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¿Sophia nos deja sin trabajo?: el impacto de la IA en lo laboral

¿Qué futuro nos espera? Es imposible saberlo con certeza, pero las nuevas tecnologías, especialmente las IA, parecieran estar avanzando sobre los empleos más rudimentarios y repetitivos como los de choferes, administrativos, mozos y vendedores de tienda.

Redacción

Por Ezequiel Echeverría

Ya sabemos que la IA Sophia puede mantener una conversación fluida, reconocer y emular emociones o gestos, incluso, pintar. Según sus creadores fue ideada para trabajar como acompañante terapéutica, en atención al público o educadora. También ChatGPT irrumpió la vida de todos como una herramienta capaz de redactar documentos sencillos, simplificar textos, traducirlos, asistir en marketing, a abogados, etc.

Esto es un gran avance tecnológico, pero no podemos obviar que muchas de estas tareas hoy son realizadas por humanos, y si bien las IA todavía tienen defectos cada vez aprenden y se perfeccionan más. Las grandes empresas ya usan la tecnología para reemplazar a sus trabajadores, un robot no cobra salario, descansa, no forma sindicatos, etc. Ya Zuckerberg y Gates dijeron que el desempleo tecnológico sería el principal conflicto del siglo XXI.

Un optimista podría decir que estos cambios ya sucedieron, que la tecnología crea más trabajo del que borra y mejora la vida de todos. Oppenheimer en su libro ¡Sálvese quien pueda! recuerda la creación del telar automático a fines del siglo XVII, en principio los trabajadores se opusieron, pero hoy en día esta permitió abaratar los costos de las ropas y creó numerosos puestos de trabajo que antes no existían a su alrededor (tiendas, modelaje, diseño, etc.).

Sin embargo, el mismo Oppenheimer sostiene que la revolución tecnológica que vivimos está generando cambios mas vertiginosos que antes. En el 1900 podían pasar décadas desde la creación de una tecnología hasta que esta fuera utilizada en todo el mundo, dándonos tiempo de adaptación. Hoy, la comunicación masiva hace que estos cambios se impongan en sólo meses.

Entonces ¿Qué futuro nos espera? Es imposible saberlo con certeza, pero las nuevas tecnologías, especialmente las IA, parecieran estar avanzando sobre los empleos más rudimentarios y repetitivos como los de choferes, administrativos, mozos y vendedores de tienda. Veremos asi un aumento de trabajos que utilicen habilidades socioemocionales como la resolución de problemas, análisis crítico, inteligencia emocional y creatividad. También, las inteligencias artificiales permitirán la proliferación de los emprendimientos personales o “microempresarios”, ya que todos podemos tener nuestro propio asistente a bajo costo.

Lamentablemente, este cambio será sencillo para quienes tengan estudios universitarios o experiencia en esas áreas, quienes ya están en puestos que no serán reemplazados. En cambio, los más amenazadas son quienes no cuentan con estos conocimientos y que ya trabajan en puestos rudimentarios.

Vemos así que el mayor acceso a la tecnología no eliminará las desigualdades económicas que ya existen. Los desempleados y los nuevos “emprendedores” serán vulnerables frente a las grandes empresas, mereciendo protecciones legales. Sin embargo, la ley de trabajo fue dictada en el año 1974, y su estructura sigue siendo la misma, ideada para una economía industrial de hace más de 40 años, en la que los trabajadores prestaban tareas en fábricas, cumpliendo un horario y realizando tareas repetitivas bajo las órdenes de su jefe.

Según esta ley sólo hay dos posibilidades, o somos trabajadores dependientes totales con todas las protecciones laborales, o somos empresarios autónomos y no tenemos protección alguna, sin admitir grises.

Desde hace años que jueces y abogados debemos lidiar con este binomio, intentando forzar muchas situaciones en uno u otro extremo, asi pasó por ejemplo con Uber y Pedidosya.

Nuestra normativa ya está fallando en dar respuesta a muchos sujetos y la irrupción de la inteligencia artificial agravará la situación.

En otros países se crearon figuras intermedias como semidependientes e incluso, autores como Adrián Goldín pregonan la creación de un “Ingreso Básico Universal” que permita a todos acceder a un salario mínimo sin condiciones. Sea cual sea la solución, no dar respuesta sólo empeorará las cosas.

El autor es integrante del Instituto de Derecho e Inteligencia Artificial del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén, dirigido por Vanesa Ruiz.


Ya sabemos que la IA Sophia puede mantener una conversación fluida, reconocer y emular emociones o gestos, incluso, pintar. Según sus creadores fue ideada para trabajar como acompañante terapéutica, en atención al público o educadora. También ChatGPT irrumpió la vida de todos como una herramienta capaz de redactar documentos sencillos, simplificar textos, traducirlos, asistir en marketing, a abogados, etc.

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