Puente Centenario – Cinco Saltos cumple 30 años y está en estado de abandono
Tiene un deterioro de relevancia. No posee iluminación nocturna, la baranda de contención peatonal está floja y los baches descubrieron peligrosos hierros.
Una placa de metal, ubicada en el extremo rionegrino del puente que une Cinco Saltos con Neuquén a través de la calle de interconexión provincial Jaime De Nevares, exhibe la siguiente inscripción:
«Puente Centenario – Cinco Saltos. Un testimonio del esfuerzo y la voluntad de ambas comunidades de construir juntas su futuro. 6 de junio de 1995.»
Dicho cruce no pertenece a una ruta nacional, provincial ni a una calle comunal, por lo que no cuenta con mantenimiento específico por parte de los distintos niveles gubernamentales. En tres meses se cumplirán 30 años desde su inauguración, y su estado actual evidencia un alto grado de abandono que representa un peligro latente.
Deterioro estructural y primeros trabajos de recuperación
Los municipios de Centenario y Cinco Saltos destinaron recursos para retirar las acumulaciones de tierra que cubrían los guardarraíl, los cuales delimitan las dos sendas peatonales laterales. Además, anunciaron gestiones para su reparación.
En sus inicios, el puente recibió mantenimiento por parte de Caminos del Comahue, empresa que administraba el peaje en la Ruta Provincial 7. Sin embargo, en 2010, la presión social llevó a la eliminación de este sistema de financiamiento. Cuatro años más tarde, Vialidad Provincial realizó una inversión de carácter limitado, sin lograr frenar el deterioro.

Actualmente, el pavimento presenta 18 baches con profundidades que oscilan entre 2 y 10 centímetros. Para evitarlos, los conductores invaden el carril contrario, exponiéndose a posibles colisiones frontales.
Las tres uniones de placas de cemento y hierro de la estructura, que alcanza aproximadamente 300 metros de longitud, muestran un grave deterioro. Dos de ellas presentan aberturas de 12 centímetros, donde alguna vez hubo una cobertura de caucho atornillada al cemento para amortiguar los impactos.
Hoy, el material está degradado, y los hierros expuestos representan un peligro significativo. En uno de los baches centrales, cinco curvas de hierro emergen de la superficie, mientras el paso constante de vehículos desgasta la medialuna metálica.
Peligros para peatones y ciclistas
«Ahora no es nada. Los que usamos la bicicleta, de última caminamos y la llevamos en la mano. El problema es de noche, cuando está todo oscuro. Si circulamos por la calzada, corremos el riesgo de ser atropellados«, comentó un ciclista habitual del cruce.
Las zonas destinadas a peatones y ciclistas parecen representar un riesgo constante. Los espacios laterales, de poco más de un metro de ancho, presentan 20 losetas rotas y 15 más que han sido retiradas. Estas baldosas cubrían antiguamente canalizaciones de cables eléctricos, de internet y otros servicios, protegidos por mangueras de PVC.
Actualmente, los cables fueron robados, y los de fibra óptica aparecen cortados con los filamentos expuestos. Los huecos están llenos de basura.

Las barandas celestes, de 1,20 metros de altura, se encuentran en estado precario. La sujeción metálica que las fijaba a la base de hormigón está oxidada, por lo que apoyarse en ellas implica riesgo de caída al río Neuquén.
En las orillas del río, debajo del puente, el crecimiento descontrolado de olivillos y sauces obstaculiza la visibilidad. Se advirtió que, cuando el caudal del Neuquén aumenta, estos sectores suelen inundarse, lo que provoca la caída de algunos árboles.
La estructura peatonal del puente, diseñada para la circulación de bicicletas y peatones, representa uno de los puntos más peligrosos. Un ciclista mencionó que, durante el día, puede utilizarse la calzada destinada a los vehículos, pero de noche resulta inviable debido a la falta de iluminación.
Falta de alumbrado y seguridad
El puente cuenta con 11 columnas de alumbrado público, pero todas presentan un avanzado estado de deterioro. Los cables fueron extraídos y, en tres casos, las luminarias perdieron sus cubiertas de vidrio. Otras tres las conservan, mientras que el resto de las estructuras están vacías. Como resultado, el puente queda completamente a oscuras durante la noche.

«Es una boca de lobo», expresó el ciclista. Además, indicó que, durante las primeras horas de la mañana y al atardecer, la baja visibilidad genera situaciones de riesgo, ya que resulta difícil distinguir si un vehículo se acerca de frente.
Los destacamentos policiales
El intendente de Centenario, Esteban Cimolai, hizo referencia a la limpieza «de destacamento a destacamento», en alusión a las construcciones ubicadas en ambos extremos del puente que albergan a las fuerzas de seguridad de Río Negro y Neuquén.
Sin embargo, en determinados horarios, estos destacamentos permanecen cerrados y sin personal. Además, la comunicación con ellos se dificulta por la falta de cables telefónicos, lo que obliga a depender de teléfonos celulares.

El miércoles pasado, los municipios de Centenario y Cinco Saltos realizaron tareas nocturnas de limpieza y mantenimiento en el puente carretero que une ambas ciudades.
Desde la administración de Cimolai se informó que las labores incluyeron el despeje y mantenimiento de las banquinas entre el destacamento policial, División Tránsito Villa Obrera, y el inicio del cruce interprovincial.
También se completó la limpieza del 25 % de la extensión del puente. Se prevé que los trabajos continúen en las próximas semanas e incluyan mejoras en iluminación, bacheo, arreglos en la vereda peatonal y lavado de los guardarraíl.
Ante el reclamo de los vecinos, los intendentes de Centenario y Cinco Saltos, Enrique Rossi y Esteban Cimolai, acordaron en enero no solo iniciar la limpieza nocturna para evitar inconvenientes a los automovilistas, sino también avanzar con mejoras en iluminación, pavimento y seguridad peatonal.
Accesos deteriorados y urbanización irregular
El acceso al puente también presenta problemas estructurales. El desnivel entre las banquinas y la placa de pavimento rígido es evidente, lo que impide a los vehículos subir o bajar sin quedar atrapados.
En el ingreso desde Neuquén, la urbanización irregular de los costados de la calzada genera complicaciones.
En el sector sur, un barrio asentado en las inmediaciones se inunda cada vez que crece el río, debido al aumento de las napas freáticas. Además, en la entrada neuquina, se observan restos de neumáticos quemados, señal de reiteradas protestas vecinales.
Historia e impacto del puente
Al cumplirse 15 años de su construcción, ambas comunidades realizaron un acto político, social y artístico en reconocimiento a la importancia de la obra.
Hasta mediados de los años 90, el único cruce entre Cinco Saltos y Centenario era el puente del Dique Ballester, diseñado originalmente como dique y no como paso vehicular. Se trata de una vía de una sola mano que requiere esperar para cruzar de una provincia a otra.
El entonces gobernador Jorge Sobisch impulsó la construcción del puente interprovincial para mejorar la conexión entre Neuquén y Río Negro.
Su inauguración contó con la presencia del expresidente Carlos Menem y del intendente de Cinco Saltos, Carlos Pedro Becher.
Según registros históricos, desde la fundación de ambas localidades existió el anhelo de contar con un puente que las uniera. Centenario y Cinco Saltos siempre han mantenido vínculos estrechos, dado que fueron pobladas por trabajadores del Dique Ballester y sus economías se desarrollaron de manera complementaria.
Durante décadas, la fruticultura, la industria juguera y el petróleo convirtieron a ambas ciudades en un corredor productivo clave. Sin embargo, el deterioro de esta actividad económica parece reflejarse también en la falta de mantenimiento de esta infraestructura esencial.
Una placa de metal, ubicada en el extremo rionegrino del puente que une Cinco Saltos con Neuquén a través de la calle de interconexión provincial Jaime De Nevares, exhibe la siguiente inscripción:
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