Con un alegato desafiante, Facundo Jones Huala espera la definición de su extradición
Se realizó el juicio ayer en Esquel. El juez Gustavo Villanueva dará a conocer su decisión el 1 de agosto por videoconferencia con las partes. La defensa del líder mapuche planteó la nulidad y cuestionó que no le hayan permitido incorporar pruebas.
Facundo Jones Huala presenció su tercer juicio de extradición con calma. Sonreía por momentos, tomaba anotaciones en un cuaderno, escuchaba con atención, miraba a la gente que llegó para acompañarlo, levantaba el puño en alto. Y cerró este proceso ayer en Esquel con un extenso alegato político, con fuertes críticas a la Justicia, al poder político y económico, y reivindicando la rebelión del pueblo mapuche. Ahora deberá esperar hasta el 1 de agosto, cuando el juez Gustavo Villanueva dé a conocer su sentencia.
Para Jones Huala y su defensa, la sentencia está definida y será a favor de la extradición a Chile del líder mapuche que volvió a reivindicar a la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) y el combate del pueblo mapuche en lucha por su territorio a ambos lados de la cordillera, en Argentina y Chile.
El país trasandino reclama al hombre de 37 años, nacido en Bariloche, para que termine de completar la condena de 6 años de prisión que le impuso un tribunal de Valdivia en diciembre de 2018 -por los delitos de incendio de una vivienda habitada y tenencia ilegal de armas de fuego- y cuyo plazo vence el 26 de junio de 2024.
El fiscal federal que intervino en el juicio, Rafael Vehils Ruiz, consideró que no había motivos para rechazar la extradición y expuso los argumentos de Chile.
Antes, el juez Villanueva había rechazado dos planteos preliminares de la defensa, que pretendía la nulidad del juicio por no haber aceptado la incorporación de prueba y también cuestionaba que Chile no haya expresado el cómputo de la pena con los días de cárcel que Jones Huala cumple en Argentina desde fines de enero.
La audiencia se extendió más en exponer los planteos preliminares, en los dos cuartos intermedios para analizar estos puntos, que en los alegatos del juicio de extradición que concluyó alrededor de las 14 en el casino de Oficiales del Escuadrón 36 de Gendarmería Nacional, en Esquel, colmado de agentes de la fuerza federal, un público de apenas unas 20 personas de comunidades mapuches y organismos de derechos humanos, y prensa acreditada.
Villanueva anunció que el 1 de agosto, por videoconferencia con las partes, informará su sentencia. La fecha coincide con el aniversario de la desaparición de Santiago Maldonado y por eso, el público, que mayoritariamente portaba carteles con la fotografía del joven, reprochó de inmediato vociferando al magistrado contra el día elegido, pero no hubo lugar y de inmediato el juez se retiró dando por concluida la audiencia.
Yo tengo dignidad, yo no me vendo. No me vendo por un pedazo de tierra como muchos se han vendido, ni me vendo por impunidad, por libertad, prefiero la dignidad del combatiente, del revolucionario”.
Facundo Jones Huala.
“Es un conflicto político”, dijo Facundo Jones Huala
“Este es un conflicto político y va más allá de lo jurídico”, dijo Jones Huala cuando al concluir los alegatos de las partes decidió hablar ante el juez. Antes había intervenido en dos ocasiones: una cuando ingresó a la sala, a las 9:50, donde esbozó unas palabras en mapudungun a quienes fueron a acompañarlo en la sala y dijo fuerte y claro: “Que viva la RAM, para todos los que dicen que la RAM no existe, la RAM existe y resiste”, gritó con el puño en alto y de pie.
Luego, una vez iniciado el juicio, Villanueva le pidió sus datos y le ofreció la palabra, y solo dijo: “Que viva la nación mapuche, que viva la RAM” e hizo reserva de exponer más tarde.
Cuando cerraban los alegatos, Jones Huala se sentó frente al juez y expuso durante 42 minutos. Admitió sentir “vergüenza” por la situación en la que fue detenido a fines de enero en El Bolsón, alcoholizado, y esgrimió que estaba “deprimido por problemas personales”.
Habló de un pueblo sometido a la explotación, cuestionó al capitalismo, a los terratenientes, a la justicia y al poder político y económico sin distinción. “No solo hablo de la derecha fascista del gobierno de (Mauricio) Macri, hablo también del kirchnerismo que también tiene negociados con las empresas mineras, petroleras, hidroeléctricas”.
Se cumplen los requisitos de extradición de acuerdo al tratado de colaboración de ambos países. No hay causal de denegación”.
fiscal subrogante Rafael Vehils Ruiz.
Se consideró un “revolucionario” y “antiperonista”, que es parte de un sector que “hace más de 20 años que hemos decidido revelarnos como nación mapuche en ambos lados de la cordillera”. Reivindicó haber combatido con la Coordinadora Arauco Malleco, en Chile, y con la RAM, en Argentina.
Jones Huala enfatizó su discurso en exponer al juez como referente del “estado opresor, de la burguesía, del capitalismo, de los terratenientes, de los corruptos” y al pueblo mapuche como la población de los “pobres explotados” que ahora “somos rebeldes por culpa de ustedes”.
Acusó al juez Villanueva de tener “los dedos manchados con sangre de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado” y prometió “seguir combatiendo hasta hacer justicia por nuestras manos”. En un momento dijo que esperaba tener armas para el combate y pelear “de igual a igual” con las fuerzas de seguridad e ironizó de las veces que transitó por afuera del Penal de Esquel u otros sectores públicos cuando supuestamente era buscado por las fuerzas de seguridad,
“Nunca me van a ver de rodillas frente a ustedes. Si quieren terminar con nuestra lucha tendrán que fusilarnos, si quieren terminar con esta voz rebelde, revolucionaria, con el movimiento mapuche autónomo del Puel Mapu, van a tener que fusilarnos”, arengó y prometió no callar.
La defensa anticipa un largo proceso de apelaciones
Los abogados defensores de Facundo Jones Huala, Eduardo Soares y Gustavo Franquet, reclamaron la nulidad del juicio de extradición, por el rechazo previo del juez Gustavo Villanueva de todas las pruebas pretendidas para este proceso, y plantearon una omisión del Estado de Chile que no informó el cómputo de la pena con los días de cárcel que su defendido cumple desde febrero en Argentina.
Los letrados, ambos integrantes de la Asociación Gremial de Abogados y Abogadas de la República Argentina, anticiparon que irán a Casación para objetar el rechazo del juez Villanueva a estos puntos, pero también dejaron en claro, al concluir el juicio, que si se hace lugar a la extradición acudirán a tribunales superiores.
El caso puede llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, como ocurrió en 2018. El procedimiento indica que una vez definida en esa instancia, es el presidente de la nación de turno quien debe firmar por decreto la eventual extradición a Chile del líder mapuche. Dependerá de los tiempos si le tocará a Alberto Fernández o su sucesor.
“La defensa comparece atada de pies y manos, amordazada”, dijo Soares al cuestionar al juez por rechazar la prueba que pretendían sumar en el juicio para exponer que la detención de Jones Huala y el reclamo de Chile está vinculado a un “conflicto político”. Indicó que proponían testigos como profesores de historia, referentes de derechos humanos del país trasandino, mencionó al embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, además de prueba documental, pero nada se le permitió, algo que consideró inusual.
Cuestionó al juez y al fiscal por argumentar temas ya resueltos aludiendo al proceso de extradición anterior, ocurrido en 2018, cuando el caso llegó hasta la Corte Suprema y le pidió a Villanueva ahora “aplicar la ley”.
Franquet señaló que en Chile hubo “persecución política, religiosa por una cuestión ideológica, de etnias, de raza (…) hubo maltratos crueles e inhumanos” contra Jones Huala y por “o cumplir con las garantías” consideró que Argentina no debía enviar al referente mapuche al país requiriente.
Mucha custodia, rituales y apoyo moderado
Calles cerradas a varias cuadras a la redonda del Escuadrón 36 de Gendarmería Nacional, fuerte presencia de uniformados de la fuerza en el acceso, policías de Chubut, un listado riguroso y poco público. Ese fue el escenario a las 8, antes de que amanezca en Esquel.
El juicio de extradición estaba previsto para las 10, pero dos horas antes el público y la prensa debían presentarse. Mayoritariamente mujeres con sus atuendos mapuches se presentaron a horario y fueron ingresando al casino de Oficiales. Una de ellas era Juana Calfunao, una lonco mapuche de Temuco que llegó para acompañar a Jones Huala, con quien se abrazó en un cuarto intermedio y untó una esencia. También vociferaba reivindicaciones de la lucha del pueblo mapuche.
Entre el público solo había un familiar directo de Jones Huala, un tío. El resto eran referentes de comunidades mapuches y unos pocos de organismos de derechos humanos. Ocuparon 21 sillas de la sala (de las 30 disponibles). No estuvo su madre Isabel, ni sus hermanas y hermanos.
El líder mapuche apareció sonriente, mucho más delgado de las últimas veces que se lo vio, con un poncho de lana y un cintillo en la cabeza (trailonco). El pelo cortado al ras en los costados y muy corto en la parte superior. Debajo llevaba un buzo con la imagen y logo del grupo de heavy metal Malón. Estuvo todo el tiempo rodeado de agentes del Servicio Penitenciario Federal y el Grupo Especial de Intervención que depende también de ese organismo. Alrededor, muchos gendarmes, más que el total del público presente.
En el transcurso de la audiencia Jones Huala pudo saludar a quienes fueron a acompañarlo. Conversó, se rió, se abrazó, no hubo ninguna restricción para estos encuentros en los dos cuartos intermedios dispuestos en el juicio que se extendió por 4 horas, aunque siempre estuvo bajo la mirada atenta de sus custodios.
Jones Huala cuestionó la mesa de diálogo mapuche por el conflicto de Villa Mascardi en su extenso alegato y ratificó sus diferencias con la lof Lafken Winkul Mapu, aunque prometió vengar la muerte de Rafael Nahuel.
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