Capturaron al asesino brutal que se había fugado del penal de Zapala: estaba en Neuquén

Matías Jairo Bugallo, fue condenado a perpetua por matar a golpes de pala y martillo hace 17 años en Neuquén. Se había fugado en una salida transitoria en octubre.

El asesino Matías Jairo Bugallo, fue condenado a prisión perpetua por matar a golpes de pala y martillo a un amigo en Neuquén, en 2006. Se encontraba en el penal de Zapala y se había fugado tras una salida transitoria a principios de octubre. Era buscado intensamente y lo capturaron en el barrio Colonia Nueva Esperanza de la capital nequina.

Esta mañana, el criminal Matías Jairo Bugallo fue capturado en el barrio Colonia Nueva Esperanza de Neuquén capital, luego de más de 36 días fugado.

El brutal crimen cometido en abril de 2006, sentenció a Matías Jairo Bugallo y Cristian Humberto Manzini, quienes tenían 21 y 24 años en ese momento, a prisión perpetua. Fue por el asesinato de Eduardo Antonio Iribarra, al que golpearon en la cabeza con una pala y un martillo mientras estaba durmiendo.

El ataque fue tan violento que a la víctima le fracturaron los huesos del cráneo y sufrió pérdida de masa encefálica. El motivo, aparentemente, fue que los imputados vieron a Iribarra conversando con los ocupantes de un patrullero.

Bugallo y Manzini se declararon inocentes.

Los jueces Carlos Sierra y Luis Fernández fundamentaron, cada uno con sus argumentos, la condena a prisión perpetua por “homicidio cometido con alevosía”, ya que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse.

Actualmente, Matías Bugallo tiene 39 años. Foto: Facebook.

Capturaron al asesino que se había fugado: cómo fue el crimen


El asesinato ocurrió en los primeros minutos del 13 de abril del año 2006 en la toma Pacífica, en el barrio Progreso de la capital. La noche anterior, Iribarra, Manzini, Bugallo y otros amigos se juntaron en una casilla donde bebieron alcohol, fumaron marihuana e inhalaron pegamento.

Según el fiscal de ese momento, Alfredo Velasco Copello, hubo un incidente entre Manzini e Iribarra “al que nadie le dio importancia”, dijo en esa oportunidad, pero que tendría un efecto devastador sobre la vida de todos los protagonistas de esa reunión.

Cuando la víctima se fue a su casilla, a unos 100 metros de distancia, Bugallo y Manzini lo siguieron. También los acompañaba Painemil y, presuntamente, un menor de edad.

Una vez dentro de la casilla intentaron despertar a la víctima para ajustar cuentas, pero no reaccionó. Entonces, según el relato de un testigo, Bugallo empezó a golpearlo en la cabeza con una pala y Manzini se sumó al ataque con un martillo.

El ataque fue tan violento que a la víctima le fracturaron los huesos del cráneo y sufrió pérdida de masa encefálica.

“Fue una agresión injustificada, a traición y sobre seguro, con la víctima totalmente indefensa”, afirmó Velasco Copello, y pidió prisión perpetua por “homicidio calificado por alevosía”.

En ese momento el querellante coincidió, y le agregó “ensañamiento”. Remarcó que el testigo era un testigo creíble, que le contó los hechos al otro día a Castro, e incluso Manzini reconoció que había estado en la casilla junto con Bugallo.

Los defensores sin embargo, se concentraron en desacreditar al testigo. Aseguraron que “nada de lo que dice fue corroborado mediante pruebas científicas” y arriesgó: “probablemente el autor del hecho sea el que pretende atribuírselo a otro”.


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