Elecciones 2025: la dedicada tarea de tener un senador que desvela a Rolando Figueroa

El gobernador de Neuquén inició su gestión sin representantes propios en el Congreso, pero ya diseña alianzas para revertir el escenario en 2025. Aprovechará las elecciones de medio término, más benévolas con los espacios provinciales. El caso de Pereyra, senador rebelde para Sapag.

“No tengo legisladores propios” es la cruz y el amuleto que viene cargando el gobernador Rolando Figueroa desde que asumió su mandato y para describir su incapacidad para torcer decisiones en el Congreso de la Nación mientras se discuten las leyes enviadas por el presidente Javier Milei.

Es cruz porque le implica una enorme dificultad de negociación con el gobierno nacional, pero es también amuleto porque le ha permitido evitar definiciones taxativas sobre la Ley Bases y tomar responsabilidad por el voto afirmativo o negativo de sus diputados y senadores afines.

Figueroa eligió deliberadamente quedarse afuera de la contienda legislativa nacional en 2023 y evitarle a su partido Comunidad el papelón del Movimiento Popular Neuquino, que obtuvo un 7%, menor porcentaje que el voto en blanco.

Las del año pasado fueron elecciones presidenciales y las chances para un espacio provincial de poder saltar por encima de la grieta nacional eran escasísimas. Figueroa lo sabía y no tenía por qué arriesgarse a enfrentar una derrota antes de asumir la victoria propia.

El 2025 es otra historia.

Figueroa inició un temprano despliegue de estrategia para asegurarse un escenario competitivo en las legislativas de medio término, esas en las que Milei buscará un resultado validador que le dé la ansiada mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado. Si ahí hay que polarizar, ahí va a dedicar su armado.
¿El escenario ideal sería obtener dos senadores y dos diputados? “No hay escenario ideal, es ganar por un voto”, aseguró el gobernador cuando Diario RÍO NEGRO le consultó por su expectativa.

Los resultados históricos de las elecciones nacionales intermedias le dan buenos motivos para entusiasmarse. El Movimiento Popular Neuquino, el partido que gobernó la provincia hasta que Figueroa se la ganó el año pasado, siempre logró quedarse con los dos senadores en los comicios que no incluyeron candidaturas a presidente.

La diferencia era que, en ese entonces, no había sino un solo espacio provincial fuerte, el del gobernador de turno, y la división de fuerzas políticas era menor. Este es el obstáculo que debe sortear Figueroa en el 2025 para tener chances de hacer un buen resultado.

Por eso el acercamiento que hizo con un sector del MPN en Chos Malal. “Quienes queremos un MPN protagonista de la defensa del Neuquén, debemos sumar fuerzas, construir alianzas e ir unidos en las próximas contiendas electorales a nivel nacional y comenzar a trabajar para revalidar el gobierno de la provincia cuando sea el momento oportuno”, fue el compromiso que salió del acta fundacional de “La 27”, la agrupación del partido que apoyará la reelección del gobernador.

Es un tema que todavía genera incomodidad en otros sectores del partido porque implicaría una suerte de rendición política que hiere el orgullo militante. Casi todos coinciden con que, sin un frente, el MPN no tiene chances en las legislativas nacionales y tienen dudas también de que las haya en las provinciales del 2027.

Para salvar la humillante figura de partido colectora es que el presidente de la Convención y referente aún del sector Azul, Jorge Sapag, deslizó la eventual figura de “listas espejo” para compartir candidaturas. “El MPN no es furgón de cola de nadie”, sostuvo.

La otra pata que sumó Figueroa la semana pasada fue la del intendente de la capital, Mariano Gaido, a través de un acuerdo político con Primero Neuquén, su flamante sello. “Fue una semana de esas que marcan parte del rumbo”, afirmó.

Desde el entorno del gobernador se indicó que estas dos acciones sean probablemente las últimas que haga este año con miras a lo electoral. Porque la elección nacional del año que viene es una preocupación, pero lo es también empezar a mostrar algo de gestión, reactivar obras y tratar de que la crisis económica golpee lo menos posible a la provincia.

“Fue una semana interesante, de alto voltaje político. Siempre digo que son fotos que van construyendo una película. Es importante nutrir la defensa de Neuquén de todas las miradas que puedan profundizarla porque la provincia necesita ser defendida más que nunca”, aseguró el viernes.

El gobernador dijo que esos acuerdos le dieron la “fortaleza” para ir a realizar las gestiones frente al gobierno nacional. Se reunió con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y con el ministro de Economía, Luis Caputo, para destrabar financiamiento de obras y también el traspaso de las que Nación finalmente no continuará.

“Hemos avanzado en otros temas importantes con el gobierno nacional. Jamás se me condicionó con una ley, primero, porque no tengo legisladores propios. Por eso cuando hablo de defender la neuquinidad es que debemos trabajar para tener legisladores propios el año que viene”, ratificó Figueroa.

Si los acuerdos con un sector del MPN y con el espacio del intendente Gaido le dieron músculo para mostrarse fuerte frente al gobierno de Milei en Buenos Aires, los elogios a la caballerosidad de sus funcionarios y su no condicionamiento hacia la provincia con la Ley Bases terminaron siendo también un guiño. Figueroa destacó esta semana hasta la figura de la canciller Diana Mondino, con quien dijo haber hablado sobre la “excelente” relación que tiene el gobierno nacional con China, pese a los recientes fallidos diplomáticos.

Como dijo un funcionario de Figueroa sobre la disputa por los senadores: “No sea que apoye al que sale primero y al que sale segundo y se quede con los tres”.

Pereyra y Crexell llegaron a senadores por una facción opositora del MPN.

El MPN se quedó con dos senadores en las elecciones intermedias


El Movimiento Popular Neuquino tuvo sus mejores performances en las elecciones nacionales de medio término, es decir, siempre que las listas no llevaron candidato a presidente.

Por ser una fuerza provincial, en su historia prácticamente no adhirió a ningún proyecto político nacional, excepto en 2011 cuando pegó su boleta a la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner que competía por su reelección.

Si se hace un repaso histórico de las elecciones a senadores desde 2001 hasta 2019, el MPN, partido del gobierno provincial, ganó dos senadores en 2001 y en 2013, mientras que en 2007 y 2019 se impuso el peronismo vía Frente para la Victoria o Frente de Todos, acompañando los triunfos a nivel presidencial. ¿Podrá repetir resultados la alianza política que impulse Rolando Figueroa en estas intermedias?

En 2001 fueron las primeras elecciones directas de la Cámara de Senadores desde 1973. Por el partido provincial ganaron bancas Luis «Chito» Jalil y Encarnación Lozano, en tanto por el PJ ingresó Gabriel «Tom» Romero.

En 2013, el MPN se quedó también con dos bancas que ocuparon Guillermo Pereyra y Lucila Crexell, mientras que el Frente para la Victoria se quedó con una de Marcelo Fuentes. En este caso, el resultado no implicó del todo una ventaja para el gobierno de Jorge Sapag, quien estaba enfrentado con el sector del líder petrolero. De hecho, Pereyra votó en contra de la Ley de Hidrocarburos que había negociado la provincia con el gobierno de Fernández de Kirchner.

El senador había dicho que los gobernadores de la Patagonia habían estado «muy presionados» por la renegociación de las deudas con el Estado Nacional. Crexell, en cambio, se abstuvo en la votación.

Felipe y Elías Sapag. El histórico senador jugó un rol de embajador de la provincia por más de una década.

El “no” de Elías Sapag que hizo caer la Ley Mucci de Alfonsín


El poder de presión y negociación que puede tener un senador en la relación con el gobierno nacional tiene en el debate de la llamada Ley Mucci su ejemplo más acabado.

Fue en la noche del 15 de marzo de 1984, cuando el gobierno de Raúl Alfonsín perdió por dos votos (24 a 22) el proyecto de reforma al sistema de elección gremial que había impulsado su ministro de Trabajo, el radical Antonio Mucci. El presidente, quien llevaba apenas tres meses de gobierno y había hecho de la reforma laboral una de sus promesas de campaña, sufrió un duro golpe cuando el Senado rechazó el proyecto, con el voto negativo del neuquino Elías Sapag.

El PJ tenía mayoría en la Cámara Alta, pero el radicalismo equilibraba cuando podía sumar los votos provinciales.

Por eso fue determinante el voto del histórico senador del MPN, quien terminó inclinando la balanza a favor del sindicalismo. “En todo momento dijimos que nuestra línea era conseguir un despacho unánime o rechazar el proyecto y cumplimos”, dijo a Río Negro el día después.


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