Emoción en el traslado del avión de la guerra de Malvinas por las calles de Bariloche

El estilizado perfil del avión Mirage MIII EA que sirvió en la Fuerza Aérea Argentina y durante la guerra de Malvinas atrajo todas las miradas durante la mañana de este miércoles en su recorrido de 13 kilómetros desde el aeroclub Bariloche hasta la costanera céntrica, donde tendrá su emplazamiento definitivo.

La aeronave fue cedida por la Fuerza Aérea para completar el Memorial de Malvinas construido a metros del Centro Cívico, por iniciativa de los veteranos de guerra y con apoyo económico provincial. El operativo demandó una cuidadosa planificación, para trasladar el Mirage por la ruta 40 y las avenidas Luis Piedrabuena y 12 de Octubre, hasta su sitio de emplazamiento, sobre la costa del lago Nahuel Huapi.

Numerosos transeúntes se mostraron impactados por la figura del avión caza supersónico, de fabricación francesa. Muchos aprovecharon para sacarse fotos y los chicos de la escuela 266, ya en la zona céntrica, salieron con sus maestras a la vereda para saludar a la caravana. También hubo turistas, algunos de Brasil, siguieron con asombro el lento desplazamiento, que debía poner especial cuidado en el ancho de las alas y en evitar obstáculos como árboles y carteles.

La aeronave ya tiene lista su base de hormigón sobre la playa lacustre, donde en las jornadas de verano se concentran cientos de bañistas. A unos metros de allí se levanta el “Memorial Multiespacio Malvinas”, que comprende un museo y un salón cultural y que será inaugurado el próximo 6 de septiembre.

El director de Veteranos de Malvinas de Río Negro, Rubén Pablós, dijo que el Memorial es único en el país y su sentido no será el de una reivindicación bélica sino que tendrá principalmente una finalidad educativa, vinculada con la historia de Malvinas y con la soberanía sobre todo el territorio nacional, incluidos “los espacios marítimos e insulares” y la Antártida.

Pablós dijo que el montaje definitivo sobre la “torre” de soporte se realizará entre el viernes y el domingo. El avión que desde ahora quedará expuesto en Bariloche participó en 16 misiones de guerra y en cuatro de ellas fue tripulado por el piloto barilochense Jorge Huck.

Su incorporación al museo y memorial, según señalaron sus impulsores, es un homenaje a Huck y “al heroísmo de todos los pilotos” que participaron de la contienda bélica.

La pieza que faltaba

Otro de los veteranos, Pablo Delfino, dijo que el traslado y la incorporación del avión “cierra un ciclo” y tiene también “un alto valor simbólico”. Dijo que la experiencia de sacarlo a la ruta y transportarlo hasta Bariloche “tuvo momentos muy emotivos”.

El edificio del Memorial fue construido sobre la avenida Juan Manuel de Rosa, a la altura de Panozzi, unos metros al oeste del puerto San Carlos. Tanto su ornamentación -que se asemeja a la proa de un barco-, como el avión y otros materiales que serán exhibidos tienen el propósito de “honrar a quienes dieron su vida por la patria”, resaltaron los responsables.

Además de los recintos para el museo, una sala para muestras y charlas, un depósito y oficinas, el complejo incluye una plaza abierta, con una fuente de agua y dos pilares con los nombres de los 649 argentinos que perdieron la vida en la guerra.

Pablós destacó el valor del Mirage porque no se trata de una recreación alusiva o ilustrativa, sino “un avión que participó en acciones efectivas de combate”. Aprovechó para invitar a la inauguración del Memorial, que será un sábado por la tarde y a la que idearon como una “fiesta popular”.

El caza tenía aptitud para disparar misiles aire/aire, mide unos 15 metros de largo por 8 de ancho y está pintado con colores verdes de camuflaje y detalles amarillos en las alas y en la cola. Sobre un lateral del fuselaje tiene una silueta de las islas Malvinas y una advertencia de “asiento eyectable”.

De acuerdo a la información brindada por el municipio, el Mirage fue reconstruido en los talleres militares de Río Cuarto. El traslado comenzó a la mañana temprano en el aeroclub, ubicado sobre el ingreso este de la ciudad, a unos 13 kilómetros del Centro Cívico, y demoró más de cuatro horas.

La coordinación estuvo a cargo de la secretaría de Protección Ciudadana del municipio junto a la subsecretaría de Tránsito y la policía provincial. También participaron la CEB y Vialidad Nacional.