Alemania: salchicas, chucruty muy buen básquetbol
Sorprendió a propios y extraños al conquistar el Mundial de Básquet masculino porque jugó en equipo a un altísimo nivel,
Alemania sorprendió a propios y extraños al conquistar el Mundial de Básquet masculino venciendo para ello en la final disputada en Manila, a Serbia por 83 a 77.
Históricamente el equipo teutón nunca fue reconocido por sus resultados en el deporte de la pelota naranja, pero una serie de razones lo han llevado a tan deslumbrante éxito.
En el desarrollo del talento joven, el fortalecimiento de su competencia interna -es top 3 en Europa hoy-, y la irrupción de una camada de jugadores comprometidos con la causa, están algunos de los secretos del título.
Al decir de su técnico, el canadiense Gordon Herbert: “Sin compromiso no puedes alcanzar tus objetivos. Todo el mundo habla siempre de conseguir objetivos, pero ante todo hay que dedicarse y sacrificarse. Y todos mis jugadores tienen ese compromiso”.
A su tiempo el capitán Dennis Schröder, en una entrevista con MagentaSport reveló: “Somos un equipo, siempre permanecemos juntos”.
Como antecedente todos recuerdan a Dirk Nowitzki, una estrella de la NBA de cuya mano, el conjunto bávaro llego al cuarto (2001) y segundo (2005) puesto a nivel europeo y un tercer lugar en el Mundial 2002.
El elenco germano logró lo que muy pocos esperaban y es ganar los ocho partidos que disputó. Ello merced al notable rendimiento colectivo y de jugadores como Dennis Schroder, su desequilibrante base NBA (Toronto Raptors), con 28 puntos en el partido clave, para terminar, llevándose el MVP. Franz Wagner, otro NBA (Orlando Magic), también se destacó (19), sobre todo en el primer tiempo. Daniel Theis, (Indiana Pacers), formó una dupla notable con Johannes Voigtman para anular a Milutinovic, el pivote serbio.
Merced a una gran telaraña defensiva pudo contener el oficio de los jugadores de la ex Yugoslavia, que eran los grandes candidatos a quedarse con el campeonato luego de la eliminación de los Estados Unidos.
Precisamente el poder hegemónico del país norteamericano hoy zozobra, en manos de jugadores de otras nacionalidades que se han potenciado compitiendo en la NBA.
Sobre el particular reflexiona el reconocido profesor Gustavo Pravettoni: “La NBA sin querer capacitó a todo el mundo y ahora le juegan de igual a igual. Sobre todo países como Croacia, Serbia, Bosnia, Lituania, Estonia con un básquet sencillo, fuerte y efectivo, con un tiro exterior fantástico y pivotes de 2,15 metros.”
Apunta que Francia fue la gran decepción al quedar eliminado en primera ronda y España -con una liga de elite- en segunda fase.
Es por ello que EEUU quiere llevar un superequipo a los Juegos Olímpicos de Paris 2024, fogoneado por el mismísimo Le Bron James, en una gran apuesta por recuperar el fulgor perdido.
En definitiva, Alemania es campeón porque jugó en equipo a un altísimo nivel, siendo esta la espada de Damocles de aquellos conjuntos compuestos por grandes individualidades que conforman un grupo, más no un equipo.
Es esta última premisa, paradójicamente, de la que hoy carece el fútbol teutón, con un técnico como Hansi Flick recientemente eyectado de su puesto luego de caer duramente contra Japón en Wolfsburgo por 4-1, tras ser eliminados en primera ronda en un mundial de Qatar para el olvido.
Así hoy Alemania se hace de la pelota naranja, dejando boquiabiertos a los padres naturales de la criatura quienes tendrán que darse un baño de humildad, si quieren volver a mirar desde arriba en el deporte de las alturas.
*Abogado.Prof. Nac. De Educación Física. Docente Universitario. angrimanmarcelo@gmail.com
Alemania sorprendió a propios y extraños al conquistar el Mundial de Básquet masculino venciendo para ello en la final disputada en Manila, a Serbia por 83 a 77.
Históricamente el equipo teutón nunca fue reconocido por sus resultados en el deporte de la pelota naranja, pero una serie de razones lo han llevado a tan deslumbrante éxito.
En el desarrollo del talento joven, el fortalecimiento de su competencia interna -es top 3 en Europa hoy-, y la irrupción de una camada de jugadores comprometidos con la causa, están algunos de los secretos del título.
Al decir de su técnico, el canadiense Gordon Herbert: “Sin compromiso no puedes alcanzar tus objetivos. Todo el mundo habla siempre de conseguir objetivos, pero ante todo hay que dedicarse y sacrificarse. Y todos mis jugadores tienen ese compromiso”.
A su tiempo el capitán Dennis Schröder, en una entrevista con MagentaSport reveló: “Somos un equipo, siempre permanecemos juntos”.
Como antecedente todos recuerdan a Dirk Nowitzki, una estrella de la NBA de cuya mano, el conjunto bávaro llego al cuarto (2001) y segundo (2005) puesto a nivel europeo y un tercer lugar en el Mundial 2002.
El elenco germano logró lo que muy pocos esperaban y es ganar los ocho partidos que disputó. Ello merced al notable rendimiento colectivo y de jugadores como Dennis Schroder, su desequilibrante base NBA (Toronto Raptors), con 28 puntos en el partido clave, para terminar, llevándose el MVP. Franz Wagner, otro NBA (Orlando Magic), también se destacó (19), sobre todo en el primer tiempo. Daniel Theis, (Indiana Pacers), formó una dupla notable con Johannes Voigtman para anular a Milutinovic, el pivote serbio.
Merced a una gran telaraña defensiva pudo contener el oficio de los jugadores de la ex Yugoslavia, que eran los grandes candidatos a quedarse con el campeonato luego de la eliminación de los Estados Unidos.
Precisamente el poder hegemónico del país norteamericano hoy zozobra, en manos de jugadores de otras nacionalidades que se han potenciado compitiendo en la NBA.
Sobre el particular reflexiona el reconocido profesor Gustavo Pravettoni: “La NBA sin querer capacitó a todo el mundo y ahora le juegan de igual a igual. Sobre todo países como Croacia, Serbia, Bosnia, Lituania, Estonia con un básquet sencillo, fuerte y efectivo, con un tiro exterior fantástico y pivotes de 2,15 metros.”
Apunta que Francia fue la gran decepción al quedar eliminado en primera ronda y España -con una liga de elite- en segunda fase.
Es por ello que EEUU quiere llevar un superequipo a los Juegos Olímpicos de Paris 2024, fogoneado por el mismísimo Le Bron James, en una gran apuesta por recuperar el fulgor perdido.
En definitiva, Alemania es campeón porque jugó en equipo a un altísimo nivel, siendo esta la espada de Damocles de aquellos conjuntos compuestos por grandes individualidades que conforman un grupo, más no un equipo.
Es esta última premisa, paradójicamente, de la que hoy carece el fútbol teutón, con un técnico como Hansi Flick recientemente eyectado de su puesto luego de caer duramente contra Japón en Wolfsburgo por 4-1, tras ser eliminados en primera ronda en un mundial de Qatar para el olvido.
Así hoy Alemania se hace de la pelota naranja, dejando boquiabiertos a los padres naturales de la criatura quienes tendrán que darse un baño de humildad, si quieren volver a mirar desde arriba en el deporte de las alturas.
*Abogado.Prof. Nac. De Educación Física. Docente Universitario. angrimanmarcelo@gmail.com
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