Investigan si un preso de Senillosa usó el nombre del juez Rosatti, de la Corte Suprema, para intentar una extorsión
El hecho, que aún está bajo análisis, fue incorporado a una causa por amenazas contra el presidente de la Corte que tramita en Comodoro Py.
La justicia federal investiga una causa sensible: amenazas contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, y el uso de su nombre en un intento de extorsión de contornos aún difusos pero con un inesperado vínculo con Neuquén. Ambos legajos, que se abrieron desconectados entre sí, recalaron en el mismo despacho y ahora los manejan el juez Ariel Lijo y el fiscal Franco Picardi.
Las pintadas con amenazas aparecieron en distintas partes del país, pero las que más preocuparon fueron las de Santa Fe. El juez Rosatti fue intendente de esa ciudad entre 1995 y 1999, y tiene su residencia cerca del lugar donde dejaron la intimidación horas después de que la Corte Suprema confirmara la condena contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Una persona fue detenida y acusada por ese hecho.
El periodista Pablo Ibáñez informó que según la Policía Federal, el imputado «tenía 8 teléfonos, volantes contra la ‘proscripción’ de CFK, una remera con consignas políticas, imágenes de Perón y Evita», y se le aplicó el artículo 211 del Código Penal que castiga, con una pena de 2 a 6 años de prisión, a quien infundiese temor público o suscite tumultos y desórdenes en la vía pública.
Ibáñez agregó que los integrantes de la Junta de Presidentes de las Cámaras Nacionales y Federales, entre otras organizaciones similares, expresaron su “más enérgico repudio y extrema preocupación frente a las amenazas” contra Rosatti».
La pista que lleva a Neuquén
En su columna en Cenital, Ibáñez sumó un dato que vinculó la causa con Neuquén: «La reacción del entorno de Rosatti pareció desmesurada. ¿Todo por una pintada? ¿O hubo algo más, muy denso, que no trascendió? En la Corte hablaron de una saga de episodios que los obligan a estar alerta. Citaron llamados “a nombre Rosatti” desde dos cárceles, una en Jujuy y otra en Neuquén, y la intrusión de su teléfono celular que, en general, el cortesano tiene casi todo el tiempo apagado y cuyo número –aseguran–es casi secreto. Sobre el detenido en Santa Fe, el planteo es a que tenía ocho teléfonos, un dato sugerente».

A partir de ese dato, diario RÍO NEGRO comenzó a rastrear si existía alguna investigación abierta en Neuquén por llamadas desde la cárcel federal de Senillosa utilizando el nombre del presidente de la Corte Suprema.
Así, pudo averiguar que por el juzgado federal penal 2 de Gustavo Villanueva no pasó ningún legajo de esas características, pero sí se está investigando en el juzgado federal 12, de Ariel Lijo, y la fiscalía de Franco Picardi.
La maniobra investigada
De acuerdo con la información obtenida por este diario, la maniobra que se investiga es bastante burda e insólita.
Al parecer, alguien llamó por teléfono desde la cárcel de Senillosa a una comisaría u otra dependencia policial, se hizo pasar por el presidente de la Corte y logró engañar a quien lo atendió.
Siempre de acuerdo con la versión que fuentes federales relataron a este diario, le sacó información que luego utilizaron en un intento de extorsión, en lo que sería una remozada versión del cuento del tío, con una variante insólita: la participación —involuntaria y sin que siquiera se enterara— del juez supremo.
Llamados similares se habrían producido desde una cárcel de Jujuy.
Una sola investigación
Lijo reunió en un solo legajo la investigación de las pintadas y los intentos de estafa o extorsión. La reserva con que se maneja la causa impide, por ahora, conocer más detalles.
Apenas trascendió que el juez pedirá asistencia a la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco), el organismo del Poder Judicial encargado de interceptar y analizar comunicaciones.
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