Petrona, la curandera que revolucionó El Cholar

Los fines de semana, la localidad se desborda por la gran cantidad de gente que visita a una mujer que dice tener facultades sanadoras.

Historia de vida

NEUQUÉN (AN).- Todos los fines de semana, la localidad de El Cholar puede duplicar o triplicar su población. Es que, desde hace unos meses, recibe unos 300 vehículos y trafics que transportan enfermos de toda la provincia que buscan saciar sus incógnitas con Petrona Dinamarca, una mujer de origen mapuche, oriunda de Caviahue, quien aduce haberse entregado a Dios siendo niña y que hoy tiene facultades para calmar dolencias físicas o espirituales.

El fenómeno desborda todos los servicios que este pequeño poblado, que en el 2010 tenía 983 habitantes, puede dar. La pequeña hostería colapsó, los comercios se quedan sin mercadería y no hay una localidad que pueda darlos a más de 40 kilómetros a la redonda, por caminos de ripio. El Cholar busca convertirse en un pueblo fronterizo ubicado a una decena de kilómetros del paso Pichachén y hasta ahora no logra sobreponerse a esta “invasión” que durante los viernes, sábados y domingos debe soportar.

Petrona vive desde hace muchos años en El Cholar, trabaja de artesana en el municipio y los viernes, sábados y domingo se dedica a atender pacientes. Lo hace en su casa, en un espacio de reducidas dimensiones que construyó para tal fin. En el cerco perimetral tiene un cartel donde se indican los horarios, los días, y se aclara que es por orden de llegada.

Es esquiva para otorgar entrevistas, pero concedió una nota al programa de televisión “Interior Neuquino”. “Cuando llegamos a El Cholar es como que llegué a mi propio lugar”, confiesa Petrona, que derrochó palabras de agradecimiento para los vecinos de El Cholar porque -dijo- le abrieron sus puertas y ella pudo ser feliz junto a sus hijos.

Contó que todos los días reza por los que sufren, que cuando era niña se entregó a Dios “entre cuatro paredes y ante ningún pastor ni padre misionero” y reconoció que tiene facultades para ayudar a la gente.

Aseguró que la función de su trabajo “de ayuda a la gente, no tengo ningún compromiso a ningún ser humano, mi trabajo es únicamente con el compromiso ante Dios, que él me lo dio de la manera que se lo pedí siendo niña”.

Es respetuosa de esa facultad y valora su trabajo porque “lo que Dios me dio no me sacó un centavo y por eso no necesito que la gente me lo de, me ha dado la suficiente mentalidad, una buena salud para poder trabajarlo, de capacitarme de diferentes trabajos. No me puedo quejar, le tengo que dar gracias a Dios día a día”.

Petrona no cobra un peso, vende ñaco que hace con sus propias manos. Los pacientes buscan una palabra de aliento que los saque de los pronósticos pesimistas de los médicos halopáticos y descansan en sus consejos de ingerir té de yuyos.

No realiza ningún tipo de medicina mapuche.

Una artesana que cura

A todos los que la van a visitar, la curandera de El Cholar, Petrona Dinamarca, les pide que no vayan para probarla porque “el único que puede hacer pruebas conmigo está en el cielo, que lo hizo varias veces y gracias a él pude soportar todo para salir adelante”.

De lunes a jueves se dedica a producir artesanías y el fin de semana atiende a los visitantes en una pequeña habitación de su humilde vivienda.

“He logrado todo lo que yo le pedí a Dios y la Virgen”, dijo en la entrevista con el aludido programa televisivo y contó que varias veces le han ido a preguntar si pertenecía a una iglesia evangélica, adhesión que niega porque a quien rinde cuentas es sólo a Dios. “No vengan para probar intenciones, porque yo no pruebo intenciones con nadie, no vengan porque tienen tiempo libre para venir a hacer prueba conmigo porque el único que hace pruebas está en el cielo”, sostuvo.

“No soy evangélica, tampoco soy de ninguna iglesia”, dijo y afirmó que se entregó a Dios con once años. Su fe en Dios es lo que ella ofrece para calmar dolencias físicas y de vida de quienes la van a visitar.

Larga espera para un turno

¿Qué buscan los enfermos que van a ver a Petrona Dinamarca? Testimonios de quienes mantuvieron contacto con ella permiten reconstruir que les indica la periodicidad con la que deben hacerlo o bien les recomienda no visitarla más porque sus dolencias no tienen una cura.

Desde antes de las siete de la mañana del viernes se pueden ver filas de hasta cien vehículos en la calle que desemboca en la humilde vivienda de Petrona. Algunos van la noche anterior para poder estar en los primeros puestos. También se observan vehículos utilitarios que transportan varios pacientes especialmente de Zapala y Cutral Co. Los que logran ubicarse más allá de los cien primeros deben solicitar un número para el otro día.


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