La «pandemia» inflacionaria golpea al hospital de Bariloche

Hay problemas con los insumos por los aumentos de precios y las importaciones. También hay menos personal de salud.

Luego de la pandemia por Covid, la endemia inflacionaria golpea al hospital Ramón Carrillo de Bariloche.

El médico Víctor Parodi, a cargo del hospital Ramón Carrillo, aseguró que la inflación impacta no solo en los sueldos de los trabajadores sino en el funcionamiento del establecimiento y en la compra de insumos.

“El porcentaje del incremento en estos tres años ha sido importante y eso repercute en la adquisición de muchos elementos para la atención diaria y de áreas técnicas considerando las limitaciones en las importaciones. El repuesto para un tomógrafo hay que pedirlo a China y lleva su tiempo”, recalcó Parodi y agregó: “Desde un papel higiénico hasta una prótesis. Todo impacta. El proceso socioeconómico repercute en todas las áreas”.

Puso como ejemplo a los productos descartables que, en 12 meses, aumentaron un 120%.

En el peor momento de la pandemia, el hospital de Bariloche tenía 1066 agentes. Hoy, son 1013. La razón es que, tres años después, se sucedieron numerosas jubilaciones y renuncias -especialmente de profesionales jóvenes-. Las designaciones no acompañaron.

“Vemos un fuerte impacto en las decisiones de seguir trabajando en salud en una ciudad turística con niveles de alquileres por encima de las posibilidades. La gente considera que no cobran lo suficiente o decide abocarse a otro tipo de medicina que no pueden hacer en Salud Pública -como Ayurbeda-. Buscan otros horizontes profesionales. Tenemos un centro de salud donde en un mes, se jubilan dos médicos. Tendremos que ver cómo reacomodamos”, advirtió Parodi.

A los dos meses del inicio de la pandemia, el hospital incorporó a unos 50 agentes. “Hubo una cuestión de excepciones, de contratos express, en los que se permitían los ingresos necesarios sin tener que cumplir el proceso administrativo”, manifestó Parodi.

En el último tiempo, muchos trabajadores renunciaron. “El sistema público garantiza un sueldo y estabilidad. Pero hay gente que no quiere hacer más guardias o se va porque no puede sostener el nivel vida”, dijo.

Los trabajadores hospitalarios nucleados en Asspur retomaron la semana pasada sus reclamos por mejores salarios y volverán a parar en los próximos días.

Más equipamiento


A pesar de la situación crítica, no todo es negativo. La pandemia aceleró el proceso de equipamiento. El hospital de Bariloche ya contaba con un Laboratorio de Biología Molecular y abordaba casos de hantavirus tras el brote de Epuyen. “Lo que se hizo fue refuncionalizar. Con ese laboratorio se pueden hacer muchas prestaciones con diagnósticos. Hoy en Bariloche podemos hacer estudios para detectar hantavirus, Covid y una batería de estudios virales”, aclaró Parodi.

Recordó también que la Unidad de Terapia Intensiva se amplió de 7 a 9 camas.

Parodi reconoció que, en el último tiempo, la demanda aumenta. Es notable la cantidad de personas que, pese a tener prepagas, se atienden en el hospital en busca de determinadas especialidades. “Mucha gente decide mantener la prepaga, pero se vuelca al sector público. Quizás otorgás 500 turnos en 5 horas. Esperamos poder inaugurar el hospital nuevo a fin de año”, afirmó.


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