Piqueteros profesionales

Al aceptar negociar bajo amenaza con los piqueteros de La Matanza, el gobierno confirma que en la Argentina actual la violencia vale más que los votos.

Aunque la representatividad de los «piqueteros», estos activistas de retórica incendiaria e ideas arcaicas que una y otra vez se las han arreglado para cortar rutas en La Matanza, es bastante escasa -de lo contrario, los «movimientos» que encabezan estarían en condiciones de plantear un desafío electoral a los partidos establecidos-, tanto el gobierno nacional como el provincial han optado por tratarlos como interlocutores válidos al ofrecerles concesiones importantes a cambio de algunas semanas de tranquilidad.

De más está decir que los esfuerzos oficiales en este sentido siempre han fracasado por el motivo muy sencillo de que no es del interés de los «piqueteros» declararse conformes con cualquier acuerdo concebible. Puesto que su propia figuración y también los fondos que consigan obtener dependen de su capacidad para desatar conflictos, luego de festejar un triunfo los políticos y sindicalistas que organizan estos operativos volverán a acusar al gobierno de mala fe para entonces exigirle más y entonces más.

Por lo tanto, aun cuando algunas concesiones sirvan para aliviar la situación de un puñado de necesitados, en términos generales suelen resultar contraproducentes. Al aceptar negociar bajo amenaza, lo único que hace el gobierno es confirmar que en la Argentina actual la violencia vale más que cualquier cantidad de votos, razón por la cual siempre es mejor que concentre sus esfuerzos sociales en aquellos distritos en que los habitantes, a pesar de sus muchos problemas, se han rehusado a prestarse a las maniobras de los activistas.

Por supuesto, a los «piqueteros» no les faltan pretextos para sus actividades ilegales. Gracias a una larga tradición de insensatez económica, buena parte del país está sumida en la miseria. Apenas funcionan las instituciones que en principio deberían dedicarse a atenuar los graves problemas sociales, lo que no es sorprendente porque desde el punto de vista de los integrantes de la UCR, el PJ y el Frepaso sólo constituyen «espacios» que les convendría colonizar. Por eso, a juicio de muchos, los que cortan rutas, improvisando asentamientos «populares» en lugares clave, lo hacen porque no les queda otra alternativa que la de provocar desmanes a fin de obligar a los gobernantes a asumir plenamente sus responsabilidades aunque, claro está, lo único que pueden lograr es que las autoridades se resignen a intentar apaciguar a los revoltosos mejor conocidos entregando a los dirigentes los medios que les permitan privilegiar a su propia clientela, expediente que les ahorraría la necesidad de preocuparse por el destino de los millones de pobres pacíficos que por las razones que fueran no quieren o no pueden sumarse a «la lucha».

Como es natural, el éxito de los «piqueteros» de La Matanza, algunos de los cuales se han erigido en personajes notorios, casi en «referentes», ha atraído la atención del gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, un hombre ambicioso que no ha vacilado en procurar aprovechar la situación que le han creado para criticar al gobierno del presidente Fernando de la Rúa por no haber eliminado la pobreza en la Argentina y para conseguir más dinero que, según el jefe del bloque de diputados radicales Horacio Pernastti, pronto despilfarraría en propaganda política.

Sin embargo, aunque es tradicional que los gobernadores en apuros amenacen al presidente de turno con un «estallido social» a menos que les den más fondos, es tal el estado de la economía nacional que a De la Rúa ya no le es posible paliar los problemas de este tipo firmando un nuevo cheque. Mal que bien, tanto el gobierno nacional como los provinciales tendrán que aprender a vivir de sus propios recursos, algo que podrían hacer administrándolos con más eficacia según criterios desvinculados de la lucha incesante por parcelas de poder y paquetes de ayuda económica.

Aunque parecería que por ahora son muy pocos los dispuestos

a probar una opción tan revolucionaria, de agravarse mucho más la crisis de la cual la proliferación de «piqueteros» es sólo un síntoma, no les quedará otra salida a los jefes partidarios que hacer frente a la gran cantidad de problemas que se han acumulado debido a su propensión a privilegiar siempre sus propias prioridades.


Aunque la representatividad de los "piqueteros", estos activistas de retórica incendiaria e ideas arcaicas que una y otra vez se las han arreglado para cortar rutas en La Matanza, es bastante escasa -de lo contrario, los "movimientos" que encabezan estarían en condiciones de plantear un desafío electoral a los partidos establecidos-, tanto el gobierno nacional como el provincial han optado por tratarlos como interlocutores válidos al ofrecerles concesiones importantes a cambio de algunas semanas de tranquilidad.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios