¿Pausa para los 200 dólares del ahorro personal? Por ahora no hay cambios

Comienza septiembre y la expectativa de millones de asalariados en poder adquirir el cupo de 200 dólares mensuales que permite el Estado a través de su home banking. En los primeros 10 días de cada mes se concentra el 80% de las operaciones.

Comienza septiembre y la mayor parte de los asalariados que cobran sus haberes en los primeros días del mes intentarán adquirir hasta 200 dólares a través de su home banking.

Esa es la divisa que el Gobierno le puso paradójicamente como nombre “dólar solidario” y que, para comprarla, se le recarga un 30% el valor del oficial. Pero existen dudas sobre si esta posibilidad seguirá vigente a partir de hoy. Por ahora, nada ha dicho el Banco Central sobre restricciones salvo la suspensión de 15.000 cuentas presuntamente «coleros digitales».


¿Por qué el Gobierno intenta frenar la compra?


El problema reside en el déficit estructural de dólares que existe en la Argentina. Hay por lo menos cinco vías por las que puedan entrar dólares: las exportaciones, el turismo receptivo, la inversión extranjera directa, créditos e inversiones financieras. Sólo la primera está funcionando en el país.

Con las exportaciones a medias y el cepo que aplica el Gobierno a las importaciones, los saldos en el comercio exterior terminarán este año con un superávit en torno a los 18.500 millones de dólares. Un número importante teniendo en cuenta los resultados observados de los últimos años. Pero pareciera que, pese a todos estos dólares que ingresan al país, la ecuación no alcanza porque el Banco Central sigue perdiendo reservas, más de 3.000 millones de dólares en lo que va del año, por la fuerte demanda de divisas que existe hoy dentro de la economía argentina. Una de las fuentes de drenaje está en la compra del “dólar solidario” que para este mes se proyecta cercana a los 1.000 millones de dólares.

Hoy el BCRA tiene reservas netas -de libre disponibilidad- por poco más de 8.000 millones de dólares. Esto equivale a dos meses y medio de importaciones o a ocho meses consecutivos de compras de “dólar solidario”. Un escenario complejo para una Argentina altamente dolarizada y con faltas de expectativas de corto y mediano plazo.


¿Por qué la gente adquiere este dólar?


Existen por lo menos dos respuestas a este interrogante.

La primera es que muchas personas de clase media con algo de capacidad de ahorro buscan ese “dólar solidario” como forma de preservar sus ahorros frente a un peso cada vez más devaluado y con expectativas de que esta depreciación continúe profundizándose en los próximos meses.

La segunda respuesta nos lleva a aquellos asalariados que buscan hacerse de unos pesos adicionales frente a la imposibilidad de poder ahorrar. En este caso una persona compra los 200 dólares permitido por el Gobierno por los cuales paga 20.000 pesos (poco menos de 78 pesos más el 30% de impuesto por unidad). Sale del Banco con los 200 dólares en la mano, camina unas cuadras, e ingresa a una oficina donde los vende y obtiene por ellos 26.000 pesos. Es decir genera una renta, solo con un pase de manos, de 6.000 pesos por mes. En un sueldo de 40.000 pesos significa un aumento sobre su ingreso del 15%. En uno de 30.000 pesos, del 20%. Ahora bien, cuando existen este tipo de rentas extraordinarias siempre hay un ganador y un perdedor. El primero ya lo mencionamos: el comprador y su intermediación. En el segundo término se lo ubica al Estado que cede 6.000 pesos a cada persona que adquiere ese “dólar solidario”.

Es significativo como ha crecido este negocio en el último tiempo. En marzo poco más de 400.000 personas compraban estos 200 dólares. Para el cierre de agosto se proyecta que cerca de 5 millones lo adquieran. Esta relación es lineal con la compra de divisas que pasaron de los 37 millones a los cerca de 1.000 millones respectivamente. Y todo sale de las reservas del BCRA.


¿Qué medidas puede tomar el BCRA?


Las inconsistencias que presenta el mercado cambiario están dadas por falta de expectativas y las intervenciones existentes. Las regulaciones, cada vez mayores, para la adquisición de divisas no pudieron con los problemas del sistema. En esto se incluye al cepo para la compra de divisas que no ayudo a contener la sangría de dólares del BCRA. La transferencia de recursos del Estado al comprador de “dólar solidario” fue solo durante agosto de unos 5.700 millones de pesos. Cifra equivalente a más de medio millón de personas que cobran hoy el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Paradójico, porque el tributo del 30% sobre el dólar va destinado a financiar este subsidio social. Frente a este escenario, el Gobierno debería tomar medidas para corregir esos obscenos desvíos. El mercado así también lo lee. Pero la situación no es tan fácil de resolver. Las expectativas que tenía el Ejecutivo con el acuerdo por la deuda no tuvieron los efectos esperados en el mercado local.

El Gobierno espera ahora que el cambio de bonos con los acreedores frene el nerviosismo que existe en el mercado cambiario.

El oficialismo proyectaba una caída del dólar blue que no se concretó, porque aquí es donde está gran parte del problema que existe con este “dólar solidario”. En la medida que la brecha con el oficial se mantenga en los actuales niveles difícilmente la gente deje de ir a sacar todos los meses esos 200 dólares que le permite el Gobierno. Los que los guardan debajo del colchón porque mantienen su expectativa de devaluación; los que hace una pequeña diferencia con su magro sueldo, porque el sistema le permite seguir logrando esos pesos adicionales. Para que caiga la demanda del “dólar solidario” la brecha entre el oficial y el paralelo se debería ubicar por debajo del 30%. Hoy está por encima del 80%.

Si bien nada está definido y todo está muy conversado en el Gobierno, las alternativas para septiembre que se siguen estudiando son las siguientes:    

-Mantener el actual status quo, lo que sería muy oneroso para el BCRA.  

-Restringir totalmente la compra de 200 dólares. Esta parece poco prudente ya que esa demanda iría al mercado marginal y la divisa paralela pegaría un salto importante que terminaría afectando aún más la actual distorsión de precios relativos.

-Disminuir el techo actual de compra ubicándolo, por ejemplo, por debajo de los 100 dólares o un cupo de 1.200 dólares por año, es decir ajustar el cepo un 50% del nivel en el que se encuentra hoy. Eso permitiría disminuir la sangría de reservas que está sufriendo el BCRA.

-Colocar filtros a la adquisición del “dólar solidario”, como puede ser el caso que ya se hizo en la era k, solicitando permiso ante la AFIP para comprar esas divisas. Cuanto más engorroso el trámite más desalentador para las personas será llegar a tener el billete verde en sus manos.

-Limitar salida. Mantener el cupo de 200 dólares pero que no pueda el comprador hacerse de ese dólar billete por ventanilla -ni transferirlo- por un tiempo prudencial. Se habla de 60, 90 y hasta 360 días. Se evalúa para aquellos que lo dejen más de 60 días otorgar una tasa de interés -entre el 1 y 2% anual- como premio a esa permanencia.  

Datos clave

170.000
son los millones de dólares billete que estima el BCRA que se encuentran en distintas formas de ahorro y atesoramiento en el país.
950%
creció la demanda de divisas (dólar solidario) por parte de la gente entre el período que va desde principios de año hasta fines de agosto.


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