La historia detrás del avión que venden como chatarra en Neuquén

Formó parte de la flota de Transportes Aéreos de Neuquén (TAN), que fue privatizada en 1995 a pesar de que prestaba un servicio clave en el norte de la Patagonia.

Ese fuselaje oxidado sin alas que se ofrece como chatarra en Neuquén fue alguna vez un avión de una línea aérea que tuvo servicios constantes entre las ciudades del norte de la Patagonia y hacia Buenos Aires y el sur de Chile. En alguno de los Turbo Commander como este podía viajar media docena de pasajeros, que pagaban tickets bastante más caros que los terrestres a cambio de un ahorro notable de tiempo. Eran además los aviones en los que se movían los gobernadores y sus comitivas.

No era este despojo que se ve en la foto el avión que en las décadas del 80 y 90 formaban parte de una flota modesta pero suficientemente surtida como para cruzar la cordillera de los Andes y unir Neuquén con Temuco en menos de dos horas. Claro que no se usaba este pequeño aparato sino la estrella de la empresa, un Saab 340 de poco más de 30 plazas.

Transportes Aéreos de Neuquén (TAN) era la empresa estatal de aviación de la provincia. Córdoba, Mendoza, Comodoro Rivadavia, Rincón de los Sauces y hasta San Juan fueron algunos de los destinos en tiempos de cierto esplendor. Se podía ir de Neuquén a Bariloche en poco más de una hora.

Felipe Sapag, Pedro Salvatori y Jorge Sobisch usaban la flota para sus movimientos dentro y fuera de la provincia, incluso hacia destinos que no eran los comercialmente habituales, como Chos Malal.

Hacia el final del primer gobierno de Sobisch, en 1995, se tomó la decisión de privatizar TAN, que valía por sus aviones pero más por las rutas aéreas que tenía asignadas. Se la quedó Viação Aérea São Paulo (VASP), una firma brasileña con sede en San Paulo que dejó de operar en 2005 y fue a la quiebra dos años más tarde.

Hace 22 años, durante el segundo gobierno de Sobisch, la empresa aérea no funcionaba como se suponía que lo hiciera. En entonces gobernador viajó a San Pablo para verse con el presidente de VASP, Wagner Canhedo, que aseguró que iba a invertir en la firma y que incluso tenía previsto reactivar servicios al interior de la provincia. La semana siguiente, no obstante, los paulistas se desprendían de TAN en una venta extraña al empresario paraguayo Ricardo Salvador Sturno. El resto queda resumido es esa chatarra que apareció en el Parque Industrial de la capital neuquina.


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