Análisis: un valiente alegato que registrará la historia

La acusación de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola contra Cristina Kirchner en la Causa Vialidad.

Por su valentía, integridad, consistencia y determinación, los fiscales Diego Luciani, Sergio Mola y todo su equipo, pasarán a la historia por su extraordinario alegato en el mayor juicio por corrupción en muchas décadas.

“Señores jueces, este es el momento. Es corrupción o justicia”, fue la enfática apelación de Luciani al tribunal antes de pedir las penas, al considerar que “el Estado de Derecho fue arrasado por la acción ilegal de los imputados”.

Es comprensible su energía. Es la primera causa de esta magnitud que llega a instancia de debate oral y público; un proceso de tres años que aún no termina, con 114 testigos y un expediente de 3.000 kilos con prueba abundante. Y la certeza de que lo que se ve es apenas la punta de un iceberg.

Añadámosle: una brutal campaña de desprestigio hacia los fiscales para atemorizarlos y sacarlos del medio. También dos organismos de control -Oficina Anticorrupción (OA) y Unidad de Información Financiera (UIF)- que en vez de ser parte activa de las acusaciones como garantes de la transparencia ciudadana, increíblemente solo obedecieron órdenes y no cumplieron con su celo contralor. Y por si fuera poco: una acción intimidatoria hacia la Justicia que induce a intendentes, gremialistas, políticos y militantes a defender y movilizarse por la acusada vicepresidenta, montada bajo la cantinela de “falta de pruebas”, “judicialización de la política” y una “persecución judicial y mediática”, que para colmo retransmite el amanuense presidente de la Nación, desconociendo (él, que se precia de ser hombre de derecho) el artículo 109 de la Constitución Nacional: “En ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas”.

“No hay pruebas”, dice el coro oficialista con el diapasón de Cristina. ¿No hay pruebas? Con una minuciosidad poco vista en juicios, los fiscales desmenuzaron los mecanismos prototípicos de corrupción en la obra pública: cartelización, sobreprecios, redeterminaciones y privilegios de atención y de pago. Mostraron los contratos firmados a favor de Lázaro Báez desde el arbitrio estatal, los aumentos presupuestarios a su medida, las prórrogas, las obras inconclusas, la desactivación de los mecanismos de control, mensajes telefónicos comprometedores…

Lo más grave probablemente en todo este proceso haya sido el desprecio hacia la Justicia y a su independencia, en particular por parte de la imputada que ostentó la mayor función institucional del país. La obsesión de Cristina es -y ha sido siempre- atacar a los jueces y tribunales de todas las instancias que osaren investigarla o proseguir y menos culminar la acción.

Exhibió soberbia desde el inicio del juicio cuando -con insolente osadía- les respondió a los jueces del tribunal que le preguntaban si aceptaría ser interrogada. “¿Responder preguntas? preguntas tienen que contestar ustedes”, para rematar con su sentencia: A mí me absolvió la historia. Y a ustedes seguramente los va a condenar la historia”.

No solo ha desplegado estas actitudes defensivas frente a una olfateada condena; también maniobras dilatorias; por ejemplo, recusaciones a fiscales y jueces con infantiles argumentos, y la última oída ayer para pedir ampliar su declaración indagatoria cuando el período de prueba ya cerró. 

El prestigioso jurista Roberto Gargarella dijo ayer: “Se logró una narrativa articulada y fundada sobre la corrupción. Luego, que la justicia asigne las responsabilidades del caso”.

Si finalmente cuajan las abrumadoras evidencias de estos fiscales valientes, las probables condenas en este caso de monumental corrupción significarán un hito tan significativo como han sido las condenas contra los crímenes de lesa humanidad. Ambos, agravios de la democracia.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Nuestras directrices editoriales

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios