» el nuevo nombre de su espectáculo. Es decir, de la innovadora idea que mostrará para los neuquinos.

Hoy, a las 22, en el cine Español y mañana, a la misma hora, en el Círculo Italiano de Cipolletti, Casero hará «Ojalá vuelvan los trenes» un compilado de las muchas facetas caserísticas.

Por supuesto que se le pidió que definiera la cuestión. Es que el nombre del espectáculo no tiene -siquiera- una semana de antigüedad. Dijo lo siguiente: es teatro. Unipersonal en el sentido teatral. Fundamentalmente monólogos e incluye canciones, que toca una banda de seis músicos.

Posiblemente quedarán incluidos en la sección musical temas del nuevo disco «Casaerius», que presentará en esta región y que abarca una versión muy personal de «Avec» de Charles Aznavour, «Como te diré» de Sandro, «Amores locos», su visión de «I Remember you», «Pizza conmigo» y «Mi combi» .

¿Cómo llega Alfredo? Subjetivamente.

Es con su público y en el teatro un seductor. De la talla de los habilidosos y muy capaces tipos dedicados al humor en Argentina. Humor que no es uno solo sino muchos «humores»: personalísimos humores a la argentina. El tiene el suyo: humor casaerius, humor a cara lavada, Casero como «Feria del humor» o Casero «Sólo para entendidos». Tanto «Feria» como «Sólo para entendidos» -algunas de sus puestas junto a tanta multiplicación de Casero por la televisión-, le hicieron sumar adeptos. A todos ellos, le agregó los recogidos con su último disco y la ya archi famosa «Shimauta» (Canción de la isla), que ha pegado muy bien hasta en los más jovencitos.

Así y todo, hay una franja que se le resiste, porque es un humor «nueva generación» o porque -tal vez- no le interesa atraer a todos. Lo que no puede dejar es de tomarle el pulso a sus huestes. Generalmente lo hace, sea por generación espontánea o inducido. Eso: que la muchachada cante la «Marcha del Dr. Vaporeso», canción que abrió el ciclo «Cha Cha Cha» durante todo el año 96, y que figura en su libro «El estigma del Dr. Vaporeso». La cosa es muy simple: los que la saben están con él desde la primera «casereada» y el resto son los arrimados a última hora.

En el espectáculo «¡Ojalá que vuelvan los trenes!» la mayoría de las canciones son de su último disco «Casaerius». Pero adelantó que también volverá a las andadas de Vaporeso, «Bailando en la sociedad rural» y la ya nombrada «Pizza conmigo» que también forman parte de este espectáculo.

¿Quiénes subirán esta noche al escenario? La banda estará integrada por el mismísimo Casero que se hace llamar «Voz Líder», Nicolás Posse Molina es a la vez director musical y será el capo del teclado, Gaspar Benegas en guitarras, Federico Mercuri también en teclas, Daniel Nakamurakere en bajo y Santiago Javier Díaz en batería.

El actor no promete la multiplicación de los panes caseros y los peces, porque quien tiene para pagar una entrada, debe haber previsto la provista familiar. Hará de él mismo, el personaje que más le cuadra. El que le agrada, caso contrario no lo sacaría de la esfera íntima (del espejo y la sombra en la pared) a la pública.

No le gusta repetirse y quienes alguna vez se lo haya encontrado en «Casero en castellano», verá algo distinto: canciones, monólogos, improvisaciones y delirios.

Sabido es que este actor-músico, es de los que huyen de la locura porteña. Se encierra más de lo que la gente pueda imaginar, en su bunker rodeado del maravilloso paisaje y la energía de Puerto Madryn. Y de ahí, aislado y sin teléfono le corta el rostro a todo el mundo farandulero, periodístico y de revistejas del corazón. Si uno le pregunta a su vecino Obdulio, dirá «anda por ahí, por Mendoza o La Pampa», aunque le esté mirando su redonda cara.

Madryn es donde «cranea» su obra. Dicen algunos que para saber dónde está el libreto y dónde se dispara siguiendo su inspiración del momento, hay que observar a los músicos. Si explotan de risa, es donde Casero deliró «in situ» y «si guardan la compostura» aunque la cuestión venga de frenesí total es porque ya se lo escucharon. Sutilezas de los que quieren descubrir la cuadratura del círculo que Casero jamás les revelará (B.S)


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