Médicos de guardia

Hernán Epifanio *


Mejor cuanto más capacitada esté la población en saber a qué tipo de servicio debe recurrir y más asertivo sea el sistema de salud en ordenar la demanda.


Hace tiempo que la sociedad local ha instalado (con justa razón) un reclamo sobre la falta de atención por “guardia” -en el subsector privado- o de la demora en ella -en sector público y privado-.

En primer lugar, me gustaría mencionar que este problema aqueja a la gran mayoría de las localidades del país que no son grandes urbes -ya que en ellas esta demanda la suelen cubrir los médicos recién recibidos o en formación de una especialidad- por lo que la problemática no es solo local.

En segundo lugar, me gustaría aclarar -a mi entender- que el reclamo de la sociedad se orienta hacia un tipo de consulta médica que es la llamada “demanda espontánea”.

Existen básicamente 3 tipos de situaciones en las cuales se puede requerir atención en salud:

• Emergencias y urgencias: situación que de no ser asistida de inmediato (emergencia) o en el corto plazo (urgencia) corre en riesgo la vida de la persona.

• Demanda espontánea: situación de salud que requiere asistencia, no urgente ni emergente pero que de no ser asistida por personal de salud puede perjudicar la evolución del acontecimiento, por lo que idealmente debería ser resuelta en el día.

• Consulta programada: situación de salud con acuerdo de día y horario entre profesional y paciente en la que idealmente el profesional actuante es el médico de cabecera.

La consulta de demanda espontánea idealmente debería ser cubierta por especialidades eminentemente clínicas (médicos generalistas, médicos de familia, clínicos y pediatras)

Mientras más capacitada esté la población en saber a qué tipo de servicio debe recurrir (demanda) y mientras más asertivo sea el sistema de salud en ordenar la demanda acorde a las necesidades en salud (oferta), menor será el grado de disconformidad en la población y la repercusión sanitaria. De este modo, estaremos hablando de un sistema más eficaz.

Intentaré describir las que son para mí algunas de las principales causas que involucran aspectos, culturales, económicos, educacionales, políticos (interrelacionados entre sí) de manera que cuando intentemos buscar las soluciones tengamos en cuenta la magnitud y la complejidad del problema.

• Falta de inversión en educación en salud (promoción de la salud): es menester que el sistema sanitario dedique tiempo, energía y dinero en educar a la población sobre qué tipo de situaciones requieren consulta médica y de cuál tipo de consulta se trata (inmediata, espontanea, o programada).

• Falta de políticas dirigidas a clasificar la atención en salud (gobernanza): es el sistema sanitario y sus actores quienes deben ofrecer a la población espacios para cubrir la demanda de las diferentes situaciones de salud (ej: si no hay oferta de consultorios de demanda espontánea, la situación termina en la guardia de emergencias, sin importar día y horario).

• Consultas médicas mal pagas (en sub-sector privado): el valor que pagan las obras sociales y prepagas por la consulta médica es muy bajo (ej: Ipross paga actualmente $ 507 con 3 a 5 meses de demora) y más aún si lo comparamos con otras prácticas médicas (quirúrgicas, anestesias, etc.). Esta situación tiene doble impacto: los médicos eligen las especialidades más redituables que no son las clínicas y por otro lado al haber pocos médicos con especialidades clínicas hay menor disponibilidad de oferta de consulta programada, lo que termina convirtiendo a casi toda la demanda en demanda espontánea.

• Falta de inversión en Atención primaria de la Salud (en subsector público): los bajos salarios empujan a los médicos que trabajan en los centros de salud a realizar guardias en el hospital. Esta situación desprotege al centro de salud barrial y genera una demanda no satisfecha en estos espacios que termina en la guardia del hospital.

• Falta de regulación de especialidades médicas según necesidades de la población: existe una oferta de formación en especialidades médicas en función de servicios que la pueden dar, pero no en función de un programa que apunte a cubrir las necesidades reales en la salud de la población.

• Reputación sobrevalorada de las súper especialidades por sobre las especialidades clínicas: existe una suerte de mito, acerca de que el súper especialista- especialidad dentro de una especialidad médica- es el que más estudia y el que más reconocido es. Dicha visión es fragmentadora de la atención en salud, carente de una visión global de la salud del individuo en sociedad.

• Epidemia de necesidades de atención en salud mental: los evidentes incrementos en índices de ansiedad, depresión, repercuten en una demanda más hostil en los equipos de salud.

Invito a toda la sociedad en general y a las autoridades en salud en particular a repensar su rol en el sistema para intentar sobreponer esta situación que nos preocupa a todos.

* Médico – Matrícula provincial 7051 – Roca


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