Educación: hay estadísticas que se publican y otras que nos sirven

Quienes estamos en el aula sabemos que los datos de las pruebas PISA y Aprender solo sirven para un efecto mediático, no para quienes trabajamos en alfabetización.

Foto: archivo

Este año nos tocó dictar una capacitación a docentes de primero, segundo y tercer grado enviada por el Ministerio de Capital Humano. Para ello, el Ministerio de Capital Humano envía una planificacióndetallada de las clases que debemos dar a los docentes, sus contenidos, fragmentación del tiempo, actividades, formas de explicar y de evaluar -la misma para todo el país-, como si los docentes no estuviéramos capacitados para tomar esas decisiones. ¿Será que quienes elaboran estas propuestas coinciden plenamente con Paulo Freire al entender que toda educación es inherentemente política, que en toda toma de decisiones hay una postura política?

El tema de la capacitación era la alfabetización inicial. La primera actividad que proponía el ateneo era que los docentes indagaran por internet los resultados de las pruebas PISA y APRENDER para, a partir de allí, opinar y debatir sobre la problemática de la alfabetización actual. Pero quienes estamos en el aula sabemos que esos datos sólo sirven para producir un efecto mediático, no para quienes trabajamos en la alfabetización. Como dice Emilia Ferreiro, las estadísticas no aportan nada para solucionar los problemas que parecieran detectar. Entonces, decidimos hacer nuestras propias encuestas en escuelas periféricas y rurales de la ciudad de General Roca, con los siguientes resultados.

Al iniciar el segundo cuatrimestre, en un total de 16 escuelas nos encontramos que en primer grado había 105 chicos que aún no hacían ningún tipo de correspondencia entre la escritura y el habla y en algunos casos aún no sabían dibujar letras -lo que llamamos presilábicos-. Además, 184 niños hacían algún tipo de correspondencia entre sonido y letra, pero todavía no de manera convencional, es decir, representan un sonido silábico con una sola letra -lo que llamamos silábicos-. Y 63 niños ya estaban leyendo y escribiendo de manera convencional, es decir, están alfabetizados. En esa época del año, en primer grado, estos no son números preocupantes, ya que estas etapas son propias del aprendizaje de la lectoescritura.

Siguiendo con nuestra propia encuesta, en segundo grado aumenta el porcentaje de niños alfabetizados y disminuye el de silábicos y en tercero casi todos los que estaban silábicos ya están alfabetizados. Y acá lo que nos preocupó fue lo siguiente: hay una cantidad de niños que no hacen ningún tipo de correspondencia (34) que se mantiene hasta tercero sin demasiada variación.

Entonces dimos el segundo paso, que fue indagar sobre los casos concretos de esos niños. Buscábamos saber por qué avanzan hasta tercer grado sin alfabetizarse. Y las respuestas, a los fines de que los docentes reflexionen sobre su rol en este escenario, fueron divididas en dos grupos. Por un lado, aquellas causas en que los docentes tienen posibilidades de intervenir. Entre estas respuestas están: los chicos no se desenvuelven en un ambiente letrado y necesitan un contexto con más textos y prácticas de lectura y escritura; la falta de articulación con el jardín de infantes, etc.

Por otra parte, agrupamos las causas que no están al alcance de la acción docente. La primera que surge con fuerza es el ausentismo. Son muchos los niños que casi no asisten a la escuela y los docentes se sienten obligados a evaluar “los avances” y a promocionarlos al siguiente grado. En segundo lugar, nombran condiciones sociales y económicas muy conflictivas de las familias, que hacen que la alfabetización pase a un segundo o tercer plano. Muchos de esos casos son chicos que tienen alguna discapacidad (casos que antes se atendían en la escuela especial y ahora se atienden en la escuela común, y por tanto forman parte de sus estadísticas).

Si bien el universo de esta breve encuesta es pequeño, aunque es donde se complica más la alfabetización, es una lectura que nos dio datos que sí sirven para intervenir -y lo estamos haciendo- y no para producir efectos mediáticos y hacer “como si” nos quisiéramos ocupar de la alfabetización.

Al parecer, el Ministerio de Recursos Humanos entendió claramente que si no toma decisiones en este ámbito se pierde un espacio ideal de actuación política (lo que algunos prefieren llamar adoctrinamiento), pero sus medidas se alejan cada vez más de buscar soluciones concretas.

*Profesoras de Lengua en el IFDC Fiske Menuco de General Roca


Foto: archivo

Este año nos tocó dictar una capacitación a docentes de primero, segundo y tercer grado enviada por el Ministerio de Capital Humano. Para ello, el Ministerio de Capital Humano envía una planificacióndetallada de las clases que debemos dar a los docentes, sus contenidos, fragmentación del tiempo, actividades, formas de explicar y de evaluar -la misma para todo el país-, como si los docentes no estuviéramos capacitados para tomar esas decisiones. ¿Será que quienes elaboran estas propuestas coinciden plenamente con Paulo Freire al entender que toda educación es inherentemente política, que en toda toma de decisiones hay una postura política?

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