Sin freno constitucional no hay federalismo
Una Corte alineada obliga a imaginar formas inteligentes de hacer respetar la Constitución en un contexto de deudas y ataques a las provincias.
En el multiverso federal.
1. ¿Qué harán las provincias?
Hay un escenario distante pero posible donde el Gobierno de Milei expande y hasta conquista el poder tanto en CABA como en la Provincia de Buenos Aires. Ese proceso todavía tiene final abierto. Mucho puede pasar. Tanto el macrismo como el peronismo retendrán poder considerable. Cabe analizar si podrán revertir su actual declive en un contexto de mayor polarización.
La incertidumbre e inestabilidad reinan. La soberbia engaña. Cabe recordar que en diciembre del 2022 había un jefe porteño que prometía “ministerios” porque se pensaba ya ganador en las elecciones presidenciales. La cautela escasea. Hoy Milei habla del 2027 prematuramente pero sin oposición al frente. Ese vacío también puede debilitarlo, forzar errores propios y multiplicar internas salvajes.
Si en un contexto de fragilidad institucional y casi sin legisladores el Gobierno logró lo que logró, una expansión electoral en 2025 y 2027 abre otro juego. Sin partidas, sin ley de presupuesto, sin obra pública y sin freno al reparto arbitrario, el federalismo seguirá bajo acecho.
El evidente colapso del sistema de frenos y contrapesos con una Corte alineada y silenciosa obliga a imaginar nuevas formas inteligentes de hacer cumplir la Constitución en un contexto de ataques y deudas al sistema federal.
Las turbulencias económicas posiblemente inviten a radicalizaciones de la política oficial para ocultar y distraer. Mucho peligro y daño ya se produce con un discurso público embrutecedor. La oposición y su ecosistema de indignación lo hacen crecer. Como ya afirmamos, polarizar con Milei lo fortalece. Lo que lo debilita es escuchar los malestares de su base policlasista, a los sectores huérfanos y construir alianzas. Por el contrario, la oposición sigue soberbia e insensible.
El proceso de autocratización de la política es tendencia global. Las provincias no deben reafirmar sus autonomías de forma autoritaria. Se puede construir autoridad y alianzas institucionales para acciones concretas y resultados palpables. Sin embargo, esa capacidad no debe ser sólo mediática ni política sino debe traducirse en capacidad institucional para frenar la destrucción oficial y restablecer un orden constitucional hoy ignorado. La Constitución usada como herramienta de protección social y federal.
2. “Hacia la derrota federal”
Ese es el título del libro de Juan Antonio Vilar, Profesor de Historia, que analiza el periodo de la Confederación Argentina de 1852-1862 editado por la Universidad de Entre Ríos (EDUNER). Citemos dos pasajes: “La derrota de la confederación no sólo fue política, sino social”…“los pueblos habían seguido a sus caudillos-gobernadores para defender su autonomía y su forma de vida”. Su federalismo “tenía un fuerte componente localista y tradicionalista”. “El triunfo porteño significó el fin de esta Argentina criolla”.
La relación elites con proyecto y sus bases sociales es siempre importante. Ya no hay batallas campales pero sí claudicación como en Pavón. Hay batallas culturales para generar resentimiento, enojo y división. Ayer y hoy sirven para ocultar la inflación y lo que vendrá necesitará más de eso. Cuando las elites pierden conexión con sus bases sociales, por endogámicas y clasistas, aparecen nuevas contra-elites. En nuestro caso, un rejunte diverso de contra-elites que incluye aves de rapiña oportunistas y hábiles operadores de la vieja elite.
Sigue Vilar “a pesar de la perorata mitrista de defender ‘la voluntad popular’, los liberales triunfantes constituían una minoría.” “Por eso debieron apelar al fraude y al terror para ganar las elecciones. Su campaña, como todo el país, era federal”.
Del ciclo victorioso de una oligarquía orgullosa de serlo por construir un Estado que habitará como casta dirigente, de Mitre a Uriburu, a la actual oligarquía de destrucción cínica hay más que un siglo, hay otra claudicación como en Pavón, otra rotunda derrota de la dirigencia que se dice “democrática”.
La destrucción se puede frenar pero se necesita proponer también una visión de futuro. Mientras, lo que hace el Gobierno es acelerar la desintegración nacional ofreciendo una fantasía social inclusiva que nos acerca a otro abismo histórico, a otra derrota federal.
*Abogado y profesor de derecho constitucional.
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