Las “bodas de seda” del matrimonio igualitario

Adrián Urrutia *


Hoy podemos acceder a derechos como compartir la cobertura de salud, el derecho a la herencia, a la propiedad de los bienes compartidos o el derecho a obtener una pensión.


Cada aniversario se vive con mucha emoción, alegría y reflexión. El 15 de julio de 2010 fue un día histórico para la lucha por los derechos humanos en nuestro país, gracias a la militancia de todas las organizaciones LGBT+, la sociedad aliada y un gobierno nacional, popular y comprometido como el de Néstor Kirchner, la Ley 26.618 de Matrimonio Igualitario se convirtió en una realidad y nos colocó a la vanguardia en América Latina.

Este logro tiene una antesala que comenzó 15 años atrás, cuando María Rachid, que en ese momento era presidenta de la FALGBT+, y Claudia Castro pidieron turno a un registro civil para casarse y, cuando les fue denegado, presentaron el primer amparo judicial para que se declarasen inconstitucionales dos artículos del código civil que impedían el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Comenzábamos así una estrategia desde lo legal para instalar el tema en la opinión pública. Transversalizamos la lucha y fuimos ganando aliadas, aliados y aliades. Fuimos apareciendo como hongos, de manera organizada, en las distintas ciudades, hasta alcanzar ese glorioso momento: el tratamiento de la ley.

En aquella madrugada del 15 de julio de 2010, tuve la oportunidad de estar afuera del Congreso viviendo la sesión maratónica en la que se aprobó con 33 votos contra 27. Luego llegó la promulgación el 21 de julio de 2010, en Casa Rosada, por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a partir de ese momento dejamos de ser ciudadanos y ciudadanas de segunda.

En la actualidad, más de 30 países tienen leyes similares pero la particularidad de la nuestra es que avala el matrimonio entre las personas no residentes lo que permitió que más de 400 parejas extranjeras hayan visitado Argentina para poder disfrutar de este derecho tan hermoso y que tanto costó lograr.

En nuestra provincia un total de 1160 parejas contrajeron matrimonio. Si bien la mayoría se celebraron en la capital, también hubo en muchas localidades del interior.

Antes de la existencia de esta ley, las personas del mismo sexo no podíamos tener los mismos derechos que todas las parejas y aun así transitábamos toda una vida con alguien, acompañándola y cuidándola como cualquier otra persona. A partir de la efectivización de esta ley se modificó el Código Civil permitiendo que gocemos de iguales derechos y obligaciones que cualquier pareja heterosexual.

Hoy podemos acceder a derechos como compartir la cobertura de salud, el derecho a la herencia, a la propiedad de los bienes compartidos o el derecho a obtener una pensión en caso de fallecimiento de uno de los integrantes de la pareja.

Mirar hacia atrás todo el recorrido que hemos hecho nos emociona y nos fortalece en nuestras convicciones de seguir trabajando para pasar de esa igualdad legal conquistada a la igualdad real. Que en la cotidianidad podamos disfrutar de cada uno de los derechos ganados y meditemos sobre la necesidad de defenderlos, resguardarlos y protegerlos para que no sean cercenados.

Buscábamos poder vivir nuestros amores con libertad, hemos logrado el objetivo principal. Ahora aspiramos a que algún día se deje de separar entre ‘matrimonios heteros’ y ‘matrimonios igualitarios’, son solo matrimonios.

Seguiremos accionando y militando para alcanzar una sociedad diversa, libre de discriminación e inclusiva en las que todas las personas puedan vivir en total armonía. Vamos hacia un país más justo e igualitario.

* Secretario de Políticas Públicas de la Federación Argentina LGBT – FALGBT. Subsecretario de Diversidad Ministerio de las Mujeres y de la Diversidad Gobierno de Neuquén.


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