Pincheira quiere dar el gran salto en el boxeo regional

El boxeador de El Mallín busca un lugar en el profesionalismo, después de una carrera en el amateurismo. Quiere despedirse de Bariloche el 6 de diciembre, en una pelea contra Franco Ríos.

La primera vez que Santiago Pincheira se subió a un ring tuvo que enfrentar a uno de sus mejores amigos de la infancia. Durante años no supo adonde se había ido ese niño con el que jugaba en las calles del barrio El Mallín de Bariloche. “Nunca más lo había visto y me lo encontré en el pesaje”, recordó.

Dijo que esa noche del debut estaba nervioso. Fue un festival boxístico en el que el César “El Perca” Inalef defendía el título latino. El estadio de Bomberos Voluntarios estaba lleno. Y Santiago había sido designado para la primera pelea amateur de la noche. Tenía 18 años. “La gente empezó a silbar porque se había atrasado y me dijeron que suba al ring. No alcancé ni a calentar”, rememoró.

En el cuadrilátero no hubo amigos. Dijo que ganó por puntos en un fallo unánime. Y desde ese momento quiso estar arriba del cuadrilátero.

Hoy tiene 24 años y en su historial en el boxeo amateur tiene 36 peleas, 5 perdidas, un empate y 30 triunfos. Todas en la categoría mediano, en la que combaten los púgiles de entre 70 y 75 kilos.

Pero Santiago quiere dar el salto al profesionalismo. Dijo que su entrenador, Luis Cornelio, ya le dio el aval. Le queda una pelea más en el amateurismo y el objetivo es iniciar su carrera como profesional el año próximo.

La idea es despedirse el 6 de diciembre con una pelea con Franco Ríos, de Roca. Peleó con él hace dos años y lo venció por knock out en su casa. La revancha será en Bariloche.

Relató que un tío lo llevó siendo un adolescente a observar boxeo. Vio peleas de Jaime Vilpan, de Saúl Huenchul y de Jairo “Maky” Raiman.

La curiosidad lo llevó con 15 años al gimnasio del Boxing Club de la calle Onelli y Brown. “No era mi intención ser boxeador, pero me empezó a gustar”, explicó. Jugaba por esos años al fútbol o al rugby en un club social donde no cobraban. “Iba al gimnasio como para hacer un complemento”, relató.

Empezó a “hacer guantes” con los boxeadores y prendió el entusiasmo. En su familia no hay ningún boxeador.

Los primeros años en el amateurismo fueron bastante tranquilos. Pero este año decidió dedicarse por completo al boxeo.

Santiago logró un campeonato provincial y otro regional en la categoría de 75 kilos. Aunque le ha tocado pelear con alguno que roza los 81 kilos, que es el máximo permitido.

Dijo que fue a un campeonato nacional el invierno pasado donde obtuvo el segundo puesto. Perdió la final por puntos con Gonzalo Maringolo, de Buenos Aires.

Toda esa experiencia acumulada, le da la oportunidad de subir de nivel. “Mi entrenador me dice que estamos para debutar en el profesionalismo”, sostuvo. Se definió como un boxeador más que un “noqueador”. “Me gusta mucho boxear, el movimiento de cintura, de piernas”, refirió.

Dijo que su familia lo apoya mucho en su decisión de pelear de manera profesional. Por eso, resolvió dedicarse tiempo completo.

“Estaba laburando de noche y no podía entrenar así que decidí dejar el trabajo y jugármela”, comentó.

Para reunir unos pesos, Santiago descarga camiones con verduras o helados. “Me pagan 180 pesos la hora”, contó. Es una “changa” que hace dos o tres veces por semana.

Explicó que tener un trabajo formal le impediría entrenar a la mañana, porque sale a correr. Después tiene entrenamiento con el preparador físico y a la tarde concurre al gimnasio.

Su primer sponsor fue una verdulería de un amigo para el que descargaba los camiones. “Siempre se ha re-portado conmigo”, destacó.

Santiago reveló que su familia hace poco comenzó a acompañarlo en las peleas. “No iban antes porque les daba mucho nervio, sobre todo, a mi vieja”, sostuvo. Pero ahora Norma y su padre Ismael lo acompañan y le dan energía desde la tribuna. “Es lindo tener el apoyo de tu familia”, valoró.

“Mi sueño es debutar en el profesionalismo y llegar algún día a pelear por un título argentino”, confió.

Sabe que el camino es difícil, que requiere de sacrificio. “Ahora me estoy cuidando mucho, porque hay que tomarlo con seriedad”, afirmó.

Hace un año que suspendió las salidas nocturnas, el alcohol. Dijo que quiere concentrarse en su carrera.

Todavía no tiene apodo. “Soy Santiago Pincheira nomás”, respondió. Sobre el cuadrilátero respeta a todos los rivales. No tiene ninguna cábala. Solo confía en sus puños y en su boxeo.


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