Río Negro: un Estado presente para un desarrollo real
Un Estado tan chico como sea posible y tan grande como sea necesario”. La frase que repite Alberto Weretilneck sintetiza un debate que en la Argentina a menudo se discute en abstracto, pero que en Río Negro tiene un anclaje muy concreto.
El tamaño del Estado no se mide en dogmas, sino en su capacidad de estar donde la sociedad lo necesita y de retirarse donde la iniciativa privada puede generar valor. Esa es la discusión que hoy debemos dar, porque el rol del Estado no es un eslogan, es una práctica cotidiana.
Estos años de gestión de Juntos Somos Río Negro (JSRN) han sido en un contexto difícil.
Con un gobierno nacional que se retiró de muchas de sus responsabilidades históricas -obra pública, financiamiento de hospitales, rutas nacionales, universidades- Río Negro no esperó.
Entre 2024 y 2025, la provincia retomó con fondos propios 14 obras que Nación había paralizado, invirtió para mantener abiertas las sedes de la Universidad Nacional de Río Negro, siguió adelante con la pavimentación de rutas provinciales clave como la 6 y la 8, construyó viviendas y amplió la red de hospitales y centros de salud, incluyendo el proyecto del nuevo edifi cio del hospital López Lima en Roca.
Mientras tanto, redujo en más de un 39 % la deuda en dólares, liberando recursos para desarrollo y obra pública.
Ese es el tipo de Estado que defiende JSRN: no un Estado inmóvil que administra escasez ni un Estado que abandona, sino un Estado que actúa para crear condiciones de desarrollo.
La matriz energética que empieza a transformarse en nuestra provincia con el gas de Vaca Muerta, el futuro puerto de exportación de GNL en el Golfo San Matías, la red de parques industriales que conecta a los productores con la logística, o la recuperación de la infraestructura eléctrica municipal a través del ProInEleM -que ya llevó luz y alumbrado a 21 localidades- son ejemplos de una misma idea: donde hay un vacío que frena el desarrollo, el Estado debe llenarlo.
La política no puede conformarse con diagnósticos ni esperar que los problemas se resuelvan solos.
Las urgencias de la gente -desde la salud hasta el empleo y la infraestructura básica- no se cocinan al calor de los planes económicos de un escritorio. Se enfrentan con decisiones, con presupuestos ordenados, con presencia territorial, con reglas claras para que el sector privado invierta, y con sensibilidad para priorizar lo que no puede esperar.
Por eso, cuando algunos sostienen que el Estado debe retirarse casi por completo, nosotros decimos que tiene que ser eficiente, pero también justo y estratégico.
El Estado debe alentar la inversión privada —como hicimos al adherir al RIGI , que da certidumbre jurídica— pero a la vez garantizar que el desarrollo genere empleo rionegrino gracias a herramientas como la Ley 80-20 y que las pymes locales participen como proveedoras, multiplicando el impacto de cada proyecto en nuestras comunidades.
Hay quienes creen que la política se trata de eslóganes ideológicos. Yo estoy convencido de que se trata de resolver.
El Estado rionegrino demostró en los últimos años que, aún con limitaciones, puede actuar con seriedad, planifi car con previsibilidad y sostener políticas que trascienden los ciclos electorales. Ese es el camino que queremos llevar al Congreso: un Estado que no se vuelve un obstáculo, pero tampoco se desentiende de las responsabilidades que le dan sentido.
Un Estado que no promete soluciones mágicas, sino que está presente para construir futuro.
* Legislador provincial, candidato a senador nacional por Juntos Defendemos Río Negro.
Comentarios