Menos bosques, más calor y sequía: siguen violando la ley en Río Negro

Asociación Arbol de Pie*


Desde el 2015 en adelante, todas las autorizaciones de tala que emitió el Estado Provincial estuvieron en contra de la norma.



Todos conocemos o al menos hemos oído hablar de la Ley de Bosques y tenemos asumido que, tristemente, una cosa es que exista una ley y otra que se aplique. Sabemos que existen mapas con diferentes grados de protección, los que popularmente se separan en tres colores: verde, amarillo y rojo. Sin embargo, hay “detalles” que en general el público ignora. Con los años, desde el 2010 cuando se sancionó la ley en Río Negro, la violación de esta norma jurídica ha ido profundizándose, la impunidad con la cual se han manejado los gobiernos provinciales se ha hecho cada vez más obvia, y ya no se disimula su incumplimiento.

El primer mapa de protección de bosques nativos se confeccionó en 2010, de forma inconsulta con la ciudadanía y los organismos técnicos y científicos con incumbencia en la materia. Ahí nos enteramos que en la península San Pedro o en el faldeo del cerro Bella Vista, por ejemplo, no hay bosques, ya que figuraban en blanco en el mapa.

Por supuesto, la ley mandaba actualizarlo, hacia un nivel de mayor protección, en 2012, 2015 y 2020, cosa que aún estamos esperando.

Autorizaciones contrarias a la ley


Lo curioso de esto, es que la Ley Nacional de Bosques prohibe cualquier utilización del bosque nativo a partir de los 5 años del primer ordenamiento (mapa de bosques del 2010) si este no se actualiza, cosa que nunca se hizo.

O sea que, desde el 2015 en adelante, todas las autorizaciones de tala que emitió el Estado Provincial estuvieron violando la ley. El Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA), así lo confirmó en su resolución 236/12.

No conforme con esto, el subsecretario de Recursos Forestales, Fernando Arbat, acaba de autorizar un desmonte en un área con grado de protección II (amarilla), lo cual está expresamente prohibido por ambas leyes, nacional y provincial. Obviamente esto ameritó que varios compañeros de distintas organizaciones denunciaran penalmente al funcionario.

Entonces, la ley es buena pero no alcanza.

Solo la participación y el involucramiento de todos puede frenar a esta gente y lo que es más importante, intentar detener el desastre climático que se ya tenemos encima.

La deforestación


La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ubicó a la Argentina entre los diez países que más desmontaron entre 1990 y 2015, cuando se perdieron 7,6 millones de hectáreas, a razón de 300.000 hectáreas al año.

En la actualidad, los bosques mundiales absorben entre el 25 y el 30 por ciento del CO2 que calienta el planeta y que la humanidad arroja a la atmósfera.

Sin embargo, el año pasado se perdieron 38.000 kilómetros cuadrados de bosques , lo equivalente a un campo de fútbol cada seis segundos, según datos de Global Forest Watch.

Nos estamos poniendo la soga al cuello. La sequía amenaza, cual boomerang, a aquel que la produce.

Aproximadamente 117.600 kilómetros cúbicos de agua caen a la tierra en forma de precipitaciones cada año. Más del 30% de esta cantidad proviene de la transpiración de las plantas y árboles. Además, esta transpiración al ascender, crea por debajo centros de baja presión que terminan atrayendo vientos húmedos del océano. Lo contrario también sucede, desertificación, aumento de la temperatura media, incendios forestales que liberan miles de toneladas de CO2 a la atmósfera.

Aún no es tarde, actuemos para frenar a los que atentan contra nuestro futuro.

* Asociación Civil, Bariloche.


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