Plantas en casa, el peligro verde de nuestras mascotas

Sus flores son salpicaduras de color, su brillo alegran la vista y además generan un buen ambiente. Las plantas de interior poseen, sin embargo, cualidades menos positivas para los animalitos del hogar.

Si perros, gatos o periquitos mordisquean determinadas hojas, esto puede tener consecuencias indeseadas sobre su salud: desde ojos lagrimeantes hasta diarreas, así como apatía y convulsiones.

Por esa razón, conviene que los dueños de animales se informen a tiempo si sus plantas decorativas pueden enfermar a las mascotas con las que conviven.

Por ejemplo muchas de las plantas de interiores habituales proceden originariamente del Trópico. En su cálida y húmeda tierra natal necesitan sustancias activas venenosas para defenderse de los depredadores naturales, explican expertos.

Dependiendo del temperamento y el carácter de la mascota, el verde decorativo los induce a mordisquear o masticar. Los perros tienden a roer las plantas con menos frecuencia que los gatos.

De todas maneras debe mantenerse la vigilancia sobre los cachorros. Con ellos es como con los niños pequeños: son curiosos, descubren el mundo y acumulan experiencias. Entonces ocurre que algo que no debería llega hasta su boca.

Es bueno contar en casa con hierba para gato cuando se tiene una de estas mascotas. De lo contrario masticarán otras plantas.

En cambio, si un gato mordisquea una planta esto se corresponde con su comportamiento natural. El consumo de hierba los ayuda a purgar bolas de pelo que llegan a su estómago cuando se limpian el pelaje. Por esa razón el dueño debe ofrecerles hierba para gatos.

En caso de que no esté disponible, los gatos masticarán otras plantas. Y dependiendo de cuál sea la elegida, las consecuencias pueden ser serias.

Por ejemplo, el aloe vera es suave y mágico para la piel de las personas, pero si los animales domésticos mastican su inflorescencia pueden tener diarrea. También la amaryllis  afecta el intestino, que puede responder con diarrea, vómitos, apatía y convulsiones.

Las azaleas, en tanto, contienen acetilandromedol y pueden causar problemas cardiovasculares. Su veneno produce efectos similares a los de la embriaguez, con aumento de la salivación, tambaleos, apatía y vómitos. Los casos más graves pueden tener como consecuencia convulsiones, coma y falla cardíaca.

Asimismo las violetas de los Alpes pueden ocasionarles a los animales problemas estomacales. También la cala es tan bella como peligrosa. Su consumo produce dolores de estómago, irritaciones de la cavidad bucal, pérdida del equilibrio, temblores, convulsiones y hasta paro respiratorio. En el peor de los casos, puede provocar la muerte.

Si los dueños de los animales constatan que sus mascotas tragaron algo que no debían, la consigna es mantener la calma y llegar tan rápido como sea posible al consultorio del veterinario.

También al jugar con un perro hay que cuidar qué tipo de tronco se le lanza. El laurel de jardín, por ejemplo, es tóxico.

Para el veterinario será útil tener indicios del desencadenante de los síntomas. Quien se mantenga con la mente fría en esta situación lo mejor que podrá hacer es llevar al veterinario la planta que masticó la mascota.

Como primeros auxilios, los dueños deberán despejar las vías respiratorias de su animal (abrirles la boca, tirar la lengua hacia adelante, remover mocos o vómitos) y volver a reactivar la circulación mediante un masaje cardíaco. Cuando las encías del animal se ven pálidas, casi como el color de la porcelana, puede ser un indicio de un estado de shock.


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