Los tres casos más graves de violencia policial en Cipolletti antes del crimen de Gatica

El asesinato de Jorge Gatica en la comisaría N°45 no fue un hecho aislado. Estos son los principales casos de violencia policia en la historia reciente de Cipolletti.

El crimen de Gatica en la Comisaría 45 de Cipolletti la semana pasada es el más grave en la historia de la fuerza policial local con registros públicos. Pero antaño hubo varios casos de extrema violencia con muertos, torturas y un desmedido abuso de autoridad. Los tres hechos más graves antes del homicidio de Jorge Gatica fueron el crimen de Nicolás Scorolli en 2011, las torturas y abuso sexual contra un hombre en pandemia -2021- y un balazo contra un joven de 15 años que perdió un ojo en 2015.

El lunes 9 de enero Jorge Gatica de 36 años, fue demorado por averiguación de antecedentes, dos horas después fue asesinado dentro de la comisaría N°45 de Cipolletti. Esta semana una policía rompió el pacto de silencio y confesó las torturas que llevaron a la muerte del detenido en la comisaría. Pero éste no es el único caso de violencia policial en la ciudad.


El caso Scorolli


Uno de los casos más recordados sucedió en la navidad de 2011, cuando un policía asesinó a al joven Nicolás Scorolli. El fatal hecho ocurrió durante la madrugada del 25 de diciembre, abajo del puente ferroviario de la Ruta Nacional 151. La víctima fatal iba a bordo de un Renault 12, que había sido presuntamente robado, junto a cuatro amigos.

Luego de esquivar un móvil policial de la unidad cuarta y chocar contra un patrullero de la comisaría N° 32, el vehículo detuvo la marcha y algunos ocupantes intentaron darse a la fuga. Sin embargo, Scorolli pretendía entregarse a la policía y fue en ese momento en el que David Carrasco le disparó en la cabeza y a una corta distancia con su escopeta, provocándole la muerte.

Carrasco fue condenado primero a 14 años de prisión, pero luego le dieron perpetua. El STJ lo condenó por el delito de homicidio agravado por abuso de la función y empleo de arma de fuego. Actualmente transita una causa en el fuero civil.


Tortura y abuso sexual relacionado a la Comisaría 45


El 17 de mayo de 2020, en plena cuarentena, lapso temporal en el que las fuerzas de Cipolletti acumularon varias denuncias por abuso de autoridad, dos jóvenes ingresaron a una iglesia con intenciones de robar. El efectivo Cristian Caumillan, que prestaba funciones en la comisaría N°45, vivía en un departamento contiguo al templo, y logró inmovilizar a los ladrones. Mientras pedía refuerzos, los torturó e incluso a uno de ellos llegó a meterle un objeto en el ano, se supone una tonfa. 

El policía que torturó a un joven en Cipolletti durante el procedimiento policial fue condenado a 9 años de prisión efectiva por torturas y abuso sexual. El fallo fue contundente y reveló que el oficial tiene 34 sanciones dentro de la institución.


Un balazo en un ojo de un adolescente de 15 años


La madrugada del 27 septiembre del 2015, un joven de 15 regresaba de un cumpleaños a su casa cuando recibió un disparo en su ojo en medio de un disturbio. El policía Mario Leiton fue acusado de haber efectuado el disparo. Al otro día de haber sido herido, los médicos le confirmaron que había perdido la visión de un ojo.

El policía que fue condenado a cuatro años y dos meses tras haber sido encontrado culpable de haberle disparado al menor.


Otros casos


El 15 de abril de 2016 alrededor de las 01:30 horas Santiago Sagredo fue detenido por una contravención cuando conducía su vehículo. Durante su detención, la policía no cumplió con las previsiones de las leyes provinciales 4.562, 1.965 y demás normativas que regulan la actividad policial, e ingresaron a Sagredo al calabozo sin disponer su traslado a un centro médico, ni la previa revisión del mismo por parte del médico policial. Dentro de la unidad policial, tampoco le proporcionaron atención médica inmediata, ni mantuvieron la debida custodia.

Según la acusación de la fiscalía, los agentes actuaron de forma negligente, violando el deber de cuidado y de forma antirreglamentaria por no haber observado los deberes a su cargo. La víctima falleció producto de una hemorragia masiva subaracnoidea por no haber recibido asistencia médica inmediata.

Pese a ser condenados a prisión, ninguno de los policías fue a la cárcel porque las penas aplicadas fueron de cumplimiento en suspenso.


El 16 de abril del 2022 a la madrugada, el cabo de la comisaría cuarta, Franco Águila disparó su arma disuasiva a «quemarropa», así sostuvo la fiscalía, contra un joven de 22 años que tuvo que ser internado por su grave estado. El oficial quedó imputado por el delito de lesiones gravísimas agravados por el uso de arma de fuego y por ser funcionario policial. Le dictaron seis meses de preventiva.

En agosto de 2020, en plena pandemia, ocurrió un caso parecido. La misma policía de la unidad cuarta, con el argumento de unas supuestas detonaciones en el barrio Costa Norte, encabezó un procedimiento en el que hirieron de bala al joven Franco Cabrera.

La víctima estuvo muchísimo tiempo internado al borde de la muerte y se salvó de milagro. La policía simuló que se trataba de un enfrentamiento entre delincuentes y explicó que en ese contexto, los «rivales» de Cabrera le habían disparado. Aunque nada de eso ocurrió.

Después se supo que el policía Leandro Pastene, quien fue sometido a juicio por la muerte de Santiago Sagredo en un calabozo de Cipolletti, era uno de los cuatro uniformados implicados en la causa del joven que recibió el balazo en Costa Norte.


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