Pinochet habría sufrido un infarto cerebral

El ex dictador Augusto Pinochet ingresó al Hospital Militar con una fuerte cefalea y alta presión. El diagnóstico preliminar de los médicos señaló que se trató de un “episodio isquémico transitorio”, es decir, una falta de irrigación en el cerebro. El octogenario militar sufrió tres accidentes vasculares cerebrales. La querella pone en duda la veracidad del cuadro.

SANTIAGO – El ex dictador Augusto Pinochet, que gobernó Chile entre 1973 y 1990, sufriría un principio de “infarto cerebral”, lo que forzó su atención en un hospital militar, dijo el viernes un portavoz del Ejército.

La crisis en la salud del ex hombre fuerte de Chile ocurrió unas horas después de que el general Joaquín Lagos, uno de los subalternos acusados por Pinochet de ser responsable de los crímenes, denunciara públicamente la responsabilidad del ex dictador en los hechos.

El ingreso de Pinochet al hospital ocurrió bajo estrictas medidas de seguridad, luego de un recorrido de 130 kilómetros en automóvil desde su residencia de descanso en la localidad de Bucalemu. El ex dictador, de 85 años, fue visitado por el comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta.

“El paciente se encuentra en observación y su permanencia en el hospital dependerá de la evolución del cuadro y del resultado de los exámenes. La evaluación preliminar demuestra una discreta pérdida de fuerzas en su lado izquierdo y la persistencia de un cuadro congestivo con retención hídrica”, agregó un comunicado.

La anterior vez que Pinochet ingresó al hospital militar fue hace dos semanas, cuando fue sometido a exámenes mentales y neurológicos ordenados por el juez Juan Guzmán para determinar si está en condiciones de enfrentar un proceso judicial. Guzmán interrogó el martes a Pinochet por sus vinculaciones con una comitiva militar, llamada “Caravana de la Muerte”, que recorrió el país exterminando opositores a la dictadura en 1973.

En la declaración indagatoria, Pinochet negó que fuese un criminal que hubiese ordenado el fusilamiento de chilenos y dudó de la existencia de personas detenidas y luego hechas desaparecer por las fuerzas a su mando. Guzmán deberá resolver en los próximos días si somete a proceso a Pinochet por estos delitos. Según las pericias médicas está afectado por una “demencia moderada”, producto de accidentes vasculares, que podría eximirlo.

La querella, en tanto, no creen en la repentina enfermedad de Pinochet, que se da justo en momentos en que se espera que en los próximos días Guzmán lo procese. “Me parece que es una enfermedad que se da en el momento preciso y oportuno. Tiene la intención de engañar a la opinión pública y al tribunal”, dijo un abogado Hugo Gutiérrez.

El director de la Fundación Pinochet, general retirado Luis Cortés Villa, aseguró que la hospitalización del ex dictador no es una táctica para presionar al juez. En tanto que la defensa del dictador, al tiempo que rechazó las imputaciones efectuadas por un subalterno (ver aparte) insistió ayer en echar la culpa de los crímenes de la “Caravana e la Muerte” a los jefes militares de zona, que el jueves comenzaron a romper el duro pacto de silencio. (Télam- SNI, EFE, DPA)

Rechazan imputaciones

La defensa de Pinochet rechazó anoche los cargos imputados por un ex subordinado, quien acusó al ex dictador chileno de ordenar la ejecución de 14 personas detenidas tras el golpe.

El juez Juan Guzmán, quien investiga más de 210 querellas en contra de Pinochet, presentó el martes un documento suscrito poco después del golpe por el general del ejército Joaquín Lagos y por Pinochet y que presuntamente establece la responsabilidad del ex dictador en la ejecución de los 14 detenidos. Lagos, quien estuvo al mando de la zona norte del país durante el golpe, dijo el viernes a la televisión chilena que las ejecuciones se llevaron a cabo a sus espaldas por órdenes de Pinochet, quien se valió de un “oficial delegado”.

Lagos dijo que guardó el documento por casi tres décadas, pese a que Pinochet le ordenó que lo destruyera y se autoinculpara por lo sucedido porque todo se “iba a arreglar”. “‘¿Qué va a arreglar?’, le dije, ‘si están todos muertos’. Y ahí le dije: ‘acuérdese que a nosotros tarde o temprano nos van a juzgar, y especialmente a usted que es el comandante en jefe del Ejercito’”, agregó.

A horas de las declaraciones de Lagos, Pinochet tuvo un cuadro de “infarto cerebral. (Reuters)

Muerto el pacto de silencio entre militares, rige el “sálvese quien pueda”

Las revelaciones más recientes de militares chilenos que han derivado en acusaciones, contraacusaciones han oscurecido el panorama judicial para el ex dictador Augusto Pinochet a quien no le valdrá mucho haber declarado el martes pasado ante el juez Juan Guzmán Tapia que él no dio orden de matar a nadie.

Cuando el presidente chileno Ricardo Lagos dijo el 17 de enero pasado que “hubo chilenos que arrojaron al mar a otros chilenos y chilenas”, refiriéndose al reconocimiento del Ejército de que durante el régimen militar (1973-90) había dado ese destino a 151 presos políticos, fue sólo la punta del iceberg en esta carrera de denuncias.

Pinochet quiso ser más hábil que sus propios abogados y en la declaración indagatoria del martes se habría apartado bastante de la recomendación que recibió de ellos. En vez de disculparse ante el magistrado por sentirse débil, habló y, al parecer, habló demasiado.

Responsabilizó indirectamente al general en retiro Joaquín Lagos de que había sido él, como jefe de la Primera División de Ejército, el responsable de investigar lo que había ocurrido con el paso de la “Caravana de la Muerte” en su guarnición de Antofagasta.

La réplica no se hizo esperar y ocurrió la noche del jueves con artillería pesada, cuando el militar Lagos acusó directamente a Pinochet y al general retirado Arellano Stark, este último como comandante de la “Caravana de la Muerte” y delegado de Pinochet, de ser responsables del asesinato con ensañamiento de 14 chilenos que pensaban diferentes .

El estremecedor relato, que fue escuchado por 2 millones de televidentes, dejó sin dormir a muchos militares en retiro, supuestamente implicados en los hechos que se denuncian, que ven que la cuerda se les acorta de día en día.

El militar Lagos contó que le advirtió proféticamente a Pinochet en una entrevista: “Acuérdese, que a nosotros tarde o temprano nos van a juzgar, especialmente a usted que es el comandante en jefe del Ejército”.

“Son hechos repudiables. No podemos negar una cosa como esa”, dijo el comandante en jefe del Ejército, teniente general Ricardo Izurieta, quien a pesar de su lealtad a Pinochet, se vio obligado a reconocer ante el diario “El Mercurio” la gravedad de los 151 arrojados al mar.

El denominado “pacto del silencio” que habrían acordado los actores del régimen militar, parece ya no tener vigencia. Ahora cada uno trata de salvarse como pueda lo que implica también a algunos actores civiles, a quienes posiblemente les tocará el turno una vez que termine el caso Pinochet.

(Walter Krohne, DPA)

Hallan restos donde denunciaron que había desaparecidos

SANTIAGO DE CHILE- Osamentas humanas fueron encontradas ayer en una mina abandonada en la Cuesta Barriga, lugar cercano a Santiago donde los militares revelaron que fueron sepultados seis dirigentes del Partido Comunista desaparecidos desde 1976.

La información fue confirmada por el juez especial Héctor Carreño, al término de una jornada de 9 horas de trabajo en la mina. Los huesos hallados son vértebras y costillas, pero el magistrado sostuvo que aún es prematuro señalar si se trata de una o más personas o si efectivamente corresponden a los restos de los seis comunistas desaparecidos.

“Quiero ser lo más cauto y objetivo que me sea posible. La realidad es que en esa mina de 15 metros bajo tierra, y después 7 metros más abajo, hemos encontrado unos restos óseos humanos”, afirmó.

Precisó que se trata de “unas pocas vértebras, unas costillas y unas pocas falanges. No estoy en situación todavía de poder decir si es o no lo que andamos buscando. Tampoco estoy en situación de decir si corresponde a una o más personas.”.

Los huesos fueron localizados en una mina abandonada situada a unos 800 metros del sector donde se iniciaron las excavaciones para dar con el paradero de las víctimas. (EFE)


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