Pilatos se lavó las manos en el Limay

PANORAMA POLÍTICO DE NEUQUÉN

La radiografía que mostró a los observadores internos la situación del Movimiento Popular Neuquino, puertas adentro, encendió una luz amarilla. Desde el 7 al 28 de abril, se produjo la segunda crisis de la gestión de Omar Gutiérrez al frente del Ejecutivo provincial con el desafío de cumplir el mandato de Jorge Sapag de la renovación generacional. La primera crisis fue el megaparo de ATEN en 2018 que duró 40 días, aunque en aquella oportunidad, como era un conflicto “institucional”, la radiografía interna del MPN mostraba signos saludables.


Una constante de este segundo quiebre político (el conficto con los autoconvocados de Salud) fue la despersonalización, al unísono con el mismo adjetivo que, por decreto, resolvió Gutiérrez para la publicidad oficial cuando aún estrenaba el despacho de la Casa de Gobierno bajo la torre donde está el reloj alemán.


Aislado en su lugar en el mundo, Jorge Sapag, uno de los dos tejedores de la política neuquina, esperó que el paciente recuperara un poco el aliento y cuando terminaron los 21 días de piquete en Añelo, sacó la radiografía que mostró la luz de alarma. Titilaba a punto de encender la roja.


Habló con su hermana, Alma Chani, y la diputada le puso argumentos en una carta abierta con la que puso al tanto de la situación al presidente Alberto Fernández. “Quiero comentar la actitud de algún legislador nacional del Frente de Todos, como Oscar Parrilli, de los diputados provinciales del Frente de Todos, del parlamentario Ramón Rioseco y de otros partidos opositores al MPN. Palabras más, palabras menos, dijeron: “El culpable de todo lo que pasa en Neuquén con los autoconvocados de salud y los piquetes es el gobernador de la Provincia del Neuquén, que es del MPN”.


Esa actitud la definió como simplista y cómoda, como la de Poncio Pilatos de “lavarse las manos”. Apuntó al soporte de los piquetes y sumó una reflexión: dicen que la inteligencia procura soluciones, mientras que la incompetencia sale a “cazar” culpables.


La inteligencia busca soluciones y la incompetencia busca culpables. La frase de Chani Sapag fue leída en la interna del partido provincial.



Dentro del hormiguero pateado que es el MPN, lo de la corporización de las culpas no fue un mensaje hacia afuera, sino hacia adentro. Ya el reservista de las huestes del partido Guillermo Pereyra había atendido a Rioseco y a la izquierda, aunque no se metió con el otro tejedor de la política neuquina, Parrilli.


El senador mantuvo actividad en el conflicto vinculada a la forma de buscar una salida, a la vez que atendía los dardos que se ciñen de afuera y de adentro al Instituto Patria. Dicen que fue uno de los que convenció a Carlos Quintriqueo para que reactivara al conflicto y abriera el corral para que los elefantes volvieran a la reserva, un ecosistema en el que es más amigable la convivencia.


Así que frente a esto, lo que marcó la carta de Chani fue la cancha de césped sintético en la que juega el partido provincial. La Junta de Gobierno del MPN no se reúne desde 2019, los intendentes sufrieron dolor de panza al sentirse impelidos a firmar una nota en la que cuestionaban a sus vecinos, empleados del hospital. “Con qué cara ahora me voy a cruzar con ellos en la calle”, dicen que le dijeron a uno de los dirigentes del partido que no comparte el liderazgo administrativo de Gutiérrez. Claro que, como comienza la puja por el dinero que también necesitarán las comunas para sueldos, el enojo sólo se transmite, no se muestra mucho.


La despersonalización del conflicto y la corporización de la culpa generaron un hormiguero en el MPN que debe enfrentar el desafío electoral.



Otro síntoma de la radiografía interna es la evaluación positiva de las encuestas a las que sometieron al intendente Mariano Gaido. Su adaptación le permitió no salir herido sino todo lo contrario, fortalecido, frente a una evaluación no tan buena con la que se midió a su jefe político a quien siempre le prodiga alineamiento. Pero, frente a eso se fue de madre Claudio Domínguez que, dicen, sacó a relucir su nombre para servir de señuelo a Pablo Gutiérrez Colantuono quien “por ahora” no habla de su posible nominación.


Gutiérrez ahora enfrenta la gestión institucional y la política en la que no puede lavarse las manos en la despersonalización.


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